Opinión: Un regalo de vuelta al planeta

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Ignacio T. Vargas*

En estas fechas, donde el espíritu de entregar y recibir obsequios inunda cada rincón, es bueno reflexionar sobre todo lo que nos entrega nuestro planeta y lo que nuestras ciudades entregan en retribución. Nuestras urbes se emplazan en cuencas que nos proveen recursos y que permiten el desarrollo. El agua es, sin duda, un recurso crítico que cada vez es más escaso y necesario para el crecimiento de las ciudades y sus actividades. Día a día utilizamos este preciado regalo, pero ¿qué entregamos de vuelta al medio ambiente? ¿Cómo es el cuidado y tratamiento que realizamos a las aguas residuales?

El tratamiento de aguas servidas en Chile es una práctica ambiental relativamente nueva, que comenzó a desarrollarse incipientemente a comienzos de la década de 1990. En dicha época, no existía un marco regulatorio que controlara este proceso, por lo tanto, según información de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), la construcción de plantas de tratamiento de aguas servidas tenía una baja cobertura nacional, cercana al 10%. En el año 2000, se promulgó la Norma de Emisión de Residuos Líquidos a Aguas Marinas y Continentales Superficiales (Ministerio Secretaría General de la Presidencia, 2001), conocida como el DS 90/00, y a partir de ese instante el proceso de construcción de plantas cobró real importancia. Al año siguiente de la promulgación del DS90, la cobertura nacional del tratamiento de aguas residuales municipales se incrementó de un 21% a un 40% (SISS, 2016). En la actualidad, según información de la SISS, la cobertura nacional de tratamiento de aguas servidas se encuentra cercana al 99%.

Favio Escobar está desarrollando su memoria de Ingeniero UC, trabajando en CEDEUS. De acuerdo a la información que ha obtenido y analizado de la SISS, hoy existen 278 sistemas de tratamiento de aguas residuales municipales, que se encuentran localizados a lo largo del territorio chileno continental. En general, las regiones más pobladas son las que poseen mayor cantidad de sistemas de tratamiento. Según la información consultada del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), las regiones con mayor cantidad de habitantes ordenadas decrecientemente son: Metropolitana, Biobío, Valparaíso y Maule. Estas, en forma conjunta, tratan aproximadamente el 68% del caudal afluente nacional y concentran el 49% de PTAS del país.

¿Tenemos desafíos para el futuro?

Según el estudio de Favio, a nivel nacional, las tecnologías de tratamiento de aguas servidas más utilizadas son: lodos activados (154 PTAS; 55,4%); lagunas aireadas (53 PTAS; 19%); emisarios submarinos (32 sistemas; 11,6%); y lagunas de estabilización (11 PTAS; 4%). El restante 10% incluye tecnologías emergentes, utilizadas para el tratamiento de caudales menores (inferior a 200.000 m3/año), fundamentalmente basadas en biopelículas microbianas, tratamiento físico-químico y tratamiento por lombrices.

Chile cuenta con una gran variedad de sistemas de tratamiento de aguas residuales que cumplen con la normativa ambiental, pero lamentablemente un importante porcentaje del caudal a tratar está vinculado a la utilización de emisarios submarinos. Su implementación se basa en las ventajas comparativas económicas de esta tecnología, ya que ocupan muy poca energía en sus procesos. Sin embargo, puede poner en riesgo al ecosistema cuando se producen roturas del sistema o no se realiza un adecuado monitoreo, ya que al carecer de un tratamiento biológico no se hace cargo directamente de los residuos contaminantes.

Según la investigación realizada en el clúster Recursos Críticos de CEDEUS, el tratamiento por emisarios submarinos no se encuentra respaldado por los índices de eficiencia internacionalmente utilizados para evaluar la sustentabilidad de los sistemas y, para mejorar ambientalmente la cobertura del tratamiento de aguas residuales, se debe reemplazar esta tecnología por alternativas que cumplan con los desafíos del nuevo siglo. Esto nos invita a reflexionar profundamente sobre cuál es la verdadera realidad del tratamiento de aguas servidas en Chile ¿Tenemos un 99% de tratamiento urbano efectivo? ¿Qué estamos regalando de vuelta al medio ambiente?

Para que el desarrollo de las ciudades costeras sea sustentable, se requieren sistemas de tratamiento que sean eficientes energéticamente y que, al mismo tiempo, cumplan con el objetivo de minimizar el impacto de la descarga de los residuos en las costas. Posibles soluciones pasan por reemplazar los emisarios submarinos por sistemas convencionales de lodos activados y lagunas aireadas; o bien, implementar sistemas biológicos en base a biopelículas microbianas o lombrices. A pesar de las limitaciones de espacio, materiales o costos iniciales de construcción, estas emergentes tecnologías prometen índices de eficiencia energética y remoción de cargas orgánicas acordes con las demandas de la sociedad actual. Otras alternativas incluyen la integración de energías renovables no convencionales (por ejemplo, eólica, marina, solar) en zonas costeras y el uso de subproductos del tratamiento para la generación de valor a partir de los residuos generados.

* Ignacio T. Vargas es investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS). Es ingeniero civil, doctor en Ciencias de la Ingeniería UC y profesor asistente del Departamento de Ingeniería Hidráulica y Ambiental, de la Escuela de Ingeniería UC. Sus áreas de investigación son la ingeniería ambiental, la biotecnología ambiental y la calidad del agua.