“Desapareció mi tía, su negocio, su automóvil; desapareció todo”

alud en chanaralPor Víctor Fuentes, El Mercurio.

El drama de los afectados en Chañaral:

Vecinos aseguran que las personas extraviadas y las víctimas fatales en el puerto de la III Región superan con creces las cifras oficiales del Gobierno.

Juan Montiel Mauna es uno de los habitantes de Chañaral que ayer las ofició de improvisado rescatista. Se enterró en el lodo para buscar vecinos desaparecidos. En una breve pausa, Montiel se atreve a contradecir la cifra oficial de víctimas y con seguridad afirma que “aquí hay más de 100 muertos”.

Asegura que la ciudad de 16 mil habitantes estaba preparada para un maremoto, pero nadie imaginó que la muerte y destrucción llegaría desde la cordillera. “Jamás pensamos que habría un aluvión”, señala.

Décadas de sequía borraron de la memoria el último gran desborde del río El Salado de 1982, destacan Leonor Liberona y Gustavo Fredes. Y donde ayer había toneladas de lodo, escombros y chatarra, en la víspera había viviendas, verdulerías, locales de comida e instalaciones industriales.

En medio de la destrucción, Mayling Cerro Alfaro busca algunos familiares de los que no ha tenido noticias. Una de sus tías tenía a su cargo el bazar “Gregory”, el cual fue literalmente borrado por el aluvión. “No sabemos qué pasó, si se pudieron salvar o no. El agua y el barro lo arrasó todo. Desapareció mi tía, su negocio y el vehículo; desapareció todo”, relata angustiada.

Vecinos que escuchan sus palabras apuntan a que el bazar estaba al lado del restaurante Ítalo, del cual tampoco quedan vestigios. Otro local del que no queda rastro es el supermercado “Zamora”. Tampoco nada se sabe del paradero de su gerente de Finanzas Óscar Guggiana.

Juan Montiel ayudó a buscarlo. Ingresó a su hogar de dos pisos cuya primera planta se encontraba totalmente sumergida. “Solo hay lodo espeso”, afirma.

Karina Flores no para de llorar. Durante más de 24 horas no supo del destino de Ricardo Flores, su hijo de 16 años que había viajado de Obispito, a 45 km, al supermercado de Chañaral. Recién pasadas las 17.00 horas de ayer, a través de un contacto con la Armada, pudo confirmar que él junto a un primo y a un amigo lograron huir y ponerse a salvo en el sector norte de la ciudad.

Juan Montiel, artesano en madera, critica que a un día de sucedida la tragedia todavía no hay un sistema organizado de búsqueda por parte de las autoridades. En la ciudad solo se aprecian vecinos contemplando las zonas devastadas por el lodo o tratando de recuperar enseres de sus casas.

“Solo alcancé a sacar mis remedios para la hipertensión. Salí con lo puesto”, dice Rebeca Ruiz (93) sobre la forma en que debió salir de su casa en el pasaje Varela, la que fue arrasada por el alud.

Rodrigo Castillo, quien trabaja en una planta de Enami, asegura que son mucho más de 20 los desaparecidos. Afirma que “en el turno de ayer había más de 60 personas y de ellos no se sabe nada”. Explica que podrían haber sido arrastrados por la ola de lodo y piedras. “Yo era de los trabajadores de que tenían turno, pero como Carabineros no nos dejó subir no llegué a mi trabajo. Hoy yo estaría entre los desaparecidos”, comenta.

CARENCIAS

Chañaral sigue sin servicios básicos y ya se advierte el desabastecimiento de alimentos.