15 de June, 2013

Carta de la semana: Centros Comerciales

Por Equipo Plataforma Urbana

Mall Paseo Costanera en Puerto Montt (cc).

Constantemente, los casos de algunos malls en Chile que han generado rechazo por parte de ciudadanos, expertos y representantes políticos, entre otros, inspiran críticas y propuestas. En la siguiente carta enviada al diario El Mercurio, el ingeniero civil Juan José Altamirano sugiere dejar de construir estos centros comerciales en lugares de cuidado patrimonial o de mucha congestión. A su vez, cree que lo mejor es seguir el ejemplo de algunas ciudades europeas donde los malls se han emplazado en la periferia.

La carta después del salto.

Señor Director:

Me cuesta mucho entender la manera de pensar de las constructoras y de los dueños de grandes centros comerciales. Casos como el mall de Castro, el de San Antonio, o el proyecto en el muelle Barón son aberraciones absolutas, y me imagino que los impulsores de dichos proyectos lo deben saber perfectamente. En Europa, donde casi todos los centros urbanos tienen un patrimonio histórico importante, la solución es bastante simple, y se traduce en que dichos desarrollos, si los hay, se llevan adelante a las afueras de las ciudades.

En Chile existe un vehículo por cada cinco habitantes, por lo que sin considerar alternativas de trasporte público, casi cualquier familia podría acceder a centros comerciales que se ubicaran en la periferia de las ciudades. Con este simple cambio de mentalidad se podría liberar a los centros urbanos del flagelo que significa la construcción y el emplazamiento de estos monstruos en medio de las ciudades.

Juan José Altamirano Alcalde
Ingeniero Civil

malls

Comentarios de Disqus

Daniel Yovanovic

En verdad son aberraciones, sobre todo, como dice el autor, dentro de un sector residencial.

Quiero agregar un par de razones adicionales:

1. Los megacentros comerciales, precisamente por su elegancia y comfort, contribuyen poderosamente a fortalecer los hábitos consumistas. Aunque una persona no compre nada durante su estadía en el recinto, forzosamente mirará vitrinas, y sus sentidos consumirán inmensas cantidades de propaganda visual y auditiva, DURANTE HORAS Y HORAS. Esto apunta al desarrollo de una mente consumidora y, como daño colateral, aleja a la persona de situaciones de convivencia sostenible, y me refiero específicamente al tipo de situaciones que la persona, joven o adulta sólo podrá encontar, en primer lugar, en su barrio, con sus familiares y sus vecinos.
También encontrará situaciones de convivencia en su club, con los socios o deportistas, o en su establecimiento educativo, con sus compañeros de estudios, o en la institución en donde labora, con sus compañeros de trabajo.

La clave está en la frecuencia de los encuentros y en el tipo de actividad que se comparte con otros.

Decir que un centro comercial es un lugar de encuentro es una mentira elegante.
¿Cuántas veces por semana vamos a un centro comercial? Digamos que una o dos veces semanales.
¿Cuántas personas “encontramos” en ese centro?
Miles, pero con ellas no compartimos la alegría de un ejercicio deportivo, o la belleza de una actividad artística, o el beneficio de una actividad al aire libre. Tampoco podemos compartir con ellos un desarrollo socio-afectivo que implique solidaridad, altruismo, cooperación, ningún valor que apunte a la construcción de tejido social, sin lo cual una democracia participativa nunca será viable.

En tonces, ¿qué es lo que se comparte en un centro comercial? Lo mismo que en una calle: pisamos las mismas baldosas y miramos las mismas vitrinas. A cada uno le da lo mismo que al mirar una vitrina otro mire al mismo tiempo la misma vitrina, y no importa que ese “otro” sea una persona o un gato. Esa es la dimensión “social” de ir a un centro comercial.
Eso es todo lo que se comparte, porque ni el saludo siquiera. Hay mil veces más probabilidades de que saludemos a un vecino o a un compañero de colegio que a un cliente que va a comprar los mismos calcetines que yo.
Agravante: cada vez que, casualmente, otro cliente “invade” nuestro espacio inmediato en un mall (o en una calle comercial o en un centro de comidas rápidas) inmediatamente disparamos un reflejo defensivo que consiste en ALEJARNOS del intruso o, como mínimo, mirar para el otro lado.
ESAS son las relaciones “sociales” en un centro comercial.
Alguno podrá alegar que tal situación puede producirse prácticamente en cualquier parte, y estará en lo cierto, pero miremos el ángulo estadístico: las probabilidades de que tal cosa se produzca en un sector comercial son CONSIDERABLEMENTE superiores a las del hogar o del barrio.

Hay que comprar cosas para vivir, pero la acción de comprar no va acompañada de los valores que las propagandas pretenden hacernos creer.
La elegancia, la limpieza, el paisaje y otros valores similares que siempre encontraremos en un mall, ¿por qué no procurarlos en nuestros barrios o en nuestros hogares, o en nuestros colegios, en nuestro trabajo, en nuestras iglesias?

¿Dónde nos gustaría que nuestros hijos pasaran más tiempo? (especialmente si están muy jóvenes y se están desarrollando como ciudadanos). Si en el barrio el escenario deportivo (o el parque) resulta ser feo, la solución no es llevarse al niño a la playa de Acapulco sino EMBELLECER EL PARQUE.

Esto no obsta para que vayamos con toda la familia de vez en cuando a un mall, pero el desarrollo es una tarea humana COTIDIANA, no semanal ni quincenal.
En esto podemos equivocarnos bastante, y las consecuencias pueden ser irreversibles.

Saludos.
http://eleonoralcaino@facebook.com Eleonor Alcaino

Me gustaría que los comentarios no fueran tan extensos, por ej. como el del Sr. Daniel Yovanovic. No me dieron ni ganas de leerlo. Y me quedo con los comentarios, mios y de otros, en FBK.- By.By. A propósito, prefiero toda correspondencia por FBK. por favor. Gracias. 15/6 22.10.-
Alberto González

Concuerdo con Daniel, me gustaron los puntos que tocaste sobre la alienación de las personas que perfctamente se ajusta a lo qe observamos en su comportamiento dentro de un “mall”.
El otro día fui aun centro comercial a comprar algo puntual y a la entrada le sostuve la puerta a unas personas que cargaban varias bolsas, ni siquiera me miraron, mucho menos un “gracias”. Un cero en educación cívica.

Eleonor, eres un ejemplo de las generaciones actuales desean que las cosas sean fáciles e inmediatas. Eso no te beneficiará pues te conduce a la frustración. Además te sugiero que seas más respetuosa.

Saludos cordiales.
Daniel Yovanovic

Gracias, Alberto, por sus conceptos.

Yo también he vivido en un mall situaciones como la que describes, y es de lo más frecuente.
Curiosamente si una situación similar ocurre en la calle, las personas dan las gracias, aunque en la calle no hay tantas cámaras grabando todo como dentro de un mall. Es para pensar.

No digo que debemos acabar con los malls: son necesarios, pero no en cantidades exageradas, porque acaban con las pymes y pretenden dar una falsa impresión de que el desarollo de un país hay que mirarlo en la cantidad de pares de calcetines que se venda en el comercio, cuando en realidad hay que mirarlo EN LOS ENTORNOS VECINALES.

En cuanto a la extensión de los comentarios, por mi parte, creo que resultaría negativo para nuestro desarrollo cultural si todos los comentarios fueran como el Gmail de muchos jóvenes de hoy: “ola ke tal, tebeo aora, chao”. Si a alguien le parece muy largo un post, no veo problema en que SE ABSTENGA DE LEERLO.
Lo que no me queda claro es cómo alguien puede enviar un post para expresar que no le dieron ganas de leer el único que había en la columna a la sazón. ¿Qué aporta, además de de invitar a FBK (sigla que en Internet tiene más de una docena de significados)?
Tampoco me queda claro por qué esta persona se incomoda y escribe como si uno hubiera querido OFENDERLA con la longitud del post.

Saludos a todos.
Federico Urqueta

Los Mall incentivan la convivencia social, es por eso tiene un exito grande en Chile
Daniel Yovanovic

Cada quien tiene su propio punto de vista.

Los últimos 2 malls (Castro, Barón) han generado más protestas y una oposición más extendida que todos los centros comerciales anteriores juntos.
Si a eso le llama usted “éxito”, allá usted.

Personalmente, el único éxito que le veo a los malls actualmente es que triunfan contra todo: se construyen a pesar de la oposición de las Organizaciones Ciudadanas, de las universidades, de Asonave, de la Cámara de Comercio, del Colegio de Arquitectos, de la Contraloría, de la Armada, aplastando de paso al deporte marítimo local, a los pequeños comerciantes de la zona, y acabando con el desarrollo portuario de Valparaíso.

Otro “éxito” es que venderán locales como bienes raíces a terceros y saldrán de allí corriendo como alma que se lleva el diablo a usurpar nuevos terrenos públicos en otro lado, donde encuentren otros alcaldes y concejales “amables y colaboradores”.

No puedo imaginar cuál será su concepto de “convivencia social”.

Finalmente, una preguntita: si un mall es tan bueno como usted lo pinta, ¿por qué tanta oposición, en fuentes tan diversas y tan contundentes? ¿están chiflados todos en esas respetables entidades que se oponen?

Saludos a todos.
Pablo

Respecto de la carta del Sr. Altamirano, quisiera puntualizar que en el caso europeo, el hecho que casi no existan centro comerciales en los centros históricos de sus ciudades va mas allá de una supuesta conciencia patrimonial. La regulación urbanística de alguna de esas ciudades, entre otras cosas, prevé que la justificación de la instalación de cualquier actividad comercial esté respaldada por una demanda no atendida con lo existente.

Saludos
Daniel Yovanovic

El argumento de Pablo cae como anillo al dedo.

El Mamut Plaza Barón alega que va a satisfacer necesidades en los siguientes sectores:

1. Comercial. Aquí no hay necesidades insatisfechas porque a dos cuadras hay un Jumbo enorme, y un mamutcito extra más al norte. Más encima, van a construir otro mall cerca del Congreso. El sector va a quedar inundado de calcetines.

2. Acceso al mar. Como ya lo han señalado varios comentaristas, desplazándose unos minutos al norte o al sur, hay cualquier cantidad de accesos al mar. La avenida Altamirano es un paseo costero de rechupete y Torpederas es un excelente balneario.

3. Que no se vean los containers porque son feos. Hay dos soluciones, y la una no excluye a la otra. Se pueden llevar a un cerro (son muy fáciles de mover) o se pueden píntar algunos. Para los estudiantes de Artes sería un estupendo espacio de prácticas.

Por el contrario, el sector tiene necesidades URGENTES, como por ejemplo, disminuir la congestión vial, y para esto el Mamut sólo AGRAVARÍA la situación en lugar de “satisfacer necesidades”. Además acabaría con los pequeños comerciantes de la zona y frenaría el desarrollo portuario de Valparaíso, para no hablar de la zona de riesgo por tsunamis.

Para que tanto el Alcalde como los Concejales que apoyan la rifa se hagan los que no ven esta grave situación, tienen que estar BASTANTE motivados. El lector puede reemplazar la palabra “motivados” por otra que considere más apropiada a las circunstancias.

Saludos.
Néstor

La misma crítica hago de los proyectos inmobiliarios en altura, que con el pretexto de la desificación, se termina haciendo vivir a las personas como en gallineros y convirtiendo las áreas colidantes y los centros urbanos en zonas sin vida, frías, incrementando la humedad, mayores vientos y menor exposición al sol, lo que se ve reflejado en los precio de los terrenos adyacentes.
Es la hora de hacer que las inmobiliarias paguen por las externalidades negativas que provocan sus proyectos de edificios, especialmente los de más altura.
Pablo

Pero nuestra legislación no faculta a los planes reguladores, a exigir un estudio de esa naturaleza;
De todos modos, no se con cual justificación se dice que el Mall va a acabar con los pequeños comerciantes. El pequeño comercio ya murió hace rato, y la culpa la tienen los porteños que ya no compran ahí, que se van a Viña o a otras partes, y por lo demás, ese sector se ha ido despoblando por lo que, obvio, ya no quedan clientes que compren.

No olvidar que el Mall cuenta con dos estaciones del MERVAL, las cuales serán desniveladas, permitiendo el cruce. La gente no solo llegará en auto, sino que tambien en tren suburbano. Caso único en Chile.

Saludos,
Daniel Yovanovic

Leyendo el último post de don Pablo parecería que el Mall Barón va a RESOLVER el problema vial.
Por supuesto, cada quien tiene derecho a expresar su opinión, pero en este caso ya son muchas personas y entidades que han opinado lo contrario.

El problema vial se agrava con un nuevo mall allí.

Parecería también que el Mall va a resolver la situación del Merval. Un poco más y el mall terminará retirando de circulación todos los perros vagos, restableciendo la seguridad en las calles y resolviendo el problema de Carauma.

Además, las pésimas actuaciones de los tripartitos hasta el momento, y en especial sobre esa exótica “opción de compra de terrenos”, no dejan lugar a tener muchas esperanzas de que nada bueno resulte allí.

Saludos.
http://tuarquitectura.es Marco

Muy interesante el debate
Daniel Yovanovic

El debate está hoy más interesante que nunca, porque ahora la pugna es entre poderosos grupos privados: Falabella y Von Appen.

Qué lástima que ante los lectores extranjeros dicha pugna parece tener más importancia que las declaraciones de la Unesco, de la Armada, de la Contraloría, de la Cámara de Comercio, del Colegio de Arquitectos, de las universidades y de las Organizaciones Ciudadanas.

He ahí nuestro verdadero “desarrollo humano”.
Daniel Yovanovic

Hoy no es festivo y mi post no es extenso, pero no salió ni siquiera “en moderación”, de manera que lo intentaré en otra columna (sin protestar).
Hasta luego.
http://www.asertiva.es/psic%C3%B3loga/ psicologia online

Carta de la semana: Centros Comerciales | Plataforma Urbana, ¿Puedes aportar más?, me resulta practico esta informacion. Saludos.
Daniel Yovanovic

Para “Psicología On Line”.

Aunque usas seudónimo, pides más información.
Con gusto.

El mercado, del cual los centros comerciales son un componente de enorme importancia, ha tratado de incorporar – en muchos países – aspectos como el transporte, la educación, los servicios públicos, en fin, items tradicionalmente manejados por el Estado y los Municipios. Es el fenómeno que conocemos como “privatización” y que muchos consideran la solución de todos los problemas del desarrollo.

Recientemente se ha publicado en Castellano el libro “Aprender de Finlandia”, de Ritva Jakku-Shivonen y Hannele Niemi.
En este libro se nos informa que en Finlandia no hay competitividad entre las escuelas (no hay ranking de escuelas); no hay establecimientos educativos privados (todos son estatales o municipales) y el transporte de alumnos que viven a más de 5 km de su escuela lo asume el Estado, lo mismo que las comidas escolares y los materiales didácticos. ¿Resultados? No hay analfabetismo en Finlandia DESDE EL SIGLO XVIII, el rendimiento de los alumnos es superior al de los niños de otros países, el 99% tienen acceso a la educación formal, hay educación de adultos y sociedad educadora.
Como remate, Finlandia es considerado como referencia internacional en calidad y equidad de la educación.

Visto desde otro ángulo, la educación en Finlandia NO DEPENDE DEL MERCADO EN ABSOLUTO, y el principio de la competitividad ha sido reemplazado por el de la equidad. La profesión docente es tan respetada como la medicina o la arquitectura, y nadie allá piensa que el Estado es ineficiente, corrupto o chambón.

Si de verdad creemos en la globalización, ya no podemos seguir ignorando casos como el de Finlandia o como el de Malasia, en donde los Temiar, un pueblo tecnológicamente atrasado, ostenta un record que todos quisiéramos tener: SIGLOS de existencia sin crímenes ni conflictos territoriales ni guerras: buena convivencia, buena vecindad, desarrollo verdaderamente humano.
Esto se sabe desde comienzos del siglo XX.
¿Por qué no se publican estas cosas? Porque van en contra de los mercados “libres”.

Ojo a Finlandia, y ojo a los Temiar (están acabando con su habitat al favorecer la tala indiscriminada de bosques, en complicidad con el Gobierno de turno en Malasia).

Saludos.
Dolores Delano

¿Don Juan José Altamirano será familiar de Carlos Altamirano?