Inteligencia colectiva y participación ciudadana

Fuente: candychang.com/post-it-notes-for-neighbors-2/

Imaginemos que justo al frente de tu casa la vereda se encuentra en mal estado. Te tropiezas cada vez al salir a la calle, la gente con carros o coches tiene que desviarse y se vuelve incómodo andar en bicicleta. Vas donde tu municipalidad, solicitas una reunión con la alcaldesa para resolver el problema y, después de horas de intentar hacerle llegar tus inquietudes, milagrosamente te recibe con los brazos abiertos. Pero no te puede dar solución. “No tenía idea, hay otras prioridades, no hay recursos.”, dice.

En una época donde los ciudadanos chilenos se ven envueltos en una crisis de representación, en una desconfianza política generalizada y en mayores demandas y ambiciones, la sociedad últimamente ha manifestado una necesidad creciente de dar una vuelta en la manera de pensar y hacer ciudad, una forma mucho más descentralizada, inclusiva y representativa. Con esto, el urbanismo ha tendido a formular, cada vez más, modos de hacer proyectos “desde abajo hacia arriba”, es decir, en vez de partir desde lo general a lo particular, partir desde la misma ciudadanía y sus demandas y necesidades. Con esto, surgen distintas llegadas o aproximaciones hacia cómo hacer una ciudad de forma más democrática e inclusiva, y estas llegadas van de la mano de instrumentos y herramientas cada vez más masivas y localizadas.

Esto se entiende como la ciudad 2.0: un sistema de innovación social que nace desde el mismo conocimiento de los ciudadanos, que son vistos como participantes y no meros consumidores, sin necesidad de ser expertos o profesionales de materias sociales. Esta ciudad 2.0, por lo tanto, crea un sistema habilitador, de auto-organización, y que acerca la actualmente alejada noción de gobierno hacia el núcleo de las comunidades. En base a esta idea, nacen nuevas maneras de analizar, cuantificar y comunicar las necesidades locales, como la vereda de tu casa.

Inteligencia colectiva

La inteligencia colectiva se refiere al levantamiento de datos, observaciones y necesidades hechos por los propios ciudadanos y no por un estudio de organizaciones o entes políticos. En este sentido, la noción de “colaboración” cobra fuerza al ser un medio de información que apela a la imaginación, necesidad y participación social, y que requiere maneras innovadoras y didácticas para facilitar, optimizar y masificar su uso. Es decir, estas herramientas no sólo deben abarcar a la mayor cantidad de ciudadanos, sino que también deben estar diseñadas de manera simple y accesible. En el libro “The Enabling City” de Chiara Camponeschi, se dice que la idea es “…celebrar el poder de la intercolaboración de actores y nuestras experiencias cotidianas para lograr resolver problemáticas y fomentar la innovación social.”, y el libro se presenta a modo de toolkit o “caja de herramientas” para formular soluciones acerca de temas tan variados como el reciclaje, la sustentabilidad o la inclusión social. Este es un ejemplo de herramientas Do-it-yourself, o “hágalo usted mismo”, que dan una nueva mirada a las experiencias cotidianas y que reinventan el rol colaborativo de la ciudadanía.

Ideas como estas utilizan grandes cantidades de información y el apoyo de una gran cantidad de gente que idean soluciones a largo plazo que no pueden resolverse a través de sólo la acción de un gobierno local. Esto se denomina capital de riesgo social: darse cuenta uno mismo de que el problema de la vereda existe, luego, darse cuenta de que el barrio entero sabe del problema, y luego, darle un hilo conductor a ese problema que pasó de ser particular a colectivo.

Crowdsourcing

Ahora, surge la necesidad de enterarse de otras veredas que estén en mal estado y que tu municipalidad no ha caído en cuenta, y quieres que tus mismos vecinos (tu capital de riesgo social) se pongan de acuerdo para canalizar esa información. ¿Cómo es posible darle acceso a todos tus vecinos para manifestarse?

El crowdsourcing se refiere a levantamiento de información colectiva donde cada persona es capaz de editar o agregar cierto tipo de información en una especie de gran “olla común”. Generalmente usan infraestructuras colaborativas de bajo costo y al alcance de una gran cantidad de gente, como software de código abierto en internet, de modo de expandir la red de alcance con la menor cantidad de recursos posibles. Bajo esta mirada nacen los “wikis”, enciclopedias virtuales con información a una escala global. Iniciativas más urbanas, como ziudad.com, permiten a cualquiera manifestar sus inquietudes urbanas, como “vereda en mal estado” y votar a favor o en contra de esa iniciativa. Si la propuesta genera suficientes “zumbidos”, la página lo comunica a entidades gubernamentales u ONGs para que provean de una solución o respuesta públicamente.

A una escala más local se han hecho experimentos (generalmente instalaciones artísticas) que se implantan de manera física en el barrio, por ejemplo, un proyecto llamado “Post-it notes for Neighbours”, una instalación en Brooklyn donde una vitrina en la vía pública se empapeló con post-its que preguntaban el costo de los arriendos de los departamentos de esa calle. La gente, anónimamente, anotaba sus cantidades, y luego se recopiló esa información estadísticamente. Lo importante es diferenciar este levantamiento de información con una encuesta, ya que esta se encuentra en un lugar eminentemente público, al alcance de todos, editable por todos, y de manera verdaderamente anónima. Quizás quieras poner un gran mapa de tu barrio en la plaza central, ofrecer chinches e indicar a la gente que pegue uno donde haya visto veredas en mal estado. En una semana habrá una gran cantidad de información, levantada colectivamente, que hubiera tomado meses obtener a través de un catastro municipal.

Mapeo y tiempo real

Open Street Map, mapa urbano colaborativo. Fuente: openstreetmap.org/

Otras iniciativas permiten georreferenciar la información colectiva y relevante en tiempo real, generalmente a través de internet. En este medio la gente colabora para crear mapas, y, a través de mecanismos gps y software de recolección de datos, entregar la información ya procesada en el mismo instante. Es el caso de Waze, aplicación que permite reportar tacos repentinos, carabineros o fallas en la calzada a los conductores.

Todas estas herramientas mantienen el hilo común de la representación ciudadana, una entidad o fenómeno que crea de alguna manera una nueva capa de liderazgo e innovación social en un punto medio entre comunidad y gobierno, una capa que permite encadenar a estos dos actores desde abajo hacia arriba y no al revés. Es difícil manifestar una problemática desde un punto de vista tan particular y específico como lo es una comunidad, pero con un mapa lleno de chinches, mapas virtuales, reuniones vecinales de conversación, murales e ideas colectivas estos dos estratos se acercan más que nunca.