Opinión: ¿Qué queda en los lugares que aún le dé sentido a la vida urbana?

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Laura Rodríguez N. Doctora en Ciencias Humanas, Master en Geografía, Master en planificación ambiental. Académica del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Austral de Chile.

Escribir sobre la ciudad contemporánea chilena, intentando recapitular la experiencia cotidiana de la mayoría de los habitantes del país, es terminar destacando la insatisfactoria existencia en ellas. A las frustraciones habituales de problemas asociados al pobre funcionamiento del sistema se suma el problema de la pérdida de lazos de pertenencia con el espacio circundante. Habitamos ciudades sin sentido.

Enmendar el rumbo sugiere torcer la mirada hacia la convergencia entre la funcionalidad urbana y la subjetividad de las experiencias; significa recuperar el sentido de vivir en comunidad, fortalecer los lazos de pertenencia con los lugares y que éstos den cuenta de una identidad entendida como reserva de memorias, pero también como un proyecto futuro en común. En este sentido entendemos “el lugar” como una fuente de identidad, y siendo la identidad, como damos sentido a nosotros mismos, los lugares se pueden volver fuente que dota de sentido a la vida urbana, transformándose en lugares icónicos para la comunidad.

Los lugares con sentido investigados1 en las ciudades de Concepción, Talca y Valdivia forman una suerte de sistema de lugares, que van conectando las estructuras fundamentales de la ciudad. Poseen la cualidad de ser significativos porque es donde habita la memoria de los hechos relevantes de la ciudad. Entre ellos están las plazas fundacionales, que albergan un estatus por ser el origen del emplazamiento, fueron pensados por un sistema de control de dominio imperial sobre el territorio y a pesar de los años siguen albergando las más importantes manifestaciones de la vida urbana. Algunas de ellas son festividades, pero también hay otras en las cuales la ciudadanía despliega políticamente sus demandas.

Por otra parte, también están las calles, las que en ciertos tramos se vuelven vías peatonales, arterias que antaño comunicaban a la plaza central con la estación de trenes -en el caso de Concepción (Paseo Barros Arana) y en Talca (2 Sur) – y con el muelle fluvial en el caso de Valdivia (Paseo Libertad), canalizando el flujo de personas que llegaba a las respectivas ciudades. Hoy día son vías que se destacan por su vitalidad, comprenden programas de comercio y se vinculan a satisfacer las necesidades de consumo de los ciudadanos.

Otras vías que se han transformado en significativas son las diagonales; en la ciudad de Concepción y en Talca, que por estar proyectadas bajo la idea de un urbanismo Barroco, la buena forma y la geometría visual son elementos centrales del tejido urbano. La propiedad más distinguida en su sentido estético, ofrecer una experiencia placentera es uno de sus propósitos fundamentales.

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Adicionalmente están las vías verdes que acompañan al desarrollo urbano, en el caso de la ciudad de Concepción con el parque Ecuador, la Alameda (4 Norte) desde el Mercado Crea hasta el balneario del Río Claro en la Ciudad de Talca y la Costanera fluvial en Valdivia. Todas estas tienen en común que además de ser para tránsito vehicular, poseen un lugar privilegiado para el uso del peatón, quien valora la proyección visual con el entorno.

Por último cabe mencionar el papel singular que ocupan las universidades en las ciudades de Concepción y Valdivia, las cuales se han insertado plenamente en la memoria geográfica de las ciudades, instalándose como grandes referentes de la vida urbana.

Las ciudades aquí consideradas, poseen estos lugares emblemáticos, solo que al igual que la mayoría de las ciudades chilenas, estos han quedado relegados al centro de la ciudad, al sector más antiguo. El crecimiento urbano se ha dado restando importancia al beneficio de tener lugares icónicos. En la actualidad  podemos observar que el crecimiento de la ciudad se da sobre la base de espacios urbanos homogéneos, sin vitalidad, carentes de estímulo para reunir a la comunidad. En última instancia, sin la posibilidad de fortalecer el sentido de pertenencia de los ciudadanos, sumiéndolos en una existencia abrumadora y sin sentido.

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Mejores ciudades son ciudades que albergan múltiples lugares con sentido, sentidos que son persistentes en el tiempo, pero también sentidos que se renuevan, fortaleciendo el sentido de pertenencia de sus habitantes, quienes perciben en la conformación urbana una articulación profunda con su propia identidad colectiva cultural.

  1. “El diseño urbano: aproximaciones desde la identidad y el sentido de lugar en las ciudades de Concepción y Talca”. Proyecto Fondecyt de Iniciación No. 11130293. []