Muebles viejos, escombros y hasta sillones abandonados ensucian los caminos del país

Las distancias y la falta de fiscalización favorecen el problema, mientras los municipios dicen estar sobrepasados.

Por El Mercurio

El problema de la basura en los caminos no es exclusivo de la ruta internacional que sube al Paso Los Libertadores, que dejó en evidencia “El Mercurio” el lunes. En varias carreteras los desperdicios se acumulan por culpa de quienes lanzan desechos, aprovechando la soledad y falta de fiscalización en varios puntos.

En el caso de San José de Maipo, los escombros y muebles en desuso están desperdigados en al menos 10 puntos del camino a El Toyo, el que avanza paralelo al río Maipo. Para el alcalde de la comuna, Luis Pezoa, el problema es grave, ya que “no alcanzamos a limpiar una parte cuando ensucian la otra. No respetan señalética ni nada. Es una peste, estamos sobrepasados”.

Según el edil, lo peor de la situación es que la basura ensucia el cauce. La vecina Rosa Toro coincide: “Nosotros tomamos agua del río, y ahí echan de todo. Deberían preocuparse de eso”.

La situación se repite en el camino que une las ciudades de Coquimbo y Ovalle, en la IV Región. El municipio de la capital del Limarí admite que la fiscalización es compleja, por la lejanía y falta de visibilidad en la noche. Entre los desperdicios, hay desde bolsas hasta sillones y televisores.

Según Orlando Ortiz, encargado de la oficina rural de la localidad de Pan de Azúcar, los desperdicios son lanzados por automovilistas y por camioneros que usan ese tramo como lugar de descanso.

En la municipalidad de Coquimbo informan que han tratado de combatir el problema, aunque le atribuyen la responsabilidad al Ministerio de Obras Públicas (MOP). El seremi de dicha cartera, Luis Cobo, replica: “Tenemos contratos de conservación y mantención de los caminos, pero no de limpieza”.

El acceso norte a Antofagasta desde la Ruta 5 también se ha convertido en un basural, donde conductores, camioneros e incluso vecinos se deshacen de basura domiciliaria y escombros. El director de Aseo y Ornato de la municipalidad, Juan Esquivel, dice que el mes pasado retiraron 50 toneladas de deshechos del lugar, pero que la gente lo volvió a ensuciar. Según Esquivel, en este caso el MOP también debería fiscalizar, ya que la ruta está concesionada.

En el extremo sur, la situación es la misma: bolsas, latas y cartones están desparramados a lo largo de la Ruta Internacional 255, que une Punta Arenas con el Paso de Integración Austral, donde el viento ayuda a desparramar los desechos que lanza la gente.

Problema de educación

La mayoría de los municipios tiene ordenanzas para definir las sanciones por ensuciar los espacios públicos, pero reconocen que es difícil fiscalizar. El abogado de la Asociación Chilena de Municipalidades, Malik Mograby, dice que las sanciones no pueden exceder las 5 UTM y que “cada municipio es autónomo para determinar el monto de esa multa”.

A pesar de que en algunas comunas la pena máxima prevista sobrepasa el límite fijado -como en San José de Maipo, donde la multa puede ascender a 10 UTM-, el problema persiste. El alcalde Luis Pezoa dice que la solución pasa por educar a la gente, a través de una campaña pública.

En eso coincide con Antonia Lehmann, presidenta de la comisión redactora de la Política Nacional de Desarrollo Urbano, quien sostiene que se trata de un problema cultural que se podría solucionar con campañas gubernamentales. “A diferencia de los países nórdicos, aquí las escuelas poco hacen por enseñarles a los niños a cuidar lo que es de todos”, dice.

$208 mil millones

gastaron en 2012 los municipios del país por servicio de basura domiciliaria, el que no cubre el retiro de escombros de las carreteras.

50 toneladas de basura

retiró el mes pasado la Municipalidad de Antofagasta, pero el problema persiste.