Columna: “Satisfacción Ciudad: Incorporar la Subjetividad a la Planificación Urbana”

© Xandelisk, vía Flickr.

Por Felipe Cáceres Merello, Director de Análisis e Innovación de Visión Humana.

Las ciudades se han transformado en los espacios depositarios de las expectativas y anhelos de las personas respecto a mejorar su calidad de vida. No obstante, la planificación urbana tiende a centrarse muchas veces sólo en aspectos funcionales, en detrimento de elementos relacionados con la satisfacción que proporcionan las condiciones de vida de la ciudad entre quienes la viven de manera cotidiana.

Existe una demanda creciente por ciudades más humanas, esto es, por entender el espacio urbano no sólo en su dimensión física, sino que fundamentalmente desde la experiencia de quienes lo habitan. Desde esta perspectiva, la ciudad es mucho más que sus edificaciones, sus calles y sus parques; es también las prácticas, las percepciones, las sensaciones y el sentido que le otorgan las personas. Ello implica concebir el espacio urbano como una construcción social (Lefebvre, 1991).

En ese sentido, la ciudad es un espacio simbólico, es decir, un lugar donde un individuo o grupo ha depositado una determinada carga de significaciones y emociones como consecuencia de su bagaje cultural, de su pasado ambiental y de las interacciones que en ese espacio mantiene con otros individuos o grupos (Lefebvre, 1991). De esta forma, la relación de las personas con la ciudad está determinada no sólo por las características “reales” de la misma, sino también por cómo perciben los objetos y sucesos que la circundan.

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Hablar de satisfacción ciudad significa entonces enfocar la mirada en la relación subjetiva con el territorio, buscando por tanto matizar la mirada “objetiva” de los indicadores de planificación urbana con la mirada de quienes la experimentan a diario.

La satisfacción ciudad, como herramienta conceptual y metodológica, aborda tres ámbitos vinculados en la relación subjetiva con la ciudad: identidad, satisfacción y experiencia. De esta manera, busca monitorear los diferentes significados que las personas le otorgan al espacio, su valoración sobre aspectos relativos a la calidad de vida que entrega la ciudad y las prácticas asociadas al uso del espacio.

La satisfacción ciudad es un constructo que busca asumir la diversidad inherente de cualquier ciudad. La ciudad actual es una realidad compleja, compuesta por elementos interrelacionados pero diferentes entre sí, que integra diversos valores y proyectos colectivos, muchas veces contrapuestos. En ese ámbito, la ciudad ha pasado de ser un lugar de construcción de formas normalizadoras y estandarizadas, a transformarse en el espacio para tejer y ensamblar experiencias distintas (Amendola, 2000; en Correa, 2012).

Consecuentemente, la idea de satisfacción ciudad parte sobre la base de que incorporar a la ciudadanía es una condición indispensable para la viabilidad de cualquier proceso de intervención en la ciudad. Sólo al conocer y reconocer a los distintos actores que intervienen en el territorio es posible construir tejido urbano.

En definitiva, si logramos un mayor conocimiento sobre cómo se vive y se siente cotidianamente el espacio urbano podremos ser capaces de mejorar la eficacia, calidad y orientación de las intervenciones, diseñando ciudades coherentes con las prácticas y los imaginarios de sus habitantes, convirtiéndolas en lugares más asequibles y humanos.

BIBLIOGRAFÍA

Puedes leer la columna “Imagen Ciudad: Significado e Implicancias” de Felipe Cáceres en este link.