Calles con adoquines de Providencia se convertirán en zonas de conservación

Se trata de seis vías, entre las que se cuentan Pedro de Valdivia, Manuel Montt, General Bustamante y Almirante Simpson.

Por Diego Villegas, La Tercera

A fines del siglo XIX, las calles que conformaban el sector de Plaza Italia comenzaban a ser pavimentadas. Estaban cubiertas con adoquines fabricados en las canteras del cerro San Cristóbal y ya comenzaban a evidenciar daños, debido al paso de los carruajes. Varias calles cercanas a la zona fueron también remodeladas, sin embargo, otras tantas permanecieron igual.

Hoy en Providencia quedan seis calles empedradas. No todas son así; varios tramos, de hecho, están pavimentados con cemento.

Para conservar esta parte de la historia, la comuna de Providencia decidió declarar esas vías como Zonas de Conservación Histórica. Esto quiere decir que no podrán ser intervenidas -ni con nuevos adocretos ni con pavimento- de no mediar un permiso municipal.

“Queremos preservar algunos valores de principios del siglo XX. En este caso, los adoquines y algunas acequias que corren por la calle Pedro de Valdivia”, afirma el director de Barrios y Patrimonio del municipio, Angel Cabeza.

La protección regirá para calles como Pedro de Valdivia, Manuel Montt, General Bustamante, Almirante Simpson (donde está la Casa de Cena) y Arturo Burhle (paralela a la anterior).

Antes de que puedan entrar a la categoría de protegidas, es necesario repararlas. Por eso, la municipalidad comenzó por Av. Pedro de Valdivia hace dos meses. “Con un costo de 300 millones de pesos, se han estado cambiando los adoquines quebrados, y los sueltos se están reasentando”, aclara Cabeza.

A fines de este año, las seis vías debieran estar refaccionadas para así, en 2014, comenzar con el trámite que permitirá conservarlas como patrimonio.

A principios del siglo XX se creó el Parque Metropolitano de Santiago y los artesanos que trabajaban en la cantera del San Cristóbal tuvieron que buscar otra. Encontraron la de Colina, que desde entonces nutre a la capital con sus “ladrillos”.

Ahí, en el cerro conocido como Pan de Azúcar (ver infografía), un grupo de artesanos se encarga de fabricarlos. Saben del trabajo con piedras, pues el oficio ha pasado de familia en familia.

“Desde que se fundó Santiago que se hacen adoquines. Incluso había indígenas que los hacían”, agrega Cabeza.

No solamente Providencia ha impulsado este tipo de iniciativas. Hace dos años la comuna de Santiago hizo lo propio y decretó como patrimonio municipal sus 41 calles de piedras. “Muchas de las piezas han sido retiradas y almacenadas en bodegas. Esto para que en caso de que alguna se dañe, se aprovechen las antiguas previamente reparadas”, señala el subdirector de pavimentación de la comuna, Sergio Droguett.

Entre las vías protegidas se cuentan las del barrio París-Londres, la calle Nueva York, José Miguel de la Barra, Esmeralda y Estados Unidos. “El lugar que más adoquines tiene en Santiago es el patio de acceso al Parque O’Higgins. Tiene siete mil piedras”, cuenta Droguett.

La alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, explica que al municipio le interesa la recuperación de los barrios, porque son parte de la identidad de la ciudad. “Esto incluye a fachadas (de antiguas casonas) y calzadas, pues son parte del paisaje urbano”, asegura.

En Las Condes también quedan calles con adoquines. Se trata de los alrededores de la Plaza Loreto, en El Golf; el acceso a la Iglesia Los Dominicos; y los estacionamientos de Presidente Errázuriz. Sin embargo, según indican en la municipalidad, estos lugares no están protegidos.