Plan de expansión de 15 aeropuertos busca absorber 50 millones de viajes anuales a 2030

Entre los proyectos, se incluye la concesión del terminal aéreo de Balmaceda (Aysén), construir segundas pistas en Puerto Montt y Calama, y potenciar Carriel Sur (Concepción) como alternativa a Arturo Merino Benítez.

Por Manuel Valencia, El Mercurio

Un viaje en avión por cada chileno. Ese índice, propio de mercados en desarrollo, es el que exhibe el país este año. La cifra de 15 millones pasajeros anuales anticipa un explosivo crecimiento en menos de dos décadas: según proyecciones de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), hacia 2030, Chile registrará 50 millones de viajes al año. Es decir, 3,3 por cada habitante, lo que se equipara al promedio que arrojan los países desarrollados.

Ante ese boom , el Gobierno presentó un ambicioso plan de obras que busca ampliar y potenciar 15 aeropuertos del país.

Este paquete contempla recursos por $ 41.083 millones del MOP y una inversión cerca de los US$ 1.000 millones de los concesionarios.

Algunas obras, como el nuevo terminal de Freire (que reemplazará al aeropuerto Maquehue de Temuco) ya se iniciaron y se inaugurarán en febrero del próximo año. Pero otros, como el nuevo edificio internacional del aeropuerto Arturo Merino Benítez, recién comenzarían a construirse en 2015.

“Hay una relación muy directa entre el crecimiento económico del país y la necesidad de nuevos aeropuertos. Estamos estudiando la situación para que Chile pueda sostener, a medida que crece más, un aumento en tecnología y capacidad de recibir aviones”, señaló el subsecretario de Hacienda, Julio Dittborn.

Entre los proyectos destaca el nuevo aeropuerto El Loa de Calama. El terminal, de US$ 39 millones, tendrá una nueva pista de 3.040 metros y un edificio de pasajeros de 8 mil m {+2} , cubierto de cobre bactericida, con tres puentes de embarque y apto para recibir seis aeronaves. Así se busca absorber el creciente aumento de pasajeros, derivado del auge minero. En la misma región, el aeropuerto Cerro Moreno de Antofagasta demandará una inversión de US$ 30 millones para la construcción de un terminal de 10 mil m {+2} con un nuevo puente de embarque. Ambos estarán listos en 2014.

Otro que destaca es el nuevo aeropuerto La Florida de La Serena. Este proyecto -de US$ 7,8 millones- considera la remodelación del terminal actual. Así, se le dará vida útil de siete años y, según la directora nacional de Aeropuertos del MOP, María Isabel Castillo, “en ese plazo se debe retomar la postergada licitación del aeropuerto de Tongoy, como nuevo terminal de la Región de Coquimbo”.

El plan también contempla la transformación de El Tepual de Puerto Montt, que añadirá una nueva pista de 2.650 metros, y la transformación del aeropuerto Balmaceda, en la Región de Aysén, donde se invertirán $17.200 millones en mejoramientos de la pista. Además, en un plazo de cuatro años, este terminal será incluido en la cartera de concesiones. “Cuando se hizo el programa de concesiones, tenía un tráfico temporal y estacionario, alto en el verano y bajo en invierno. Hoy día eso cambió, es parte de la ruta hacia el sur austral y tiene una demanda tan fuerte que el terminal está quedando con problemas de congestión”, detalla Castillo.

Además del nuevo terminal internacional, que, con una inversión de US$ 719 millones, permitirá aumentar a 29 millones de pasajeros la capacidad anual del aeropuerto de Pudahuel hacia 2020, en Santiago el plan incluye la licitación del aeródromo Peldehue en diciembre de este año. Ahí se invertirán $11.000 millones para adaptar el terminal, que recibirá gran parte de las operaciones de las escuelas de aviación de Tobalaba.

Además, se contempla un terminal para la aviación corporativa dentro de Arturo Merino Benítez (por $10.200 millones).

Los otros terminales que considera el plan incluyen mejoras en aeródromos localizados zonas extremas. Entre ellos, el aeródromo de Robinson Crusoe, donde se invertirán de $22.000 millones en un mejoramiento integral. También se contemplan obras en el recinto de Zapahuira, ubicado en el altiplano de Tarapacá; el de Chaitén (por $19.500 millones); el aeródromo de Teniente Gallardo en Puerto Natales (donde se ampliará la pista y el terminal, por $8.200 millones) y la base aérea de Teniente Marsh en la Antártida, donde se ejecutará una rehabilitación integral por $20 mil millones.

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32

millones de kilómetros cuadrados es la superficie del espacio aéreo chileno que controla la DGAC, uno de los más grandes del mundo, según la entidad.

347

aeropuertos y aeródromos hay en Chile: 225 son particulares; 10 son militares; 12 municipales y otros 100 son fiscales. De estos, siete son internacionales.

US$ 600

millones se han invertido desde 1996 -cuando se inició el modelo- en los terminales concesionados.

Los proyectos

Arturo Merino Benítez: En el principal aeropuerto se contempla la ampliación de la pista para más aeronaves ($15.900 millones) y la construcción de un nuevo terminal internacional hacia 2020, que tendrá un costo de US $719 millones.

Diego Aracena: Con una inversión de US$ 4,5 millones, el aeropuerto de Iquique remodelará su terminal de pasajeros, para aumentar su capacidad, y ejecutará obras de conservación.

Nuevo El Loa: En Calama se construye un nuevo terminal, que añade una segunda pista por $13.700 millones. El renovado edificio de US$39 millones tendrá 8.000 m {+2} y estará operativo en febrero.

La Serena: Con una inversión de US$ 7,8 millones, el aeropuerto La Florida tendrá un nuevo edificio de 4.500 m2, con espacio para más aviones. Luego de siete años dará paso a un nuevo aeropuerto en Tongoy.

Carriel Sur: El terminal aéreo de Concepción se optimizará para ser la segunda alternativa oficial a Arturo Merino Benítez. Se ampliará y alargará la pista por $5.800 millones.

La Araucanía: El actual aeropuerto Maquehue de Temuco trasladará sus funciones a Freire, a partir de febrero próximo. El nuevo terminal de US$ 128 millones tendrá un edificio de 5.000 m2 con tres puentes de embarque y capacidad para cuatro aeronaves.

Puerto Montt: El terminal El Tepual añadirá una segunda pista de 2.600 metros. Con ello, se podrá transformar la actual pista de aterrizaje del aeropuerto y, a futuro, aumentará su capacidad operativa.

Peldehue y otros: El plan contempla la licitación del aeródromo de Peldehue, en la zona norte de Santiago. Ese terminal absorberá las operaciones de las escuelas de aviación que funcionaban en Tobalaba. También, se consideran obras en Robinson Crusoe, Zapahuira (altiplano), Chaitén y la base aérea de la Antártida.

MOP y DGAC piden planificación para evitar que ciudades “ahoguen” a los aeropuertos

El objetivo es evitar que aeropuertos clave para el país, como Arturo Merino Benítez, El Loa o Carriel Sur, sufran el mismo problema de Tobalaba: el terminal fue literalmente “devorado” por el crecimiento inmobiliario circundante, lo que lo hizo técnicamente inviable y peligroso, después de un accidente que cobró la vida de 13 personas en 2008.

En el caso de Arturo Merino Benítez existe preocupación por las zonas de crecimiento habitacional que define el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) -aún en análisis en Contraloría-. La directora de Aeropuertos del MOP, María Isabel Castillo, sostiene que el proyecto Urbanya, planificado en la zona poniente del terminal, “intercepta con nuestro plan maestro”. Por ello, señala que la única herramienta posible es la expropiación.

Para el director general de Aeronáutica Civil, Jaime Alarcón, se debe generar una política pública de planificación. “Hemos planteado con preocupación del área vivienda y urbanismo en las cercanías del aeropuerto, no tan solo por el tema de los espacios para incrementar aún más las plataformas aeronáuticas, sino también por el tema medioambiental. Se deben crear coordinaciones necesarias entre distintos actores, porque cuando el desarrollo urbano que se acerca a los aeropuertos, genera dificultades que hay que prever”, afirma. Con él concuerda el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Ricardo Mewes. “En la estadística internacional los aeropuertos están a 21 kilómetros de las ciudades, con lo que los pasajeros lleguen pronto a destino. La idea es que los planes reguladores integren a los aeropuertos como instrumentos de conectividad y para eso deben poner límites al avance de la ciudad”, asevera.