Comunas sin farmacias: vecinos recorren hasta 322 km para comprar medicamentos

Por K. Peña, A. Guerrero y G. Sandoval, La Tercera.

En Lago Verde, Región de Aysén, los habitantes deben viajar 12 horas.

El viaje tarda 12 horas si la lluvia es muy tupida o si el camino se ha agrietado. Con más suerte, se reduce a ocho horas. Son distancias impensadas en la zona central, pero para los vecinos de la comuna de Lago Verde, en la Región de Aysén, salir a comprar remedios implica un recorrido total de 322 kilómetros. Esa es la distancia que los separa de la farmacia más cercana, en Puerto Aysén, tras una ruta que tiene solo el 40% de la superficie asfaltada.

El alcalde Nelson Opazo cuenta que la posta local provee los insumos básicos para sus 854 habitantes. Si el medicamento que se necesita es más específico o no está recetado -como un desinfectante de heridas, ungüentos o calmantes-, se debe emprender la travesía. No hay otra opción: en el país está prohibido que cualquier otro recinto, que no sea una farmacia o un almacén farmacéutico, venda remedios.

“Lo más normal es que uno se las arregle con el abastecimiento de la posta o el botiquín que hay que tener en la casa”, relata Opazo.

Lago Verde es la comuna del país más distante de una farmacia. A eso se suma un problema de transporte: sólo el domingo sale un bus hacia Puerto Aysén y Coyhaique. Y si necesitan viajar en la semana deben trasladarse a la localidad de La Junta. “Cuesta 40 mil pesos. Parten a las tres de la madrugada, porque a las 6 AM sale el bus”, dice Opazo, quien explica que están postulando un proyecto ante el MOP para construir un nuevo camino que reduciría en 101 kilómetros la distancia con la capital regional. “Trazamos una ruta nueva y así el camino quedaría en 246 kilómetros. Si alguien necesita de urgencia un remedio, sería un buen ahorro de tiempo”, dice.

En el otro extremo del país, los 256 vecinos de Ollagüe, en la Región de Antofagasta, deben cubrir 197 km hasta Calama para comprar medicamentos. “No tenemos farmacia, eso lo asume el municipio. Siempre es necesario tener una, en cualquier pueblo. Acá, quizás no sería negocio, pero si alguien se instalara en Ollagüe le daríamos prioridad de compra de los medicamentos que traemos desde Calama”, dice el edil Carlos Reygadas.

En General Lagos (en la I Región), si alguno de los 1.200 residentes debe ir a la farmacia tiene que asumir un viaje de tres horas. La carencia la suplen las postas de salud, que convocan a los vecinos en las sedes sociales, los atienden y les dan los remedios necesarios.

En la Región del Biobío, una de las zonas más pobladas del país, la situación se repite en Alto Biobío. Allí, para los 10 mil habitantes comprar medicamentos se ha transformado en un arduo sacrificio y su mejor opción es trasladarse a Santa Bárbara. “Queda a más de 50 kilómetros. Lo malo es que si no se encuentra ahí el remedio, hay que ir a Los Angeles, que queda a 97 kilómetros”, comentó la residente Eva Tranamín.

Falta de remedios

A nivel nacional, son 69 las comunas que no tienen venta de remedios. La situación no ocurre sólo en zonas alejadas, también afecta a la Región Metropolitana y a los ocho mil vecinos de San Pedro, que viven a 39,7 kilómetros de la farmacia más próxima, ubicada en Melipilla. “Lo más urgente es tener una farmacia, ¿a quién no le hace falta?”, dice el alcalde Florentino Flores.

La comuna de Alhué es el caso más crítico de la RM, pues los remedios más cercanos están a 68 km, en Melipilla. Pero allí están a punto de resolver el problema: la primera farmacia abrirá en un mes.

Según explica el subsecretario de Salud Pública, Jorge Díaz, existen actualmente 18 farmacias móviles que recorren las zonas más pobladas que no tienen acceso a fármacos. “Esto requiere la participación de los privados y han ido lentamente incorporándose a esto”, dice Díaz.

Sobre la excepción que permite a las farmacias ser las únicas distribuidoras comerciales de remedios, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, dijo que debe modificarse (ver secundaria).

“Hay una inequidad de acceso y en el derecho mínimo que tienen las personas de comprar medicamentos. Que una persona deba subir a un bus y viajar horas para comprar un remedio, porque le duele el estómago, es una locura”, afirmó.