Expertos cuestionan factibilidad del retorno de los trolebuses

Por Manuel Valencia, El Mercurio.

Propuesta para el nuevo plan de descontaminación de Santiago:

Estudio del Gobierno plantea una red de 900 km de los vehículos eléctricos, pero especialistas estiman que la idea es cara y poco focalizada.

Cuando se implementaron, como regalo de Navidad para Santiago, el 24 de diciembre de 1991, pocos pensaban que los trolebuses solo circularían por dos años en la capital. Una gestión financiera compleja los desconectó por segunda vez (la primera, en 1978) en 1993.

Hoy la propuesta técnica del nuevo plan de descontaminación para material particulado fino en la capital los trae de vuelta en las ideas: una red de 900 kilómetros de cables eléctricos donde circularían 1.500 trolebuses. Según se aprecia en un mapa referencial, atraviesa todas la principales vías troncales del Gran Santiago. Para ello, se propone que el Estado financie el 30% de la instalación del sistema (US$ 200 millones).

Consultado por la propuesta, el jefe de la división de calidad del aire del Ministerio del Medio Ambiente, Sebastián Tolvett, dijo que los incentivos que tiene el Transantiago, que paga más a los operadores por los kilómetros recorridos por vehículos eléctricos, permiten pensar en que sería interesante para ellos. “Vamos a evaluarlo, sería rentable si Chilectra, por ejemplo, instala las catenarias (cableado)”.

Al respecto, la ex subsecretaria de Transportes y especialista Gloria Hutt dice que los trolebuses no son la mejor opción para Santiago. “Las tecnologías eléctricas son aún caras y por eso no son masivas en ninguna parte del mundo. No solo habría que financiar buses, sino también contratos, subsidios y tarifas. Habría que ver el impacto, porque las emisiones del transporte público, con las mejoras que logró el Transantiago, no es el mayor emisor de contaminación que hoy tiene la ciudad.

En la misma línea, el experto en transportes de la U. Diego Portales, Louis de Grange, dice que “reúnen en un vehículo las desventajas de los trenes y los buses: son rígidos y pocos flexibles, y ocupan espacio público valioso que congestionan. Es mucho más razonable ver proyectos de tranvía en ejes estructurantes y expandir la red de metro”.