Fallece arquitecto clave del siglo XX, ex rector de la Universidad Católica y ex alcalde

Desde fines de los 50, Fernando Castillo Velasco integró los grupos renovadores de la arquitectura. La reforma universitaria lo puso en el primer plano de la contingencia.

Por Pablo Reed y Francisca Jara, El Mercurio

Las últimas apariciones públicas del arquitecto Fernando Castillo Velasco, fallecido ayer a los 94 años, dan cuenta de la variedad e importancia de sus aportes a la vida pública chilena.

El 7 de junio, por ejemplo, participó en la celebración de los 125 años de la Universidad Católica. Fue el primer académico que ocupó el cargo de rector de dicho plantel (1967-1973) y el único hasta ahora elegido por la comunidad universitaria.

El 1 de julio fue declarado Padre Ilustre de La Reina, al cumplirse 50 años de la existencia de la comuna que dirigió como alcalde en varios períodos.

Nacido en Santiago el 15 de agosto de 1918, estudió en el Liceo Alemán, y Arquitectura en la Universidad Católica.

En estos dos establecimientos conoció a quienes serían sus socios durante 25 años en la mítica oficina B.V.C.H. (de las iniciales de sus integrantes: Carlos Bresciani, Héctor Valdés, Castillo y Carlos Huidobro).

Con ellos crearía desde fines de los años 50 y durante los 60 algunas de las obras más importantes del Movimiento Moderno en Chile, como la Unidad Vecinal Portales, las Torres de Tajamar y la Universidad Técnica del Estado (hoy Universidad de Santiago).

Estuvo vinculado a la comuna de La Reina incluso antes de la creación de esta, en 1963, pues se crió en la quinta Los Guindos, entonces Ñuñoa.

Castillo, al igual que su hermano Jaime, era militante de la Democracia Cristiana. En 1964, el Presidente Eduardo Frei Montalva lo designó como el segundo alcalde de la recién creada comuna.

Elegido democráticamente en 1965, ocupó el cargo hasta 1968. En ese período se construyó Villa La Reina y ayudó a Violeta Parra en su proyecto de la carpa. En la película “Violeta se fue a los cielos”, de hecho, el actor Marcial Tagle lo encarna. Incluyendo varias reelecciones, volvió a ser alcalde entre 1992 y 1994, y luego entre 1996 y 2004.

Tuvo un fugaz paso por la Intendencia de Santiago, entre marzo y septiembre de 1994. Dejó el cargo por discrepancias sobre el recorrido de una marcha.

Sus años al frente de la Universidad Católica fueron tal vez los de mayor exposición pública. Habiéndose titulado en ese plantel en 1947, era profesor de la Facultad de Arquitectura desde 1958. En su período como rector tuvo dos ofrecimientos para ser ministro de Vivienda, de parte de los presidentes Frei Montalva y Salvador Allende. En el último caso, su partido se opuso.

Se autoexilió en 1974 en Inglaterra, donde ejerció labores docentes en la Universidad de Cambridge. Luego de una corta estadía en Venezuela, volvió a Chile en 1978. Entonces participó en la revista Análisis e hizo clases en la Academia de Humanismo Cristiano.

En los años ochenta se dedicó a las que consideraba sus más sentidas obras arquitectónicas: las Comunidades Castillo Velasco. En 1983 obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura.

Castillo fue un gran fumador hasta que un cáncer a la garganta obligó a operarlo en 1987, quedando con daño en sus cuerdas vocales.

Dos libros son de importancia para conocer su pensamiento: “Los tiempos que hacen el presente” (1997), en que aborda su labor como rector, y “Lecciones del tiempo vivido”, memorias publicadas al cumplir 90 años en 2008.

La biografía “Tiempos que muerden” se publicó en 1998. Su autora, Faride Zerán, lo recordó ayer: “Yo destacaría como legado esa impronta humanista, de un hombre con una gran vocación de servicio, una gran vocación pública y una mirada muy humana y libertaria de las cosas”.

”¡Qué distinto es todo cuando hombres y mujeres hacen sus vidas solidariamente, en vinculación con su medio y en el cumplimiento de los sueños individuales y colectivos!”.

FERNANDO CASTILLO
EN SUS MEMORIAS PUBLICADAS EN 2008

”Ha sido, sin lugar a dudas, uno de los arquitectos chilenosmás relevantes del siglo XX”.

CRISTIÁN UNDURRAGA
ARQUITECTO

”Queremos expresar como partido el hondo pesar que nos embarga. Fue un gran militante de la DC y luchador por los DD.HH.”.

IGNACIO WALKER
PRESIDENTE DE LA DC

Torres de Tajamar y la Unidad Vecinal Portales, parte de la herencia de un forjador del Santiago moderno

Castillo no solo será recordado por su trayectoria política y académica, pues su obra arquitectónica -visible en Santiago y el resto del país- también dejó huella.

Edificios típicos de la capital, como las Torres de Tajamar, la Unidad Vecinal Portales y la Universidad Técnica del Estado, actual Usach, son solo algunas de las creaciones que encarnan su estilo, caracterizado por su temple reformador.

El arquitecto Fernando Pérez, director del doctorado de Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Católica y experto en su obra, destacó que el trabajo de Castillo “es, sin duda, una parte central de la historia de Chile y Latinoamérica. Su carrera, además, estuvo siempre marcada por un espíritu de innovación y renovación, desde que era universitario”.

Su proyecto de título, de hecho, lo dedicó a plantear una remodelación para la zona que colinda con Diagonal Paraguay, ubicada en el centro. En vez de los tradicionales edificios construidos en paralelo a las calles, propuso bloques situados en un gran espacio abierto.

Pérez también ha analizado profundamente el legado del Premio Nacional 1983. El ejemplo más reciente es el libro “Bresciani, Valdés, Castillo, Huidobro”, publicado en 2006, en donde ahonda en el trabajo que Castillo realizó en una de las oficinas de arquitectura que ocupó junto a sus colegas.

“Fue un entusiasta, sobre todo en su primer período, en el que persiguió su idea de transformar el mundo”, añadió Pérez.

Ese entusiasmo marcó, sobre todo, el plano urbanístico de La Reina, según el destacado académico José Rosas Vera. “Cuando fue alcalde hizo que toda la gente tuviera un imaginario urbano identificado con ciertos elementos fundamentales: la topografía, la presencia de la cordillera, de Santiago a la distancia, sus quebradas, senderos, su irregularidad y, por supuesto, sus áreas verdes”, explicó.

Según el arquitecto Cristián Undurraga, este conjunto de características hicieron de Castillo “uno de los arquitectos chilenos más relevantes del siglo XX… Formó junto a Valdés, Bresciani y Huidobro el taller más brillante de arquitectos comprometidos con la arquitectura moderna en el país. Desde la política, supo combinar la profesión y su sensibilidad social para desarrollar barrios y espacios públicos a escala humana para promover la vida comunitaria y una mayor dignidad e integración entre las personas. Sus lecciones y su compromiso social nos acompañarán siempre”.

El artista Claudio di Girolamo, con quien fundó la Corporación Cultural “ChileTodos”, dijo sentirse “totalmente destruido” por su muerte. “Fue una persona importantísima para el país, con el que mantuve 60 años de una muy linda amistad. Viví junto a él muy de cerca el proceso de reforma universitaria y además el propio Fernando participó en la inauguración, en 1962, del Teatro La Comedia del Ictus. Hizo la escenografía de ‘El velero en la botella’, de Jorge Díaz. Fue un hombre bueno del alma. Nunca lo escuché hablar mal de una persona o sentir rencor”.

Su faceta política: un democratacristiano conciliador, edil de La Reina y de fugaz paso como intendente

La bitácora política de Castillo no se limita a haber sido alcalde de La Reina en cinco ocasiones, sino que a sus valiosos aportes desde la Universidad Católica y, por un breve período, en la Intendencia Metropolitana.

“Fue a lo largo de su vida un gran militante de la DC. Fue un luchador por los derechos humanos junto a su hermano Jaime, y todo nuestro partido”, valoró ayer el presidente del partido, senador Ignacio Walker.

La mención a los derechos humanos se basa en su trabajo, a partir de 1980, en el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (Codepu), del que fue uno de los fundadores.

En 1994, fue nombrado intendente metropolitano, un cargo que solo ejerció durante seis meses. Su salida estuvo motivada por discrepancias con el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que no autorizó una marcha por la calle Morandé de varias organizaciones de izquierda que conmemoraban los 21 años del golpe de Estado.

“Él se caracterizó siempre por un gran sentido humano y de comunidad. Él fue un gran rector en la UC, fue un hacedor desde el punto de vista de la arquitectura y un ejemplo de consecuencia y capacidad de entrega al servicio público”, dijo la senadora Soledad Alvear.

Su huella en la Democracia Cristiana sigue siendo valorada por los actuales partidarios, sobre todo por el carácter conciliador de sus propuestas.

“Recordamos la figura de Castillo Velasco como una inspiración permanente para las nuevas generaciones en política, plasmada en su vocación de servicio, su profunda inquietud por los más pobres, sus idearios de una sociedad más justa. Fue un ciudadano con sentido del bien común y cuya figura como rector de la UC, primero y único elegido por la comunidad universitaria, sigue motivando aún hoy a cientos de nuevos dirigentes estudiantiles”, detalló la directiva falangista a través de un comunicado.

El Gobierno también manifestó su pesar: “Fernando Castillo Velasco fue un gran servidor público. Mis condolencias a la familia y a su partido”, dijo la vocera del Ejecutivo, Cecilia Pérez.

Primer rector laico y elegido de la U. Católica realizó cambios que se mantienen hasta hoy

“Hay dos puntos que constituyen su legado más importante: entender los elementos distintivos de una universidad en términos de calidad de la docencia y la investigación, y la incorporación de la participación de la comunidad en el proyecto universitario”.

Con estas palabras, el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, definió la importancia que tuvo Castillo como principal autoridad del plantel, cargo que ejerció entre 1967 y 1973. Durante dicho período, no solo se crearon los institutos de Química, Física y Biología y se reorganizaron las unidades académicas del plantel, sino que también se crearon el Departamento Universitario Obrero Campesino (Duoc) y la Dirección de Asuntos Estudiantiles (Dae), los que funcionan hasta hoy.

Asumió la rectoría después de la toma de la casa central de 1967 y fue elegido tanto por los académicos como por estudiantes y representantes del episcopado. Además de ser el primer rector electo, también fue el primer laico en el cargo.

Juan de Dios Vial Correa, titular del plantel entre 1984 y 2000, compartió con Castillo en el Consejo Universitario de la UC, luego de que el arquitecto llegara al cargo en uno de los períodos más complejos de la institución.

“Fue un hombre muy noble, dispuesto a trabajar… Me impresionó su apertura, su espíritu de diálogo”, sostuvo el médico.

“Él tenía una gran capacidad de trabajo en equipo y fue un estímulo para la modernización de la universidad”, recordó el diputado Carlos Montes, quien era dirigente de la FEUC durante la citada toma y la elección de Castillo como rector.

En ese período se incorporó por primera vez a los estudiantes en el Consejo Superior, situación que se mantiene hasta hoy. Los primeros en participar de la instancia fueron Miguel Silva, el propio Montes y Jaime Guzmán.

En 1970, Castillo renunció a la rectoría tras críticas de la FEUC, pero fue reelegido en el cargo.

Pese a sus años, dijo ayer Sánchez, Castillo participaba permanentemente en los actos de la casa de estudios. Además, se reunía con frecuencia con los dirigentes estudiantiles y con alumnos de Arquitectura del plantel.

“Fue el rector de los estudiantes. Inspiró a movimientos políticos que aún están presentes y un proyecto universitario que seguimos construyendo… Hace menos de un mes estuvimos en su casa conversando sobre la historia de la universidad”, sostuvo el actual presidente de la federación, Diego Vela.

La universidad participará en los funerales de Castillo. Además, espera realizar una misa junto con su familia en la casa de estudios dentro de las próximas dos semanas.