La agricultura urbana como herramienta de desarrollo urbano

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La importancia que ha adquirido la agricultura urbana en el último tiempo demuestra el interés que tienen las personas por desarrollar pautas de alimentación más saludables que se generan a través de mecanismos amigables con el medio ambiente.

En el último tiempo, los principios bajo los que se han realizado los proyectos de agricultura urbana se concretan bajo medidas de “hágalo usted mismo” y gracias a la planificación comunitaria. Sin embargo, según la revista online Cities Magazine y el centro de investigación holandés Trancity,  no permiten la gestación de un movimiento social unificado capaz de generar cambios a escala global.

Con el objetivo de cambiar este panorama, publicaron en conjunto el libro “Cultivando la Ciudad: La Alimentación como Herramientas para la Urbanización de Hoy”, con el que buscan conectar a activistas y expertos internacionales para que intercambien conocimientos  y aumenten el impacto de esta forma de cultivo en la sociedad.

Un mensaje central del libro es cómo la comida puede ser utilizada como una herramienta para el desarrollo urbano. En este sentido, el libro expone que con una planificación cuidadosa, la agrupación y el desarrollo de estos proyectos se puede eliminar la paradoja urbana que “cuanto más nos agrupamos, más lejos nos encontramos de nuestras fuentes de sustento”.

En la introducción, escrita por Carolyn Steel, arquitecto británica y autora de “Ciudades Hambrientas: Cómo la comida moldea nuestras vidas”, se establece -con un tono esperanzador- que “a través de las ciudades del mundo, la comida está volviendo a las casas”.

A lo largo de la publicación, “Cultivando la Ciudad”, se establece que la agricultura urbana es inherentemente un proceso de abajo hacia arriba. También se dice que la agricultura urbana es “oportunista por naturaleza” y que se adapta “a las posibilidades y limitaciones de la ciudad”. En consecuencia, en el libro se establece que los funcionarios municipales y los planificadores deben reconocer esto y cambiar su rol hacia la cartografía para identificar lugares en donde la agricultura urbana se pueda desarrollar.

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El libro está organizado como una colección de ensayos que explican una variedad de actividades que cuentan con el testimonio de agricultores urbanos y pensadores, seguida de estudios de caso que muestran un análisis académico accesible junto a descripciones de proyectos en todo el mundo. También tiene una infografía que ilustra conceptos importantes y que su diseño coherente unifica el objetivo de los proyectos ante la diversidad de éstos. Esta presenta conceptos de Jan Jongert publicados en ‘Ciudad Resiliente’, que aboga por una reconexión de los flujos urbanos, tales como alimentos, energía, agua y dinero, hacia una ciudad integrada y regenerativa. Un ejemplo de esto es Gro Holland, una empresa que abastece a restaurantes con hongos cultivados en cafeterías, lo que es un excelente ejemplo de cómo reintegrar los flujos urbanos.

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En “Cultivando la Ciudad” también se incluyen casos de estudios de varios países, como la historia de FoodShare, un lugar que se basa en la organización de la seguridad alimentaria en Toronto. También está el caso de Debra Solomon y Mariska Van den Berg, del laboratorio holandés de diseño social Urbania Hoeve que se especializa en realizar transformaciones de espacios públicos desde las comunidades para impulsar socialmente los espacios públicos. Esta experiencia de Urbaniahoeve se estableció con ‘Foodscape’ en La Haya, en donde se les enseñó a los tomadores de decisiones la superación de vacíos culturales y profesionales. Con el tiempo, la burocracia municipal que, según sus creadores, puede ser un proceso largo, aporta una mayor creatividad para la formación de los espacios públicos cohesionados socialmente, el aumento de la diversidad y con alimentos de calidad.

El libro tiene una diversidad de conceptos y estudios de casos de todo el mundo que los resume en recomendaciones claras sobre cómo la comida puede ser utilizado como una herramienta para el desarrollo urbano. Haciendo hincapié en la diversidad de las agriculturas urbanas, su desarrollo en las ciudades define la importancia de establecer un “campo de los alimentos locales”, parecido al campo creativo que fue atractivos para los planificadores urbanos en la década pasada. Un campo con los alimentos agrupados, con su propio conjunto de demandas urbanas, articulaciones espaciales e interdependencias sociales es capaz de llenar los vacíos en la ciudad, y alienta a la aparición de nuevas redes y comunidades urbanas.

La fuerza de “Cultivando la Ciudad” reside en su capacidad para cambiar las descripciones técnicas de las mejores prácticas de jardinería urbana hacia la teoría social de más amplio alcance. Para unir los puntos entre la teoría y la práctica con los proyectos de agricultura urbana internacional, el libro establece una escena fragmentada de los jardines en la ciudad como un amplio movimiento social, capaz de colaborar, apoyar e inspirar.

Fuente imagen: farmingthecity.net

El equipo que creó el libro creó un sitio web que funciona como una extensión natural de las recomendaciones de la publicación para apoyar y potenciar los proyectos locales de alimentos. Lanzado en 2011, la página es una plataforma para todos los asuntos de la agricultura urbana. Incluye un mapa interactivo de las iniciativas de agricultura urbana en todo el mundo, una sección de disponibilidad de voluntarios, consejos sobre las mejores prácticas de jardinería, la negociación y anuncios que digan el espacio disponible para la agricultura urbana en las ciudades de todo el mundo (incluyendo los techos vacíos, solares y parques). Es un recurso accesible, que si se adopta ampliamente – tal vez a través de las redes sociales – tiene el potencial de vincular significativamente los esfuerzos internacionales para cultivar la ciudad hacia un movimiento mundial y unificado de agricultura urbana.