Opinión: Los grandes desafíos de la implementación de la nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano

Por Miguel Mellado Espinoza, Director Escuela Ingeniería en Construcción UCEN.

La nueva política de desarrollo urbano (NPDU) presentada la semana pasada viene a plantear aspectos importantes para la planificación de las ciudades, llenando así ciertos vacíos en la legislación chilena. A mi juicio, creo que vale la pena destacar tres puntos relevantes: la administración ciudad, el desarrollo económico sustentable y la participación ciudadana.

Desde hace mucho tiempo ha surgido la necesidad de disponer, a nivel de ciudad, de un único organismo que integre todos los servicios y que, al mismo tiempo, vele por el desarrollo armónico de ésta.

En el primer punto tenemos que, por ejemplo, si miramos sólo desde la perspectiva de la eficiencia, vemos como hoy en día se superponen intereses y se crean interferencias entre los diversos actores de desarrollo urbano (SERVIU, municipalidades, MOP, Ministerio de Transporte y Comunicaciones, empresas de servicios). ¿El resultado? atrasos y paralizaciones en los proyectos al interior de las urbes y, en muchos casos, hablamos de atrasos provocados por criterios discrepantes; por la falta de una política única. Así entonces, uno de los primeros desafíos de la administración ciudad será la generación de mecanismos de integración, criterios únicos y el desarrollo del plan de urbanización de la respectiva urbe.

El segundo punto es el hecho de que la ciudad es consecuencia del crecimiento económico y que, a la vez, uno de los factores concomitantes en el crecimiento económico es el desarrollo de la ciudad. Se trata de una alianza permanente, un escenario de causa y efecto. Bajo esta premisa es que la ciudad debe proveer a sus habitantes los servicios que son requeridos para el eficiente crecimiento económico de las empresas e industrias. En este punto no sólo son claves los servicios básicos, sino que cobran vital importancias las redes de transporte y las condiciones de vida de las personas que trabajan en dichas empresas.

Y respecto a esto último me parece necesario destacar que tanto o más importante que los servicios básicos (energía, agua y alcantarillado) es el hecho de contar con redes de transporte que permitan la distribución de la producción y, además, faciliten los desplazamientos desde y hacia los lugares de trabajo.

La ciudad debe ser vivible para quienes habiten en ella y, desde este punto de partida, las políticas deben incorporar el desarrollo de las ciudades a escala humana, sin olvidar que sean sustentables y amigables con el medio ambiente.

Finalmente en cuanto a participación ciudadana, las ciudades como tales están concebidas para que las personas habiten en ellas y desarrollen sus diferentes actividades económicas. Los ciudadanos deben ser sí o sí partícipes de las decisiones que afectan su forma de vida. En este sentido la nueva política de desarrollo urbano viene a constituir un significativo avance al establecer una meta de muy corto plazo para que los organismos pertinentes generen metodologías de toma de decisiones y velen por el desarrollo de la investigación de materias urbanas; de tal forma de incorporar la participación ciudadana, la calidad y los aspectos ambientales en cada una de sus decisiones.