Los cerros son tuyos, ¡defiéndelos!

Cerro Renca, Santiago de Chile. © Guy Wenborne / ENTEL

“Hay veintitantos cerros isla y el santiaguino no tiene idea”, me dice Guy Wenborne, destacado fotógrafo chileno y especialista en imágenes aéreas, mientras volamos sobre Santiago para un reportaje de Canal 13. Tiene toda la razón. En Santiago hay 26 cerros isla ubicados y poca conciencia tenemos. Si nos preguntan, probablemente seremos capaces de nombrar con facilidad el San Cristóbal y el Santa Lucía. Con un poco de ayuda diremos cerro Blanco, tal vez nos acordemos del Calán y capaz que un chispazo nos ayude a visualizar el cerro Renca. Pero hasta ahí llegamos.

Según cifras de la Organización Santiago Cerros Isla, un notable proyecto nacido en las aulas de la Facultad de Arquitectura de la UC, en la Región Metropolitana hay 5.600 hectáreas de naturaleza repartida entre estos 26 cerros. Por eso, y aunque usted ni se lo imagina, Santiago es una de las 34 áreas globalmente prioritarias para ser conservadas por las singularidades de su biodiversidad. Súmele a eso que la prestigiosa revista británica Nature incluyó a Chile central entre los 25 hotspots (puntos calientes) de biodiversidad, por el gran número de especies que crecen sólo en esta zona geográfica. Y también por el alto nivel de amenaza que experimenta este espacio frente a proyectos que cambian el paisaje y los usos del suelo.

En pocas palabras: tenemos un impresionante patrimonio natural en estos cerros. Y si logramos convertirlos en parques urbanos de tomo y lomo, como ya lo son el San Cristóbal y el Santa Lucía, ayudarán a disminuir la desigualdad en términos de áreas verdes por habitante. “Si se considera además que las comunas con menos recursos y áreas verdes son justamente donde se localizan la mayoría de los cerros isla, éstos se transforman en una herramienta clave para mejorar la distribución de estas áreas dentro de la ciudad. Además, los cerros isla son una oportunidad para promover principios de equidad en los procesos de desarrollo urbano, aumentando la calidad de vida de los ciudadanos”, explican en la ONG.

Pero para eso hay que estar conscientes de lo que tenemos y dejar de darle la espalda a nuestra geografía. Y así como hay que abuchear lo que ha pasado en la comuna de Vitacura con la violenta depredación inmobiliaria del cerro Alvarado, al mismo tiempo hay que aplaudir a Lo Barnechea que ha mantenido virgen el lado sur de ese mismo cerro y que hoy trabaja en el proyecto de un sendero y una gran escultura para coronar su cima.

También hay que repartir loas a Claudio Orrego por el concurso de Cerros Isla que organizó la Intendencia Metropolitana. A fines del año pasado se eligió como ganador al cerro Chena de San Bernardo y eso significa que la zona sur de Santiago tendrá un parque urbano de categoría, gracias a una primera etapa de inversión que contempla 10 mil millones de pesos. “Si estos cerros se desarrollaran de manera adecuada, no sólo serían de gran potencial turístico, sino que también generarían una imagen ciudad. Se convertirían en hitos urbanos”, explica Etienne Lefranc, director ejecutivo de Santiago Cerros Isla.

¡Son tantos beneficios! Pero, insisto, para eso hay que saber lo que tenemos, protegerlos y convertirlos en parques. Para eso, también, hay que llenarse de orgullo cuando le contamos a un turista que el Parque Metropolitano es uno de los cuatro más grandes del mundo y, de inmediato, llevarlo a la piscina Antilén para que contemple una de las vistas más alucinantes de Santiago. Además, hay que empezar a recordar nombres y apropiarse de esas palabras: Alvarado, Adasme, Amapola, Apoquindo, Blanco, Calán, Chena, Chequén, Del Medio, Dieciocho, El Manzano, Hasbún, Jardín Alto, La Ballena, Las Cabras, Lo Aguirre, Loma Larga, Los Morros, Los Piques, Navia, Negro, Renca, Rinconada, San Cristóbal, San Luis y Santa Lucía. Sí, son 26. Y son nuestros. De todos. A conocerlos, entonces. A quererlos. Y a defenderlos.

Publicado originalmente en voces.latercera.com