Carta – Crecimiento de las ciudades

(El Mercurio, 10/10/2008)

Señor Director:

Al reflexionar sobre la extensión o densificación de las ciudades es necesario entender que la planificación urbana no puede hacerse si no se tiene en cuenta la planificación regional y territorial del país al que pertenecen. En relación con este tema, los casos correspondientes a diferentes países no son totalmente comparables entre sí, ya que cada país tiene una realidad geográfica y socioeconómica distinta. Por esta razón, la planificación urbana y regional de cada país debiera ser realizada de acuerdo con un modelo formulado para su propio caso.

Hace algunos años se publicó en este diario un dato que es relevante: Chile es el país que tiene menos hectáreas cultivables por habitante después de El Salvador en Latinoamérica. Esto quiere decir que vivimos en un país montañoso donde el suelo agrícola es un bien escaso en relación a otros países. Por otro lado, la agroindustria y la explotación de recursos naturales son importantes para la economía del país, ya que aseguran nuestra propia subsistencia y desarrollo económico. Estos y otros factores son los que hacen necesario y urgente tener una política seria acerca del crecimiento de las ciudades y de los límites urbanos de éstas con respecto a las zonas rurales que las rodean.

Si todas las ciudades del país, grandes, medianas y pequeñas, siguen creciendo en la forma como lo están haciendo, amparadas por distintos tipos de legislaciones, como son: las Zonas de Desarrollo Urbano Condicionado y la Ley de Parcelación Agrícola de 5.000 m{+2}, veremos cómo nuestros recursos agrícolas y naturales, que requieren de una urgente planificación y protección, van a ir desapareciendo en forma irrecuperable. La planificación territorial regional es tan importante como la planificación urbana y no puede ser analizada de manera separada como se hace actualmente. Esto, debido a que la urbanización interrumpe, daña y contamina el territorio agrícola cuando no se toman las precauciones necesarias para evitarlo.

Sobrevolando Toronto, pude apreciar cómo allí al parecer el límite de la ciudad con el campo es nítido y las zonas rurales aparecen como jardines muy bien cuidados, bordeando la ciudad y armonizando con ella.

Además, en la planificación regional, cada región debería ser pensada en sí misma como una unidad territorial, debiendo establecerse después la relación entre los diferentes roles que ellas cumplen para lograr una planificación integral del país. Esta debe ser realizada con la participación interdisciplinaria de todos los sectores involucrados.

JOSÉ MIGUEL OSSANDÓN C.
Arquitecto