Opinión – La densidad y el tamaño de Santiago

1652174787_z.jpg(El Mercurio, 03/10/2008)

ALEXANDER GALETOVIC
Profesor en la Universidad de los Andes e investigador del CEP

En su Ensayo sobre Chile, escrito en 1859, Vicente Pérez Rosales se quejaba del tamaño de Santiago:

“Desgraciadamente, el recinto que ocupa es mucho más grande que lo que debía ser relativamente a su población, la que llega apenas a 100 mil almas, comprendiendo en éstas los arrabales lejanos […]”.

Parece que desde entonces la preocupación por el tamaño excesivo de Santiago y su densidad insuficiente no nos abandona. Por ejemplo, don Cristián Boza, criticando a Marcial Echenique, afirma en una carta reciente a este diario que si la densidad de Santiago descendiera desde los 90 habitantes por hectárea actuales hasta los 60 habitantes por hectárea que proyecta Echenique, entonces París urbano, que hoy cabría cinco veces en Santiago, llegaría a caber ocho veces; y si Barcelona cabe hoy seis veces, llegaría a caber nueve veces.

Pero Santiago no cabe cinco veces en París o seis veces en Barcelona; todo lo contrario. Si se la compara con las grandes ciudades del mundo, es más bien pequeña. En efecto, las 70.183 ha cubiertas por el Gran Santiago y la provincia de Chacabuco en 2002 están muy lejos de la superficie de megaciudades tales como Nueva York (768.310 ha), Los Ángeles (509.130 ha) o Tokio (448.000 ha), y aun de ciudades apreciablemente más grandes, como París (231.085 ha), Boston (230.820 ha), Sao Paulo (203.800 ha), Melbourne (202.698 ha), Londres (157.829 ha) y varias otras. En realidad, por superficie Santiago se parece a ciudades menos espectaculares, tales como Adelaida (87.047 ha), Vancouver (74.115 ha), Copenhague (59.928 ha) o Madrid (59.700 ha). (Salvo el dato de Santiago, el resto proviene del libro de Kenworthy y Laube, por lejos el estudio más serio existente sobre el tamaño de distintas áreas metropolitanas -Kenworthy, J. R. e I. B. Laube, An International Sourcebook of Automobile Dependence in Cities. 1960-1990. Boulder: University of Colorado Press, 1999.)

También se suele afirmar que la densidad de Santiago es muy baja. Por ejemplo, don Cristián Boza afirma que París urbano tiene 600 hab/ha, y le preocupa que Santiago llegue a tener apenas 60. Esta densidad es menor que la que se desprende del último censo (85,1 habitantes por hectárea en promedio), pero no es baja, al menos comparativamente. No es muy distinta a la de Singapur (86,8) Bruselas (74,9) o Tokio (71), y está por encima de la densidad de Nueva York (19,2), París (46,1) o Londres (42,3). Más aún. Kenworthy y Laube reportan que la densidad promedio de 13 ciudades estadounidenses es 14,2, la de siete canadienses es 28,5 y la de 11 europeas es 49,9. En realidad, es necesario ir a ciudades de países asiáticos en vías de desarrollo para encontrar densidades apreciablemente mayores, las que sobrepasan los 150 habitantes por hectárea, fijada en algún momento como objetivo para nuestra capital.

Por supuesto, la densidad promedio de toda un área metropolitana esconde variaciones. La ciudad central -aquella donde se localiza el principal distrito de negocios- suele ser bastante más densa. Así, en esa zona de Nueva York viven 226,6 habitantes por hectárea y en París, 179,7. Pero si bien estas densidades son muy altas, no son representativas: apenas el 2,9% de los neoyorquinos y el 3,9% de los parisinos viven en la ciudad central. En otras palabras, la imagen de Nueva York o de París como ciudades muy densas proviene, seguramente, de confundir a estas zonas (incidentalmente, aquellas que visitan los turistas) con toda el área metropolitana.
Con todo, es innegable que en Chile la población está concentrada. De acuerdo con los World Development Indicators del Banco Mundial, en promedio sólo el 17 por ciento de la población urbana vive en la ciudad más grande de cada país, mientras que en Chile tal proporción llega a 43 por ciento (en Latinoamérica el promedio es 25 por ciento). Sin embargo, y aunque existe cierta evidencia de que tal nivel de concentración retarda el crecimiento económico, es posible encontrar varios países similares o aún más concentrados. Por ejemplo, en 2000 Buenos Aires concentraba el 38 por ciento de la población urbana argentina; Viena, el 39 por ciento de la austríaca; Lima, el 40 por ciento de la peruana; Dublín, el 44 por ciento de la irlandesa; Atenas, el 49 por ciento de la griega, y Lisboa, el 59 por ciento de la portuguesa.

Así que Santiago no es una megaciudad y está muy lejos de ser la ciudad más extensa o la menos densa del mundo. En realidad, según el indicador que se elija, es similar a Vancouver (74.115 ha), Singapur (86,8 habitantes por hectárea) o Dublín (44 por ciento de la población urbana irlandesa). No parece tan malo, después de todo.