Escondite de Neruda potenciará Barrio Lecheros en Valparaíso

nerudaPor: Hernán Cisternas Arellano.

En el refugio, el premio Nobel escribió gran parte del “Canto General”. Profesora dueña de la casa proyecta centro cultural en el sótano, donde estuvo el poeta.

Durante el período de clandestinidad de Pablo Neruda -entre febrero de 1948 y marzo de 1949-, once fueron los domicilios que lo acogieron como fugitivo, en Santiago, Pirque, Isla Negra y Valparaíso. El presidente Gabriel González Videla había ordenado su detención tras la petición de desafuero del poeta, senador desde 1945.

De todos los inmuebles, solo uno de ellos -el del cerro Lecheros, en Valparaíso- es mencionado por Neruda en el capítulo 8 de sus memorias, “Confieso que he vivido”. Bajo el título “El cuerpo repartido”, señala que “entre los sitios conmovedores que me albergaron, recuerdo una casa de dos habitaciones, perdida entre los cerros pobres de Valparaíso. Yo estaba circunscrito a un pedazo de habitación y a un rinconcito de ventana desde donde observaba la vida del puerto. Desde aquella ínfima atalaya mi mirada abarcaba un fragmento de la calle. Por las noches veía circular gente apresurada. Era un arrabal pobre y aquella pequeña calle, a cien metros bajo mi ventana, acaparaba toda la iluminación del barrio. Tienduchas y boliches la llenaban”.

Se trata de la centenaria casona de Cervantes 14, que colinda con la estación superior del ascensor Lecheros, monumento nacional cerrado desde hace ocho años, por un incendio que lo afectó. La calle es el Pasaje Quillota. Para observarla, el poeta tenía que utilizar una escala para alcanzar la pequeña ventana de luz del sótano que le servía de refugio.

Según la poetisa Sara Vial, en su libro “Neruda vuelve a Valparaíso”, el premio Nobel vivió seis meses en ese refugio. Si se tiene en cuenta lo declarado por el propio Neruda, en el sentido de que “en la soledad y aislamiento en que vivía… escribí mi libro más ferviente y más vasto: el ‘Canto General'”, se puede concluir que gran parte de su texto habría sido elaborado en el sótano del inmueble porteño.

La actual propietaria, la profesora María Teresa Aguilera -quien conoció a Neruda a los 10 años-, elaboró un proyecto para convertir la casa en un centro artístico cultural, pero la burocracia pública frustró sus expectativas hace una década. No obstante, ahora surgen nuevas posibilidades, que se asocian a una futura recuperación del ascensor Lecheros y a un mejoramiento integral del barrio.

Su familia arrendó la casa en 1965. El 19 de octubre de 1970 el propio Neruda llegó al lugar y les contó de su refugió. “Era poco después de mediodía. Mi mamá le abrió la puerta. Él saluda y pide permiso para entrar. Lo acompañaba Raúl Zurita. Mi mamá le pregunta el motivo de la visita y él responde que estuvo refugiado aquí, de 1948 a 1949”.

El regreso del poeta al lugar era para filmar uno de los capítulos del documental “Historia y geografía de Pablo Neruda”, exhibido en 1971.

Para bajar al sótano habilitado como refugio hay que sortear la puerta de un falso clóset ubicado en una pieza. Así se protegió el escondite del poeta. El recinto del subterráneo permanece en las mismas condiciones que tuvo cuando ocultó a Neruda.

María Teresa Aguilera señala que turistas europeos han llegado a su domicilio para visitar ese espacio de aislamiento. Aunque no es un recinto que aún esté abierto al público, los ha recibido previo contacto a través de amigos. Lo mismo ha ocurrido con personalidades internacionales admiradoras de Neruda, como el escritor mexicano José Emilio Pacheco, premio Miguel de Cervantes 2009.

En julio último la Municipalidad de Valparaíso declaró el refugio como Patrimonio Cultural Inmaterial, lo que renovó el interés de María Teresa Aguilera por retomar la idea que se frustró en 2007, cuando elaboró un proyecto que postuló al capital semilla de Corfo. “Aparte del diseño arquitectónico, me pidieron hasta el test de la blancura. A pesar de estar en una situación bastante compleja, por la enfermedad de mi padre, perdí siete meses en trámites, entrevistas y papeleos. No obstante haber llevado todo lo que me exigieron, al final me dijeron que me faltaba una ‘cuña’. Para mí, esa fue una frustración muy grande”, señala Aguilera.

El proyecto contempla la apertura al público de los dos sótanos de la casa. El que sirvió de refugio de Neruda se mantendría intacto y el otro se convertiría en un centro artístico cultural, para dar espacio a pintores, músicos y noches de tertulia. La propietaria precisa que quien concurra al lugar no encontrará un museo, sino un refugio, un escondite.

Confía en que podrá concretar su iniciativa en el plazo de un año. “Considero impresentable que ninguna institución dedicada al turismo o a la cultura tengan ánimo de apoyo. No sé si por poco conocimiento o por ignorancia. El reconocimiento de la municipalidad, a nombre de la ciudad, ha sido un primer paso. Quiero seguir con mi esfuerzo, con mi plata de profesora, para no deberle favores a nadie”.

La arquitecta Paulina Kaplán, encargada de gestión patrimonial del municipio, señaló que ese proyecto ha motivado el interés del vecindario, cuyos residentes para mejorar el barrio han comenzado la renovación de las fachadas de sus inmuebles, con ayuda del municipio. Además, el ascensor Lecheros, que acaba de ser adquirido por el municipio, iniciará su proceso de restauración.

MÁS DISTINCIONES

La semana pasada el refugio recibió el Premio Ciudad Fundación Futuro Valparaíso 2015, otorgado por la entidad que dirige Magdalena Piñera.