La planificación urbana y las oportunidades para un nuevo urbanismo

© Alejandra Salas

Por Alejandra Salas*Las Américas de Talca ha estado marcada por una fuerte organización social desde su inicio en el año 2000. Es un barrio de viviendas sociales, cuya población ha logrado instalar a la fecha: una radio local, una escuela y una comisaría de Carabineros. En 2014, la comunidad se reorganiza, construyendo su propia agenda urbana, fruto de un proceso de análisis y priorización de las necesidades más urgentes del barrio. Se logró entonces, el compromiso y visualización de un conjunto de metas.

Frente al llamado del PNUD, quisiera compartir tres reflexiones, que son parte de la problemática de la planificación urbana y los homogéneos barrios de vivienda social. La primera tiene que ver con la cuestión estructural de la pobreza y su hábitat diferenciado dentro de las ciudades. La segunda, con la Política de Desarrollo Urbano y su materialización en los sectores más pobres. La tercera, con las posibilidades de repensar y proponer mejoras integrales, que de la mano de intervenciones físicas en los barrios de vivienda social, permitan mejoras en cuestiones elementales como la organización social o las oportunidades de desarrollo, de modo de avanzar, más allá del discurso, hacia un efectivo desarrollo sustentable.

Respecto de lo primero es importante mencionar que la historia del hombre no se ha escrito, sino que va reflejando una y otra vez las desigualdades humanas. En consecuencia, la pobreza y el espacio que la sociedad le ha dado en el territorio urbano, plantea el enorme desafío de disminuir las brechas de la desigualdad. En Chile, el espacio físico de la pobreza ha cambiado en los últimos 25 años, pasando de asentamientos irregulares a conjuntos de vivienda social. En este proceso, la gestión del Estado hacia el hábitat de los más pobres ha estado marcada por problemas de marginalidad y exclusión, lo que refleja tanto un modo de pensar la pobreza como de intervenirla (Giavedoni, 2013). En la situación actual, el Estado, como reproductor del orden social, ha dejado a las ciudades sometidas a poderes económicos, evidenciando la debilidad de la planificación urbana del Estado y la fuerza del mercado en el desarrollo inmobiliario.

La forma de gobernar a la población más pobre está marcada por la asistencia, cuestión que para Simmel (2011) define al pobre. Si a esto se suma la fragmentación social impulsada por el modelo de desarrollo, el desafío de la planificación urbana consiste tanto en pedirle al Estado herramientas que permitan avanzar hacia la autonomía, como en generar cambios en la población que permitan valorar la acción colectiva en los procesos de desarrollo.

Respecto de lo segundo, la reciente Política de Desarrollo Urbano “Sustentable” se fundamenta en la calidad de vida de las personas y propone un conjunto de objetivos y principios cuyos ámbitos esenciales son: la integración social, el equilibrio ambiental, el desarrollo económico, el resguardo de la identidad y el patrimonio, la institucionalidad y gobernanza urbana. Esto último es fundamental para que la Política de Desarrollo Urbano no sea un mero discurso. Será en último término la transformación de las prácticas aquello que permita efectivamente mejorar las problemáticas asociadas a los barrios de viviendas sociales. Dentro de este objetivo, se señalan cuestiones clave como la participación, la integralidad y la descentralización; tres cosas que hasta ahora prácticamente no existen en los procesos de planificación urbana y que constituyen otro gran desafío. Si de la mano de las transformaciones espaciales de las propuestas no existen planes de desarrollo local que vinculen agendas propias con instituciones y presupuestos, la mera intervención espacial no será suficiente para avanzar hacia un desarrollo sustentable del territorio.

Tercero, a diferencia de muchos Planes Maestros, este está abierto a la posibilidad de que los bloques de vivienda social que componen una parte importante del barrio, sean demolidos previa justificación técnica. Los desafíos de la Política sumados al capital humano que existe en el barrio, hacen que la propuesta se transforme en un interesante punto de partida para un nuevo urbanismo, abriendo la puerta para una transformación estructural del hábitat de la pobreza. Si se ponen por delante los objetivos de la Política, será interesante ver cómo los distintos equipos de trabajo del país, serán capaces en este y otros proyectos, de generar transformaciones desde la práctica de la planificación urbana, aún cuando sólo existe una voluntad de cambio expresada en la Política de Desarrollo Urbano.

Referencias

  • Giavedoni, José (2013). Foucault, La casa verde y el dispositivo de la pobreza. El gobierno de la nueva cuestión social en América Latina. En: KAIROS, Revista de Temas Sociales. Proyecto Culturas Juveniles. Publicación de la Universidad Nacional de San Luis. Año 17 n°32. Noviembre. Recuperado desde: www.revistakairos.org/k32-archivos/FoucaultCasaVerde.pdf  
  • Simmel, Georg (2011). Les Pauvres. PUF. Francia.

*Investigadora colaboradora del cluster Planificación Integrada del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable. Arquitecta de la Universidad de Concepción. Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente y doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile.