Gobierno revela el ambicioso plan de ajustes al Transantiago, a nueve años de su puesta en funcionamiento

transantiagoPor Carla Cabello.

Extender el uso de la Tarjeta bip! para cargar combustible o realizar compras, licitar un servicio de información en línea de los recorridos y reducir el tamaño de las empresas son algunas de las propuestas que estudia introducir en las bases de las nuevas licitaciones, cuyo diseño ya está en marcha.

Nueve años se cumplen hoy desde la entrada en vigencia plena del Transantiago, plan que prometía una verdadera revolución al sistema de transportes de la capital pero que, con los años, ha dado más dolores de cabeza que soluciones.

Y a pesar que en innumerables ocasiones se le ha metido mano para mejorarlo, la apuesta ahora es mucho más ambiciosa. El encargado de cambiarle la cara es el secretario Técnico para el Rediseño del Transantiago, Carlos Melo, quien explica a PULSO cuáles son las modificaciones propuestas, que se traducirán, espera, en una mejora definitiva

Los aspectos a trabajar son múltiples, desde cambios tecnológicos hasta el tamaño de las empresas y cuánto tiempo durarán los contratos. Además, se prevé introducir incentivos que permitan una operación eficiente, controlar la evasión y mejorar la información para los usuarios, mediante carteles en los parederos y otras múltiples formas de comunicación.

¿Cambios a los recorridos?

Sólo los que sean necesarios para adaptarse a la entrada en vigencia de las líneas 3 y 6 del Metro.

Tarjeta BIP!

Uno de los desafíos se relaciona directamente con el nivel tecnológico del único medio de pago disponible para los usuarios, que en último tiempo ha mostrado señales de vulnerabilidad. “La tarjeta actualmente tiene problemas de seguridad. El cómo introducimos más seguridad en las transacciones para que las personas no puedan cometer fraudes es fundamental”, dijo Melo.

Una alternativa, según comenta el secretario técnico, es ampliar las opciones de pago. “Hoy existen sistemas de pagos con el celular, con tarjetas bancarias y otros sistemas que van más allá de la sola tarjeta de transporte”, indicó.

Otro tema de análisis tiene relación con las posibilidades que ofrece la Tarjeta Bip! para prestar otro tipo de servicios. “Cuando se carga la Tarjeta Bip! básicamente se compra cuotas de transporte, pero si uno cambia un poco esa lógica (…) se podría establecer un tipo de tarjeta que permita pagar en el comercio y en bombas de bencinas”, comenta.

“Son avances que tecnológicamente se ven factibles y tenemos que analizar si son relevantes de considerar en base a sus costos y beneficios en el nuevo sistema”, remarca.

Recorridos

El actual diseño de los recorridos del Transantiago no sufrirá grandes modificaciones, más allá de la natural adaptación a las nuevas líneas del Metro que entrarán en operación. “La forma de viajar ya está muy asentada, la ciudadanía ya entiende cómo funciona el sistema. No parece muy inteligente decir ‘vamos a cambiar la malla completamente de nuevo’. Sí vamos a tener que hacer ajustes porque entra en funcionamiento la línea 3 y 6 del metro, y esos cambios estructurales necesitan que la red se adapte, pero no queremos cambiar el modelo de recorridos que tiene el sistema hoy”, dijo Melo.

Respecto a la posibilidad de extender el Transantiago a comunas como Lampa, Colina o Padre Hurtado, dijo que “uno de nuestros trabajos importantes es ver la viabilidad de realizar esa extensión, y a partir de eso, desarrollar escenarios para brindar una mejora en la calidad de servicio a las comunas  que están hoy día fuera del área de Transantiago. Si eso es a través de una extensión u otra forma de integración, es algo que estamos analizando.

Terminales y buses

En la licitación inicial de Transantiago, las empresas operadoras tenían que hacer propuestas que incluyeran la construcción de los terminales para sus buses. Melo agrega que uno de los cambios que podrían venir en el sistema es que la operación de buses no esté relacionada con la provisión de terminales o de la flota. “Nos parece bastante razonable tratar de separar esos dos costos, que los operadores se especialicen y se concentren sólo en la operación y no tengan que desarrollar una tarea paralela de administración, gestión y provisión de bienes de capital como los terminales o la flota. Separar esos dos modelos de negocios es un cambio que estamos estudiando en detalle y que podría ser un cambio estructural importante a la industria del Transantiago”, expone.

Estructura de pagos

Un 70% del pago a los operadores de los buses del Transantiago corresponde en promedio a la cantidad de pasajeros que transporta y el otro 30% a la cantidad de kilómetros que recorren. Un elemento clave a estudiar en estos nuevos contratos, según Melo, tiene relación con esto. “Hay una estructura que no es coherente porque por un lado a la empresa se le exige o se le incentiva llevar más pasajeros, pero el conductor no tiene ningún incentivo porque se le paga un sueldo fijo. Que los dos tengan un mismo objetivo es un tema clave”, sostuvo.

Por eso, diferenciar la estructura de pago según el tipo de servicio para que los operadores den un servicio de buena calidad es un aspecto que también se va a revisar.

“El incentivo o castigo frente a buena o mala operación, el cómo los operadores van garantizando la frecuencia y regularidad exigida, la calidad de la atención del usuario por parte del conductor o la mantención general del bus son aspectos que nos interesa revisar bien. Hay que hacer los cambios para que los operadores se sientan involucrados en que para ellos mejor calidad del servicio significa mayores ingresos y peor calidad del servicio significa peores ingresos”, enfatizó.

Tamaño de las empresas

En la actualidad, los buses de Transantiago son operados por siete empresas de gran tamaño. Un estudio del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD), sobre el pago promedio por pasajero transportado a las empresas y sus distintos tamaños de flota en 2014 reveló que la empresa con la menor flota tuvo los menores costos, mientras que la de mayor tamaño fue también la de mayor costo unitario.

“Tenemos un sistema con siete empresas, algunas de ellas de tamaño muy grande que generan ciertas complicaciones a la operación del día a día del sistema. Entonces, el revisar esa estructura organizacional del sistema del Transantiago es un tema que estamos considerando de forma relevante”, señaló Melo.

Tecnologías

La falta de información en paraderos y a través de medios electrónicos es hasta ahora una de las grandes falencias. Al respecto, Melo reconoce que existe “una oportunidad muy grande para revisar el modelo tecnológico y hacer cambios para una mejor calidad del servicio.

“En esta materia el Transantiago está en deuda” sostiene, y por eso cree que mejorar la información al usuario en los paraderos es fundamental.

“Es un tema que queremos incluir en la licitación, proveer un sistema de información al usuario. Eso sería algo nuevo que hoy no está estructurado como un contrato licitado”, explica.

La idea, por el momento, es licitar un servicio de información al usuario para que un nuevo operador del Transantiago se encargue de proveer información por medios tecnológicos y medios tradicionales en las paradas de buses. “Estamos hablando de carteles informativos en los paraderos, información variable para que se pueda saber en los paraderos cuando llega el próximo bus”, indica.

Evasión y fiscalización

Un elemento clave para entregar un servicio de calidad a los usuarios del Transantiago es el monitoreo de la flota. El secretario técnico reconoce que el actual sistema de monitoreo “no permite ofrecer una mejor regularidad”. En ese sentido se podría incorporar en los nuevos contratos mayores exigencias a los operadores respecto a mantención de buses y la no detención en paraderos. “Nos interesa avanzar con la tecnología en ese sentido, la no detención en paraderos es algo que se podría fiscalizar en forma remota”, dijo. Respecto a la fiscalización relacionada con la evasión, la nueva licitación servirá para introducir mejoras o cambios en los contratos que permita controlar este problema. “Nos interesa estructurar contratos donde quede muy claro cómo se reparte el riesgo de la evasión entre el operador y el sistema, que los contratos especifiquen eso claramente”, explica.