¿Nos Salvarán las Ciudades de llegar a 2ºC?

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Hace algunos días se anunció la creación de la coalición más grande de ciudades que jamás haya existido para abordar el cambio climático, el “Pacto Mundial de Alcaldes por el Clima y la Energía” o Global Covenant of Mayors for Climate & Energy, por sus siglas en inglés. Esta coalición que reúne más de 7.100 ciudades del mundo nace como resultado a la fusión entre dos reconocidas iniciativas, el Pacto Europeo de Alcaldes y el Compact of Mayors.

Esta nueva Coalición, que representa el 8% de la población mundial, es un ejemplo vivo del liderazgo que pueden asumir las ciudades para instrumentalizar los compromisos del Acuerdo de Paris.

Por un lado porque evidencia uno de los llamados de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en la COP 21 a ”Mantener y promover la cooperación regional e internacional con el fin de movilizar una acción más vigorosa y ambiciosa para hacer frente al clima, por todas las Partes y por los interesados que no son Partes, incluidos la sociedad civil, el sector privado, las instituciones financieras, las ciudades y otras autoridades subnacionales, las comunidades locales”.

Por otro lado porque dentro de los compromisos adquiridos por la mayoría de las ciudades, ya existen objetivos claros de reducción de emisiones para 2030 y esto puede ayudar de manera significativa a fortalecer las metas respecto al Acuerdo de los 119 países representados por las ciudades de la Coalición.

En el caso de Latinoamérica, 69 ciudades hacen parte de esta Coalición y aunque no todas tienen compromisos claros de reducción de emisiones se destacan ejemplos como Bogotá, Buenos Aires, Quito, y Rio de Janeiro,

El compromiso de Bogotá desde el Plan de Cambio Climático habla de reducir las emisiones de CO2eq en un 56% al año 2038 y 62% al año 2050, enfocándose en acciones sectoriales orientadas al manejo de residuos, eficiencia energética y construcción sostenible.

Por su parte, el Plan de Buenos Aires habla de reducir sus emisiones en un 30% al año 2030 a través de acciones encaminadas a eficiencia energética y energía renovable, movilidad sostenible y manejo de residuos.

En el caso de Quito, el compromiso en su Plan climático es reducir las emisiones en 30% para el 2025 incorporando tecnologías limpias en sectores industriales, energías renovables y eficiencia energética, movilidad sostenible y reforestación.

El compromiso de Rio de Janeiro, que también es evidente en diferentes escenarios internacionales desde el punto de vista político, especialmente con el liderazgo del Alcalde Eduardo Paes en el C40, es reducir sus emisiones en un 20% al año 2020 y se materializa en la Estrategia de Desarrollo Bajo en Carbono con acciones orientadas al transporte sostenible, manejo de residuos y energía.

Las cuatro ciudades utilizan diferentes herramientas de educación, comunicación y participación para involucrar los ciudadanos en sus planes de mitigación. En este sentido no se puede dejar de mencionar un reto adicional que enfrentan las ciudades, asociado a como el ciudadano reconoce, adopta y apropia cambios de comportamiento, que contribuyen al logro de las metas de reducción de emisiones.

Estos ejemplos resultan interesantes para que otras ciudades de Latinoamérica exploren la posibilidad de incorporar dichos temas, en sus agendas políticas, además de articularse a los esfuerzo globales para abordar el cambio climático con los retos y beneficios que representa el trabajo en una red de ciudades tan grande.

Finalmente, aún hay un camino largo por recorrer antes de que los compromisos del Acuerdo de Paris se cumplan, pero las ciudades son definitivamente un paso importante para que se vuelva instrumental.

Esta nueva Coalición que será co-liderada por el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, puede tener un efecto multiplicador a nivel político, al convertirse en un importante “club” de ciudades por el cambio climático, en el cual muchos alcaldes querrán participar.  En un escenario positivo esto permitirá duplicar membresías y aumentar los compromisos para reducir emisiones y cumplir los compromisos del Acuerdo de Paris de evitar que la temperatura mundial alcance los 2ºC.