Crecimiento urbano amenaza con poner en riesgo seguridad operativa de seis aeropuertos

Por M. Valencia, M. Rovano y G. Aracena, El Mercurio. (29/12/13)

Critican insuficiencia normativa de los planes reguladores:

Gobierno y expertos postulan que se deben resguardar suelos para evitar que las ciudades ahoguen a las terminales.

Una proyección elaborada por la Comisión de Estudios Habitacionales y Urbanos (CEHU) del Gobierno mostró que hacia 2018 la superficie de Puerto Montt crecerá en 1.873 hectáreas, lo que equivale a 37% más de su superficie actual. Entre las zonas de expansión está el sector de Tepual, en las proximidades del aeropuerto del mismo nombre. Tendencias como éstas preocupan a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), que ve en el crecimiento urbano sin regulación una amenaza a la permanencia y seguridad de los aeropuertos en el país.

En su reciente exposición, antes de dejar el cargo, el ex director de la repartición, Jaime Alarcón, aludió a una falta de coordinación entre entidades estatales para resguardar terrenos que permitan garantizar la seguridad de la operación aeronáutica futura. “Tiene que haber esta posibilidad de diálogo mucho más cercano. (…) Por ejemplo, que el Minvu, por una falta de coordinación, construya o autorice la construcción de determinados espacios que están hoy muy cercanos a los aeropuertos o a los aeródromos”, afirmó.

La situación de Puerto Montt se repite en otros cinco aeropuertos, la mayoría ubicados en zonas de gran crecimiento aeronáutico, por el auge minero y el salmonero. En Arica, el aeropuerto Chacalluta se ubica a 18 km de la ciudad, y el plan regulador de 2009 ya estableció un foco de crecimiento habitacional hacia el ingreso de la terminal.

“Es muy grave. Nadie planifica, y el plan regulador no aborda bien este problema. En otros países se planifica el territorio, se vislumbra el tráfico aéreo futuro y se resguarda adecuadamente el espacio. Es preocupante en un país en desarrollo con un creciente aumento del tráfico aéreo”, critica el especialista en transporte aeronáutico de la U. de Chile Leonardo Basso.

Déficit normativo

El problema también se evidencia en Calama. Tras el cierre de Chuquicamata y el crecimiento urbano derivado de la bonanza minera han extendido la ciudad, con más de cuatro mil nuevas viviendas, cada vez más cerca del aeropuerto El Loa.

En La Serena, el entorno del aeródromo La Florida pasó de ser la periferia a estar dentro de la ciudad. Pese a ello, el seremi de Vivienda de la Región de Coquimbo, Francisco Alcayaga, señala que en el actual instrumento regulador comunal se distingue un área de resguardo para la terminal de hasta un kilómetro, y que ello se mantendrá en el nuevo plan en fase de diseño. “Varios de los sectores colindantes a La Florida son rurales, por lo cual existen mayores restricciones para la construcción”, dice.

En Talcahuano, los predios adyacentes al aeropuerto Carriel Sur han comenzado a repletarse de viviendas y comercios. Ya en 1995 se construyó en las cercanías el mall Plaza del Trébol (que ha tenido una constante expansión), y se han sumado universidades, un casino, un centro de eventos y una autopista urbana. En el futuro cercano se construirán un hotel y un parque comercial. “Hace 15 años, aproximadamente, existe el plan regulador que zonificó y señalizó las zonas de resguardo definidas en el sector. Los conos de seguridad para los aviones están claramente definidos”, defiende el alcalde de Talcahuano, Gastón Saavedra.

Una visión distinta tiene la directora de aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas, María Isabel Castillo. “Nosotros realizamos planes maestros con el fin de poder analizar y definir cuál es la máxima capacidad de crecimiento de un aeropuerto; sin embargo, no contamos con las herramientas legales que resguarden esto y que es sumamente necesario para que nos permita evitar situaciones como la del aeródromo de Tobalaba. Actualmente estamos trabajando junto a la DGAC y la Junta Aeronáutica Civil (JAC) para poder crear instancias de mayor diálogo y evitar estos problemas que pueden presentarse a futuro”.

El déficit normativo apunta a que los planes reguladores solo resguardan las alturas máximas en torno a los conos de aproximación de los aviones, pero no logran reservar terrenos en las cercanías para frenar la expansión de la ciudad y evitar que ello termine por hacer las operaciones aéreas inseguras.

A juicio del subdirector del Instituto de Estudios Urbanos de la UC, Roberto Moris, los planes reguladores son insuficientes y se requiere una planificación integrada entre los diversos actores que inciden en el desarrollo de las ciudades.

Moris advierte, además, que el problema puede afectar a la capital: “Santiago ha ido creciendo en las cercanías de Arturo Merino Benítez, y eso debería tener cierto control para evitar que la sociedad tenga que abordar una relocalización en las próximas décadas. Ojalá tener buena conectividad, pero sin amplios desarrollos residenciales alrededor. Más allá de lo que indique la zona de exclusión”.

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“No contamos con las herramientas legales que resguarden esto. Es sumamente necesario para evitar situaciones como la del aeródromo de Tobalaba”.

MARÍA ISABEL CASTILLO, DIRECTORA DE AEROPUERTOS MOP.

Sobrevuelo a las pistas en riesgo

* Los aeropuertos “amenazados” por el crecimiento urbano son cinco, según el Gobierno y los expertos: Chacalluta (Arica), El Loa (Calama), La Florida (La Serena), Carriel Sur (Concepción) y Tepual (Puerto Montt).

* En promedio, 21 kilómetros de distancia separan a los aeropuertos de las ciudades a las que sirven en países desarrollados. En casi todas las urbes hay franjas de terreno agrícola o parques que distancian suelos habitacionales, industriales y comerciales de las zonas de operación aérea.