Los dramas tras las comunas que claman por nuevos hospitales

hospitalLargas distancias frente a una urgencia, falta de especialistas y escasez de camas son algunos de los problemas.

Diferentes agrupaciones de ciudadanos y alcaldes, impulsadas por parlamentarios de varias regiones, se declaran “indignados” luego de que se enteraran de que 11, de un total de 20 proyectos hospitalarios, finalmente no cuentan con recursos suficientes para iniciar su construcción en los próximos años.

Los lugares cuya edificación sanitaria podría estar en riesgo son puertos con población vulnerable, como San Antonio, en la Región de Valparaíso, y Talcahuano, en el Biobío. O bien comunas alejadas de centros urbanos y con poco acceso a la salud, como Lebu (Biobío) o Padre Las Casas, en la Región de La Araucanía.

Víctor Torres, diputado DC, afirma que se requiere realizar una modificación en el plan de inversiones hospitalaria dentro de la partida presupuestaria: “El gobierno debe hacer una propuesta al Congreso que permita iniciar las obras civiles en estos lugares”. Dice, por ejemplo, que apremia un nuevo complejo en San Antonio, pues quienes no pueden ser atendidos deben recurrir a la escasa oferta privada o bien pagar los traslados a Valparaíso o a Santiago. “Hoy no hay camas suficientes, ni Unidad de Cuidados Intensivos”, añade.

El diputado Javier Macaya (UDI) sostiene que la acusación constitucional contra la ministra de Salud, Carmen Castillo, tiene justificación, debido a que los congresistas son increpados por sus comunidades, pues no se ven avances en materia sanitaria.

“Mientras menos cambios hay en el sector de la salud, más indignación hay en la gente”, explica, y recuerda que en su distrito el nuevo hospital de Rancagua “no puede comenzar a operar a plena capacidad porque no tiene equipamiento”.

Emilio Santelices, investigador en Salud Pública de la U. de Chile, dice que el descontento generado en algunas comunas se da “porque se cometió la aberración de haber excluido las concesiones hospitalarias del programa. Todos los países de ingresos medios han recurrido a esta modalidad para mejorar la atención de su población. Chile renunció a esto por motivos ideológicos”.

La diputada independiente Karla Rubilar sostiene que los nuevos hospitales importan en las comunas históricamente rezagadas “porque la infraestructura es esperanza de una mejor atención”. Por ello, los legisladores dicen que, además de no saber si realmente estos centros serán emplazados, no se conoce si hay personal para operarlos.

Tanto alcaldes como vecinos coinciden en que una mejor infraestructura y tecnología en los nuevos hospitales llevarán a que los médicos especialistas se interesen por laborar en esas zonas.

Padre Las Casas y Villarrica
Un total de $ 200 millones destinó el gobierno a iniciar las obras de un hospital en Padre Las Casas, Región de La Araucanía. “Estamos muy decepcionados, porque esperábamos un hospital de mediana complejidad para poder hacer exámenes, revisarlos y hacer las intervenciones que corresponda y nadie se nos muera en toda esa espera”, relata el alcalde, Juan Eduardo Delgado.

Samuel Lefimán, usuario de uno de los consultorios de la comuna, lamentó la eventual suspensión del proyecto. “Acá viene mucha gente del campo, pero después hay que ir a Temuco, porque no hay especialistas; entonces, si no tenemos hospital grande, nunca vamos a tener médicos”, dijo.

El nuevo hospital Villarrica, que contaría con $ 300 millones para el inicio de su ejecución, tiene una población potencial de 130 mil personas, de Loncoche, Curarrehue y Pucón, especialmente de sectores rurales. En la comuna dicen que las instalaciones del actual centro asistencial son incómodas. “Yo traigo a mi madre de 86 años y espera casi todo el día para una atención”, cuenta Javier Antileo. El alcalde Pablo Astete asegura estar confiado en que habrá nuevas instalaciones, pues no ha recibido información de un desestimiento.

Vecinos presionan en Talcahuano
Un fuerte movimiento de funcionarios de la salud y de beneficiarios se ha formado en Talcahuano, Región del Biobío, en búsqueda de que se cumpla con la ejecución de la tercera etapa de construcción del Hospital Las Higueras. Los trabajadores del establecimiento realizaron un paro como medida de presión, el jueves pasado, para evitar un recorte de los fondos para la construcción. Paralizaron durante toda la jornada y se declaran “en alerta”.

Nelson Díaz, presidente del consejo consultivo de usuarios de la entidad, que reúne a 80 organizaciones, aseguró que se debe concretar la inversión en este centro porque “los servicios están congestionados, sencillamente no tenemos camas. Es una vergüenza que no nos construyan la etapa restante”.

Para Angela Catriao, presidenta de la Federación Nacional de Los Trabajadores de la Salud del hospital, “el nivel de hacinamiento en el establecimiento es tremendo”. Dice que los pacientes deben ser internados en el sector de la asistencia pública, sitio que no está destinado a ello. El proyecto para mejorar este complejo incluye nuevas áreas de hospitalización, de farmacia, laboratorios, una unidad de corta estadía, un centro de diálisis, el sector de pensionados y salas de administración. Se trata de una superficie estimada en 62 mil metros cuadrados. Hoy el recinto posee 8.800 metros cuadrados.

Lebu, la comuna con la salud rezagada
“Zona de rezago”. Así fue declarada por el gobierno la localidad de Lebu, en la Región del Biobío, una de las comunas más pobres del país. Pese a la prioridad dada por el Ejecutivo, se le otorgó un presupuesto de $ 50 millones para iniciar la edificación de un complejo asistencial de mayor resolución. En la localidad consideran que la cifra es una “broma”, pues se estima que la inversión necesaria ascendería a un piso mínimo de $ 30 mil millones.

Los residentes reclaman a diario por la realidad de la salud local: el actual hospital posee 13 médicos y 68 camas para atender a una población de 47.299 personas. Herta Carrasco, vecina de la localidad, relata el impacto de tener este recinto: su madre tuvo que ser trasladada a Concepción, a tres horas de distancia, por un súbito problema respiratorio, por lo que “tuvimos que esperar una ambulancia desde Curanilahue, por más de cuatro horas. Y llegó, pero no resistió y falleció en el camino”. Los residentes plantean que intervenciones simples tampoco pueden ser concretadas. “Llevo más de un año esperando una hora para poder realizarme una operación a la vesícula”, afirma Sonia Alarcón. El alcalde local, Cristián Peña, sostiene que el municipio cedió un terreno para el futuro recinto, de 6,2 hectáreas, por un plazo de 99 años. “Urge que se concrete”, dice.

Banderas negras en la zona centro
Banderas negras y pancartas con reclamos se han instalado en las calles de Casablanca, San Antonio y Quillota durante la última semana, pues sus vecinos aspiran a que se concreten los proyectos de nuevos hospitales anunciados por el gobierno.

El alcalde (s) de Casablanca, Alfonso Barros, ha sido uno de los más críticos de que aún no comiencen las obras del recinto. “Tener un hospital sin los recursos, sin los profesionales y sin atención digna, no corresponde a ninguna comuna del país. El nuestro es un hospital muy primario, con 100 años de historia”, se queja. Omar Donoso, usuario del centro, dice no estar conforme con el funcionamiento del actual hospital: “Son largas horas de espera en urgencia, lo que nos afecta mucho como pacientes. Además de que también cuesta mucho conseguir una hora médica”. El centro de salud está constituido por varias sedes que conforman el hospital. No hay una infraestructura integrada.

En San Antonio, en tanto, el hospital Claudio Vicuña atiende a la población de la comuna y del norte de la VI Región. Se le entregó un presupuesto para su construcción de $ 200 millones para 2016. “Tenemos una infraestructura colapsada y con pocas especialidades. Muchas veces los vecinos han tenido que esperar meses para ver a un médico”, detalla el alcalde Omar Vera. Los pacientes hablan de mala gestión. Luz Céspedes (48) sufría fuertes jaquecas hace tres años y recién la llamaron en enero pasado desde el centro asistencial: “Me decían que me harían exámenes ahora, pero podría haberme incluso muerto en todo este tiempo”.

En Quillota, los vecinos relatan que viven largas esperas de doce horas para ser atendidos y sostienen que hay pacientes en observación en camillas de ambulancias.

El alcalde de Quillota, Luis Mella, sostiene que con un complejo asistencial nuevo se incorporaría equipamiento moderno y podrían llegar especialistas a la zona.