Nuevos focos se concentran en zonas habitadas de Ñuble

Santa Cruz de CucaPor Manuel Valencia.

Cambios en la dirección del viento propagan las llamas en esa provincia:

Gobernador presentará querella por presunta intencionalidad del fuego, pues hubo un “cadenazo” en foco de Portezuelo.

“El fuego partió de la nada. Acá cerca no teníamos incendios, los veíamos de lejos, pero de repente salió una fumarola negra y empezó a quemarse todo, todo”, dice con la voz acigarrada por el humo Patricia González, vecina de Santa Cruz de Cuca, Chillán.

Este sector concentró ayer los trabajos para terminar con los diversos focos activos que mantienen en emergencia a la Región del Biobío, con apoyo del avión Hércules enviado por Brasil, brigadas de la Conaf, bomberos y vecinos.

Allí, en tres horas, el “puelche” (viento caliente de la costa) propagó el fuego, que consumió viñedos y el entorno de zonas pobladas. Al cierre de esta edición se lograba salvar las 25 viviendas del sector, pero en los últimos días 46 familias perdieron las suyas en Ñuble.

Según González, “no cabe duda de que esto lo provocó alguien”. Su presunción la comparten casi todos los afectados en Portezuelo y Quillón, que ayer temieron por sus casas. El gobernador de Ñuble, Álvaro Miguieles, dice que se presentará una querella criminal contra los eventuales responsables. “Personal de Copelec denunció que tiraron un alambre, que se conoce como cadenazo. Entendemos que hay antecedentes que permiten presumir que hubo una acción dolosa de alguien que intentó cortar la energía eléctrica, lo que ya constituye un delito, y eventualmente la producción de chispas que pudieran encender el fuego en un lugar a 11 kilómetros del foco más cercano”.

Sin dormir

Aunque en Portezuelo el fuego ya ha sido reducido a carboncillos humeantes, los vecinos no recuperan la calma. Patricia Morales ha sido evacuada cuatro veces de su casa en el sector de El Sauce. A metros de su hogar, el fuego convirtió en cenizas un bosque de pinos. Si bien durante el día los voluntarios han logrado controlar el incendio, de noche el viento cambia y los focos la han obligado a abandonar su casa en los últimos cuatro días.

Esto también ha alterado la rutina de 80 familias que ocupan el colegio y la Plaza de Armas como albergue. “Rezamos porque el fuego no cruce la carretera, porque si no, se acaba Portezuelo”, advierte la vecina Carmen Torres.

Más al norte, en Vichuquén, el fuego declinó, pero el temor no. Luzmira Farías perdió la casa en la que invirtió sus ahorros, y donde tenía un jardín de rosas. “Fueron muchos días haciendo cortafuegos en el cerro. Ahora siento una sirena y me pongo nerviosa, no puedo dormir. Esto es una pesadilla”, concluye.

En vilo
La acumulación de noches sin dormir por las evacuaciones y el temor a perder sus casas está afectando a los vecinos.