Santiago en la web

Por Soledad Salgado S., Revista VD, El Mercurio. (23/03/2013)

En los últimos cinco años la capital tiene a miles de devotos atrapados con sus encantos. Y es que gracias a las páginas de Internet, que simples ciudadanos han creado en su honor, Santiago hace gala de su rico patrimonio, los lugares por descubrir, la diversidad de su gente, los mejores circuitos para recorrerlo y los cientos de historias que esconden sus calles.

Cuando Cristián Salazar N. comenzó a diseñar Urbatorium, hacia 2005, había muy poco sobre Santiago en la red, los datos estaban llenos de errores y con escaso aporte al conocimiento de la cultura y del patrimonio urbano. “Era casi penoso”, dice. Hoy su blog -un cruce de palabras entre urbe y auditorium- tiene al menos 3 mil visitas diarias y es un referente de muchos amantes de la capital, nostálgicos, arquitectos y estudiantes que encuentran allí textos documentados, fotos antiguas y otras nuevas tomadas por él. “Las imágenes se me aparecen en postales, colecciones privadas, museos, libros viejos, revistas y diarios de época, y en la propia Internet. Algunas las conservo de niño, mi papá que trabajaba en Chilectra llegaba con la revista Chispazos donde siempre venía alguna foto antigua con su explicación. Lo mismo con la información: siempre llevo conmigo una libreta o cuaderno lleno de neuróticos apuntes cuando encuentro algo de interés; incluso hay boliches con datos de la vieja vida urbana que se leen en los cuadros colgados en sus paredes -no pocas imágenes y textos me han llegado por aportes particulares, por cierto-; y gran parte de mi vida me la he pasado en bibliotecas. Esto es como un pacto diabólico: uno se mete en un espiral del que no se puede salir jamás”, dice.

Esta pasión por la ciudad la comparte un grupo de mentes creativas que en los últimos años han decidido celebrar su riqueza a través de Internet. No reciben dinero a cambio, pasan largas horas caminando y otras tantas frente al computador, leen mucho, y se deleitan a la vez que aprenden de cada uno de los comentarios que los usuarios postean. Las páginas que han creado han ido creciendo con efervescencia en los últimos años, y las proyecciones de cada una son infinitas.

Además del blog de Cristián Salazar, en Facebook existe “I love Stgo”, del diseñador teatral Marco Soto, donde se comparten preciosas fotos del pasado, sin grandes textos; en Twitter e Instagram funciona “Stgo Adicto”, del periodista Rodrigo Guendelman, que muestra a través de imágenes lugares emblemáticos, y otros por los que pasamos a diario sin fijarnos en su belleza (tomadas por él mismo o compartidas por seguidores); y en Flirck las fotos antiguas que sube el arquitecto Pedro Encina acompañadas de textos explicativos, causan furor, por nombrar algunos.

Guendelman recuerda muy bien que fue en octubre de 2011 cuando publicó una columna en un diario con el título Santiago Adicto. “Llevaba tiempo dándome cuenta de que la gente le tiraba muy mala onda a una ciudad que me encanta; así es que escribí sobre ello y empecé a enumerar lugares que había recorrido. Vi el impreso, puse el link en Twitter, y así comencé… muy humildemente”, dice. Hoy la comunidad de los santiagoadictos llega a 20 mil seguidores en Twitter, 8 mil en Instagram y en Facebook -acaba de partir-, ya tiene 3 mil “Me gusta”. “En los días en que Santiago está con una luz increíble, en HD como le digo yo, me pueden llegar hasta 100 fotos de usuarios”, agrega.

De este fenómeno se desprende que había mucha gente enamorada de la capital que sentía que no tenía un espacio. En estos sitios tienen voz y voto; y varios se han sumado en el camino, contagiados por el redescubrimiento de su patrimonio urbano, arquitectónico y cultural. “Somos ignorantes, y es porque la ciudad está muy dividida, pocos saben que en La Granja está el Espacio Matta con un increíble mural de 25 metros hecho por Roberto Matta, o que en el Templo Votivo hay un mirador a 50 metros. Entonces qué mejor que mostrar que es una ciudad exquisita, que hay patrimonio tangible e intangible. Se habla mal por prejuicio o ignorancia; siento que tengo la labor de difundir con argumentos”, dice.

Quien también siente ese mismo llamado es Pedro Encina, arquitecto que trabaja en la restauración de edificios patrimoniales -actualmente viviendo en Talca-, y quien es el genio creativo tras Santiago Nostálgico. Estudió en la Escuela Normal, entonces -dice- lleva en su ADN la labor educativa. Además de la documentada entrega de información que hace, se da la tarea de buscar fotos inéditas; algunas las ha encontrado en ferias persas y las conserva celosamente por su valor histórico. Asiduo lector, cuenta que lo suyo es la historia urbana desde 1800 a 1973, que apela a recuerdos y vivencias urbanas; como aquellas fotos de la Avda. Bulnes y el Tap Room, o una de la primera transmisión radial hacia 1922. Más de 5 millones de visitas tiene a su haber.

Para Guendelman, haber aparecido en rankings como el de CNN que decía que Santiago era la quinta ciudad más cautivante, o que según The New York Times era la primera por conocer en 2011 ayudó a este interés. Marco Soto, mentor de la página de Facebook, “I love Stgo” que ya cumplió tres años con más de 4 mil seguidores, cuenta que 1.500 se sumaron sólo este verano. “El interés ha ido creciendo; creo que ha ayudado la existencia del Día del patrimonio, el desarrollo económico. La gente con más nivel de educación quiere acceder a su historia”, comenta.

Soto se crió en provincia, llegó a la capital a los 18 años y se enamoró de este lugar por su diversidad de gente, arquitectura patrimonial, la cercanía de servicios y desarrolló toda su carrera en torno a temas sobre la urbe. “Hice la página sin saber si había otras parecidas, motivado por acabar con la idea del “Santiasco” que ocupan algunas personas -explica-, amar el patrimonio es amarse uno mismo”. Con las fotos que aparecen -en general son imágenes antiguas sacadas de archivos- la gente descubre sitios por los que ha transitado mil veces, sin apreciar su valor. Al respecto, agrega: “Cuando conoces la historia, sabes quién pasó por un lugar, inevitablemente empiezas a sentirte más conectado con tu ciudad”.

Una de las cosas que más nutre a este grupo de incansables son las discusiones y/o aportes que permite la web. Soto habla de una foto de 1900 de la calle Pedro de Valdivia que una mujer le ayudó a datar. Criss Salazar, de Urbatorium cuenta que trata de promover las actividades que los usuarios le piden, responder correos y mensajes; y hasta se ha dado el tiempo de “agarrarse de las mechas con uno que otro duende con alma de crítico de arte, que aparece de vez en cuando intentando menoscabar este trabajo desde la comodidad del que no aporta nada”. Al respecto, Guendelman dice: “En la medida en que las críticas vengan de gente que también ama este lugar, está perfecto. También es bueno saber dónde se pueden hacer mejoras”.