Informe muestra que el Estado invierte más de $320 mil al año por cada habitante urbano

Por Manuel Valencia, El Mercurio.

Análisis oficial establece que hoy se gasta cinco veces más que en el 2000:

El grueso del financiamiento (69%) se concentra en soluciones habitacionales y el 28% se destina a obras de infraestructura. Monto es el 20% de lo que gastan países desarrollados. Expertos plantean que presupuesto de ciudad aún debe subir.

La pavimentación de una calle, la entrega de un subsidio habitacional, la construcción de plazas, corredores del Transantiago, autopistas o de nuevas líneas de Metro. En inversiones urbanas como éstas, el fisco desembolsa 223 millones de UF al año (más de US$ 10.161 millones) según un reciente informe elaborado por la Comisión de Estudios Habitacionales y Urbanos (CEHU) del Ministerio de Vivienda, que fue parte de los elementos de diagnóstico para elaborar la nueva política nacional de desarrollo urbano.

Ese monto se traduce, según el análisis, en una inversión per cápita anual cercana a las 14 UF ($320.000). Si de esa cifra se excluyen los recursos de privados en vivienda o de concesiones, se llega a una inversión puramente fiscal de 4,3 UF ($98.263).

El monto es cinco veces mayor a la inversión en ciudad del año 2000, cuando, según el documento, se gastaban 44 millones de UF (más de US$ 2.004 millones).

El informe contempla partidas de vivienda (construcción y reparación de construcciones públicas y privadas), infraestructura urbana (obras públicas, concesiones, el Fondo Nacional de Desarrollo Regional de la Subsecretaría de Desarrollo Regional, e inversiones sanitarias), transporte (Transantiago y Metro), obras de ciudad y barrios (programas urbanos de vivienda y de recuperación).

“Nos encontramos en un momento de inflexión, en el que la ciudadanía ya no sólo demanda que continúe la disminución del déficit habitacional, sino que pone de relieve la necesidad de una mayor inversión y preocupación por la ciudad, incorporando en la agenda pública temas tan relevantes como la integración social, la provisión y calidad de la infraestructura urbana, servicios y equipamientos, el resguardo del patrimonio, la compatibilidad ambiental, la inclusión de personas con discapacidad, la generación de instancias de participación ciudadana, entre tantos otros aspectos”, señala el ministro de Vivienda y Urbanismo, Rodrigo Pérez.

Si se desglosa la inversión urbana, el 69% se destina a la construcción de viviendas, mientras que la infraestructura urbana, como la pavimentación de calles o la creación o mantención de parques, captura cerca del 28%. El 3% restante se explica por obras de equipamiento (ver infografía).

De todas formas, el gasto actual no es el más alto que ha generado el Estado en los últimos años. El peak de este financiamiento se alcanzó en 2008 con 279,4 millones de UF (más de US$ 12.730 millones), cuando el Transantiago demandaba obras de alto costo como la masiva construcción de corredores de buses y en Vivienda se adjudicaba una gran cantidad de subsidios de alto costo, del programa Fondo Solidario (que solo exige un aporte de $220 mil para entregar viviendas sin dividendo a familias vulnerables).

Para el urbanista de la UC, Luis Eduardo Bresciani, el gasto chileno en ciudad aún es bajo. “El Estado ha menospreciado la importancia e impacto social y económico de la inversión en infraestructura y equipamiento urbano. Nuestro gasto por habitante en infraestructuras y equipamientos urbanos es menos de un 20% de lo invierten las ciudades desarrolladas solo en infraestructuras pública. Conforme a nuestro nivel de ingreso, tasas de crecimiento y desigualdades urbanas debiéramos estar invirtiendo el doble en infraestructuras y bienes públicos urbanos”, critica.

A su juicio de Bresciani, “lo más grave es que en Chile más del 75% de la inversión urbana no la ejecutan ni deciden las propias ciudades y sus comunidades, una de las razones de que no se incremente y pierda efectividad”.

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PROYECTO

La nueva política urbana propone crear un Ministerio de Ciudad, Vivienda y Territorio, para potenciar las urbes.