“Bicianimitas”: Una forma de recordar a quienes partieron sobre dos ruedas

Son tres los lugares en Santiago adornados por remolinos, flores y velas junto a una bicicleta blanca

Por Víctor Rivera, El Mercurio

Seguir pedaleando, pero no olvidar. Ese es el sentido de la agrupación “Ciclistas con Alas”, la cual busca recordar de una especial manera un viaje eterno. El viaje sobre dos ruedas que iniciaron Arturo, Amalia y Francisco.

Nelson Gajardo y Fresia Aguilera lideran la agrupación “Ciclistas con Alas”, que comenzó a funcionar el 4 de septiembre de 2012 y busca prestar apoyo a las familias que perdieron a un ser querido en un accidente de tránsito, donde las víctimas se movilizaban en bicicleta. Se encargan de conversar con los familiares y hacer una animita muy particular: una “Bicianimita”.

“Al tener la autorización de los familiares arreglamos una bicicleta que esté en desuso: la limpiamos, le sacamos algunas cosas y la pintamos de blanco”, explicó Fresia.

Cuando está lista se instala en el lugar que murió la persona. No se cobra ni se recibe nada a cambio. “Lo hacemos porque sé lo que es perder a un ser querido en un accidente de este tipo. Además creemos que esto sirve como un medio de protesta para quienes no respetan el tránsito”, agregó. Actualmente en Santiago existen tres “bicianimitas”. La primera recuerda al hermano de Fresia Aguilera.

Un viaje truncado

Ocupaba la bicicleta de manera funcional y de protesta: para movilizarse de manera fácil y para expresar el rechazo a una sociedad presurosa y angustiada. Arturo Aguilera Maureira (28) falleció el 10 de agosto de 2012 luego que un auto (el cual arrancaba de otro choque) lo impactó por detrás en Santa Isabel con Bustamante. Arturo era diseñador gráfico y el día del accidente venía de trabajar en un proyecto que buscaba ampliar las ciclovías de Santiago. “Al ver la bicicleta blanca en el mismo lugar del accidente veo que mi hermano sigue andando en ella”, dijo Fresia.

Francisco Contreras Sepúlveda (24) fue arrollado por una micro del Transantiago en la calle San Pablo el 3 de marzo del año pasado. Él era ciclista aficionado y participaba de todas las carreras, dentro y fuera de Santiago. A los cinco años se subió al medio de transporte del pedal y nunca lo dejó. Incluso al cumplir la mayoría de edad se compró un auto, pero prefirió venderlo, ya que lo encontraba “muy peligroso”, según relató su madre, Olivia, quien reconoce que cada vez que ve un ciclista lo ve a él.

El 19 de febrero de este año se instaló la “bicianimita” de Amalia Herrera Urrea (22) justo en la esquina de Echeñique con Eliecer Parada, lugar donde murió el 31 de agosto de 2012. “Ver la bicicleta es sentir la presencia. Esa esquina tiene una concentración de presencia”, afirmó Gonzalo Herrera, su padre.

Amalia había egresado de Antropología en la Universidad de Chile y además estaba haciendo una licenciatura en estética en la Pontificia Universidad Católica (PUC). “Era una niña de gran actividad intelectual, social y deportiva. Le gustaba el fútbol. Jugaba dos ligas; una en el campus Gómez Milla y otra en La Reina”, recordó Herrera.

El día que se instaló la “bicianimita” de Amalia estaban presentes Elizabeth Soto y Andrea Ramírez, madre y hermana respectivamente de María José Ramírez (20), quien perdió la vida el 14 de febrero cuando, en su bicicleta, fue atropellada por un automóvil en Echeñique con Simón Bolívar. El homenaje les gusta, pero “todo pasó hace muy poco” dice Andrea, quien no descarta una nueva “bicianimita” para Santiago.

3.935
accidentes
de tránsito involucraron a ciclistas en el país en 2012. Mil 457 en la Región Metropolitana.

90
ciclistas
murieron el año pasado en accidentes, según cifras de Carabineros. Son 42 menos que en 2011.