Buenos Aires ¿Una ciudad para 6 millones de habitantes?

En los últimos 20 años la Ciudad de Buenos Aires perdió 300 mil habitantes de alta capacidad contributiva, que migraron hacia las urbanizaciones cerradas (country club, barrios privados, etc.) de la periferia metropolitana. En el último período intercensal, la población en villas de la ciudad se incrementó 50%. De tal modo, de los 52.608 habitantes que habían en el año 1991 se pasó a 107.422 en el año 2001 y a 163.587 habitantes en el año 2010.

Asimismo, creció 30% la población pendular que ingresa diariamente por motivos de trabajo y estudio a la Ciudad a través del sistema de autopistas regionales, de las terminales ferroviarias y de la red de colectivos y charters. Por otro lado, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con una enorme capacidad ociosa de muchos espacios interiores: playas de maniobras desafectadas al uso ferroviario, importantes arterias troncales de los barrios del sur, entre otros.

Como atributos de las dinámicas demográficas de la Ciudad, encontramos que desde hace 60 años, la ciudad se mantiene cuantitativamente estable, con 3 millones de habitantes. Sin embargo, ha modificado de manera sustancial su composición cualitativa. En términos relativos, la población ha envejecido (ha perdido población joven), se han incrementado las familias mononucleares y crecieron sustancialmente los niveles de hacinamiento crítico en la Ciudad.

En 2010 las comunas con mayor porcentaje de viviendas desocupadas son las del norte de la Ciudad, especialmente 1 y 2. (12,11% y 10,49% de las viviendas desocupadas), coincidentes con las de mayor hacinamiento. La densificación edilicia sigue una lógica de mercado, que construye para la demanda que tiene mayor capacidad de pago. Y, por otro lado, las lógicas de reproducción familiar empeoran las condiciones habitacionales del hogar.

Lineamientos para un escenario futuro

Con lo cual, la densificación conducida pareciera ser una estrategia que, luego de preparado el territorio, permitiría impulsar -a partir de una nueva dinámica demográfica y una mayor diversidad- su recuperación socioterritorial. A partir de la situación identificada, se formulan entonces algunos lineamientos para definir un escenario de crecimiento futuro:

● La ausencia estructural de una política sobre el suelo urbano alienta ciertas tendencias de mercado como bien de consumo que se agota y que, necesariamente, requiere de estrategias activas en pos del interés común.

● Desde esta perspectiva, es indispensable interpretar las dinámicas demográficas en el territorio para formular escenarios futuros de densificación residencial y los mecanismos de actuación apropiados.

● En ese marco, consideramos que si bien ciertos corredores han alcanzado una máxima densidad, las áreas vacantes de los barrios del sur así como las playas ferroviarias podrían alentar un intensivo incremento poblacional.

● Así también, se propicia la integración de las villas y asentamientos precarios, dotándolos de equipamiento social y comunitario básico, apertura de calles para regenerar la trama urbana y garantizar la mixtura social.

● Por otro lado, es necesario revitalizar el parque edilicio existente mediante la ejecución de programas de créditos para viviendas y ampliar la oferta residencial en sectores ociosos y mejorar las condiciones de habitabilidad.

● La residencialización de sectores industriales obsoletos constituye otras de las estrategias, a fin de disparar procesos de integración con la trama urbana en áreas en desuso consideradas como vacíos urbanos que degradan.

● Se tiende también a fomentar la densificación de los corredores, capitalizando el bajo nivel de ocupación y las vacancias de suelo que esos ejes ofrecen, mediante la redefinición de indicadores morfológicos del tejido.

● Finalmente, se aspira a consolidar al Riachuelo como un eje estructurante metropolitano, generando un corredor verde con calidad ambiental y áreas residenciales de alta densidad, con forestación y equipamiento adecuados.

En consecuencia, la Ciudad de Buenos Aires debe apostar a una densificación de algunas áreas para revitalizar su territorio y, de ese modo, contribuir al reequilibrio de la ciudad con un espacio público de calidad, servido y equipado. Y esto es posible con la aplicación de instrumentos que reconozcan a la multiplicidad de actores que intervienen y que respondan a una clara comprensión de los procesos urbanos que allí se reproducen.