Columna: Lo público del cuerpo artista – ciudadano

“Movimiento”, Chiguayante, Concepción. Obra y foto por Claudia Soto Rojas.

Cuando un artista se enfrenta a su obra, que tiene como meta el espacio público, finalmente se enfrenta al público. La obra y el público establecen, a través del artista, un determinado tipo de relación, una relación que puede ser lejana, medianamente cercana o cercana. Las obras lejanas pertenecen ya a otro tiempo, tiempo que cambió a principios del siglo XX. Luego de un largo y muy interesante proceso respecto a los cuestionamientos del arte, en los años 70`s  Siah Armayani decía que la obra se debe al público, que este debe participar de la obra, ser parte de la obra.

Desde esos años, cuando el pop se expandía en el mundo del arte, escapando del expresionismo abstracto, la escultura creada para el espacio público dejaba definitivamente sus pedestales y esa tremenda lejanía que provocaba la distancia entre obra y espectador. En algunos casos la obra pasó a ser la ampliación de formas conocidas, de objetos, pero siempre en relación con el entorno. Desde ese momento la obra de arte pasaba a ser parte de la vida del espectador y la escultura parte de sus necesidades en el espacio público, parte del encuentro, parte de su cuerpo, influyendo directamente en su comportamiento.

¿Qué pasó entonces en nuestro país, si también en los 70’s Federico Assler y Félix Maruenda realizaban obras para la UNCTAD III, trabajando con estos conceptos? La obra se hizo en un caso habitable y en el otro caso al servicio de un todo arquitectónico. Y en ese habitar, en ese ser parte de un todo se mostraban las claves que hoy, en el año 2016, ya no se entienden en el  mundo de la escultura chilena y que, paradojalmente, pretende ocupar un lugar en el espacio público y en la memoria colectiva de sus habitantes. ¿Qué pasó con esa tremenda reflexión que perdimos en el camino?

Si bien  la escultura, con la obra de Federico Assler se instala en el habitar, son pocos sus colegas que siguen la línea. En otros escultores hay acercamientos, obras específicas que desarrollan el tema, pero el contacto directo, el enfrentar la obra cuerpo a cuerpo con el espectador no se ha trabajado en la escultura pública chilena como una línea continua. Parece ser que el artista de ciudad no ha comprendido en profundidad el hecho de lo público. Es que para comprender el espacio abierto a la ciudadanía hay que acercarse a ella, a sus necesidades, a sus usos, a sus preferencias y dejar de comportarnos como el artista genio, en palabras de Armayani, y pasar a ser el artista ciudadano.

El arte público en Chile tiene una gran oportunidad de crecer y desarrollarse en el territorio considerando al habitante, al ciudadano. El arte público debe mejorar la calidad de vida de sus habitantes y ese rol social de la escultura pública es una gran meta por recuperar.

Obra de la fotografía 

• Nombre: Movimiento
• Lugar: Chiguayante, Concepción
• Material: Acero y cemento
• Año: 1999
• Artista: Claudia Soto
• Premio II Bienal de escultura urbana, Concepción