Transantiago: estudio establece que aumento de solo 55 cm en ancho de puertas lograría mejorar servicios

puertas transantiagoPor Manuel Valencia y Pamela Gutiérrez, El Mercurio.

Propuesta busca que cambios se incorporen en nueva licitación de 2018

Según el análisis, cambio de diseño optimizaría regularidad y frecuencia de buses, lo que generaría recorridos más puntuales y eficientes.

Bajar de una micro del Transantiago, en hora punta, puede ser un desafío, sobre todo si quien trata de descender es un adulto mayor con dificultades de movilidad o alguien que carga algún bulto. Un estudio realizado por la Universidad de los Andes descubrió que parte del problema está relacionado con el ancho actual de puertas de los buses del Transantiago, de 1,10 metros, cuando la dimensión óptima debería ser 1,65 metros.

Actualmente, el ancho de las puertas de los buses del Transantiago, es de 80 cm, en el caso de los alimentadores, y 1,10 metros, en los buses.

Para arribar a esta conclusión, el laboratorio de Dinámica Humana de la casa de estudios experimentó con distintos anchos de puerta, desde 60 centímetros, medida que tenían las antiguas “liebres” y algunos buses que operan en Perú; a 2 metros, es decir, aun más anchas que el metro de Londres, que tiene puertas de hasta 1,85.

A la luz de los resultados de estos experimentos, el profesor Rodrigo Fernández, uno de los autores del estudio, dice que el cambio de diseño debiese incorporarse en la próxima licitación de buses del Transantiago, prevista para 2018. “Si vamos a mandar a hacer nuevos buses para el Transantiago o se van a encargar nuevos trenes de metro, las puertas no deberían pasar del 1,65 m de ancho, porque con eso tengo la óptima tasa de descarga (bajada)”, dice

El flujo de subida y bajadas de pasajeros a los buses incide en la eficiencia del transporte público, “ya que los cuellos de botella de circulación de los buses y del metro son las estaciones y los paraderos. Es ahí donde el tema tiene que apurarse, para que el vehículo esté un corto tiempo y que sea predecible. Así habrá mejor frecuencia y regularidad, que es uno de los principales problemas del Transantiago”, precisa Fernández.

En el caso de la entrada de los buses, hay varios obstáculos: aunque la puerta no es tan angosta, “se coloca el validador y, además, se pone un torniquete, se aumenta al doble el tiempo de subida del pasajero. En un sistema de alta demanda como el de Santiago, deberían entrar y subir por todas las puertas y que haya validadores en todas las puertas”, propone el académico.

Pisadera

Este estudio sobre el ancho de puertas es parte de una investigación más amplia, que ahora se abocará a la altura de la pisadera

Lo que han mostrado los resultados en forma preeliminar es que la distancia óptima entre la pisadera y el paradero es de 15 centímetros, ya que el pasajero da un salto que acelera el flujo de usuarios dentro del bus. Pero desde el punto de vista de la accesibilidad, la altura ideal estaría entre cinco y 10 centímetros.

“El Mercurio” intentó obtener una opinión del Ministerio de Transportes a través del Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTPM), sin embargo, no hubo respuesta de la repartición.

La disminución del tiempo de espera es un tema crítico en comunas como Puente Alto, donde cerca del 80% de la población se desplaza para llegar a la zona oriente y al centro de Santiago. El alcalde de Puente Alto, Germán Codina, puntualiza que “uno tiene que lograr tener un transporte público que tenga ciertas condiciones mínimas para que la gente se sienta segura y cómoda para movilizarse”.

 LicitaciónNuevos buses

El Ministerio de Transportes tiene previsto realizar una nueva licitación de los servicios del Transantiago hacia 2018. En ese proceso, que debiese implicar el recambio de la flota más antigua del sistema (que ya totaliza un millón de kilómetros de vida útil), podría exigirse la incorporación de puertas en la izquierda de los buses, para que puedan operar en corredores con franjas peatonales centrales. En este cambio también podría exigirse la compra de buses con normas de emisión más exigentes, como la Euro VI, lo que se enmarcaría en el nuevo plan de descontaminación de Santiago.