La función del placemaking como una Nueva Agenda Urbana

©  Michigan Municipal League (MML), vía Flickr.

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Imaginar cómo serán las ciudades durante las próximas décadas ha llevado a autores de múltiples disciplinas a representar visiones futuristas sin los atributos que más aportan en la construcción de lugares de permanencia, entre los que están la identidad y la sociabilidad.

Así es como lo sostiene Ethan Kent, sociólogo y vicepresidente de Project for Public Spaces (PPS), quien plantea que para que estas visiones no sean tan lejanas, es necesario trabajar con un enfoque compartido entre las diversas áreas para enfrentar los desafíos comunes presentes en los espacios urbanos.

Esta nueva manera de abordar los problemas es lo que Kent considera que encamina a un objetivo mayor que es centrarse en cómo el lugar y el placemaking pueden redefinir las relaciones laborales para dar forma a nuestro mundo

Durante los últimos años, se ha desarrollando una nueva visión para construir los lugares en la que la voz de un experto no es la única involucrada, sino que ésta convive con tres factores que están conformando una nueva historia en esta construcción común, según Kent.

Estos factores a los que hace referencia son: qué es lo que las personas hacen en las ciudades, cómo la experiencia compartida fomenta la colaboración y cómo la participación ciudadana se vuelve un elemento clave y próspero.

De esta manera, la historia hace más visible la creatividad -que se desarrolla durante los procesos participativos- y la evolución cultural que desemboca en el placemaking, un concepto que hemos abordado anteriormente y que consiste en una forma de trabajo en que participan los habitantes y los tomadores de desiciones para compartir las aspiraciones, deseos y necesidades que harían mejorar un espacio público.

Esta visión de trabajo ha sido implementada en diversas disciplinas que comparten algunas ciertas causas y que sus medidas se vuelven visibles en las ciudades, ya sea porque provienen de la arquitectura y el diseño, el cambio climático y la sustentabilidad, el crecimiento inteligente, el compromiso de las comunidades, la economía local, la equidad urbana, la preservación de los sitios históricos, la salud pública, los sistemas locales de alimentación y el transporte y uso del suelo.

© PPS

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Es por esto que Kent plantea que el placemaking ha permitido conectar múltiples causas y profundizar sus impactos, lo que hace posible hablar del Placemaking como una Nueva Agenda Urbana.

Esto quiere decir que para que los lugares, entendidos como bienes públicos y espacios que resguardan los valores de las comunidades, puedan prosperar, deben ser gestionados con un enfoque organizacional compartido que también debe estar presente en la cultura gubernamental y en sus procesos.

Así, Kent plantea que pueden surgir modelos de gestión más dinámicos y eficientes en los que los expertos no son únicos que tienen el poder para ejecutar soluciones, sino que tienen el poder para liderar procesos de cambios en los que actúan como fuentes económicas y de inspiración, además como ejecutores que trabajan con las comunidades.

Por este motivo, la visión para el futuro de las ciudades que debiera existir, según Kent, es que sean lugares prósperos y resilientes no por la infraestructura y servicios que tengan, sino que por la capacidad de las comunidades para guiar su valor obtenido mediante un enfoque compartido.