Campaña “30 km/h – por unas calles habitables!”, en la UE

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Los países miembros de la Unión Europea (UE) cuentan con la Iniciativa Ciudadana Europea, un organismo que recibe propuestas ciudadanas sobre legislaciones que mejorarían su calidad de vida. Recientemente y a través de esta iniciativa, cuatro organizaciones españolas presentaron un proyecto para establecer como velocidad máxima 30 km/h en zonas urbanas residenciales.

La medida, que funciona desde el 2010 en Pontevedra y Zaragoza, en España, fue aprobada por la Comisión Europea y se podría convertir en ley para toda la UE si es que se reúnen un millón de firmas durante el 2013, provenientes de ciudadanos de siete países miembros. ¿Quiénes son los más beneficiados con esta medida? ¿Se pueden reducir los accidentes automovilísticos? ¿Qué papel juega el medioambiente en este proyecto?

A continuación encontrarás más detalles.

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Hasta el 2010, la velocidad máxima permitida en las calles de Pontevedra era de 50 km/h, pero con el fin de disminuir los atropellos y mejorar el uso de las calles y la convivencia en el mismo espacio entre automovilistas, ciclistas, motoristas y peatones, se disminuyó la velocidad a 30 km/h. Esta medida fue tomada de la ciudad alemana de Buxtehude que en 1983 redujo la velocidad, dando origen a las primeras zonas de “vías pacificadas”, como parte de un plan piloto.

Considerando que 20 mil accidentes mortales de tránsito ocurren en calles urbanas de Europa y que el 48% de las víctimas son ciclistas y peatones, según datos de la Comisión Europea, el concejal de Ordenación del Territorio de Pontevedra César Mosquera, respalda la medida porque “busca dar un paso más en la mejora de la seguridad de los peatones, evitando tanto el número de atropellos, como la gravedad de los heridos en este tipo de accidentes”.

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La campaña “30 km/h – por unas calles habitables!” es impulsada en España desde el 4 de diciembre por cuatro agrupaciones – Andando, Conbici, Ecologistas en Acción y Stop Accidentes – las que tienen como principio “vivir en ciudades más habitables, seguras y menos contaminadas”. Si bien su propuesta busca reducir la velocidad, también postula que las autoridades mantengan zonas en donde se pueda circular a 50km /h, siempre y cuando sean justificadas por aspectos de seguridad vial y mantengan vías pacificadas alternativas que mantengan los 30 km/h.

Juan Mellado, representante de Conbici, justifica el proyecto afirmando que “tenemos que convivir con el tráfico a motor y esa convivencia se torna más sencilla cuando las velocidades son similares. Mientras no podamos cambiar la masa de los autos ya en circulación, cambiemos al menos su velocidad”.

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Con esta reducción de la velocidad, no sólo los accidentes fatales disminuirían, sino que se crearía un panorama más seguro para los actuales ciclistas y permitiría que más ciudadanos se trasladen a pie o en bicicleta. De hecho, según Mariano González, coordinador estatal de Transporte y Movilidad de Ecologistas en Acción, “al circular a 30 km por hora se reduce el peligro que suponen los autos, ya que la posibilidad de que una persona muera en un atropello es del 5% y las lesiones siempre serán menos graves”

A esto último hay que agregar que si tenemos en cuenta que la distancia de frenado disminuye de 53 metros a 36 metros y que las probabilidades de morir se reducen nueve veces desde 45% a 5%, el proyecto es vital para la calidad de vida de los ciudadanos. En este sentido, la reducción de la velocidad también disminuye los niveles de ruido, porque al circular a 30 km/h se registran tres decibeles menos que a 50 km/h, según el Consejo Medioambiental de Alemania (SRU). Esto ayudaría bastante a reducir la contaminación acústica, ya que según el consejo dos de cada tres ciudadanos españoles viven en zonas urbanas con niveles de ruido que son considerados “inaceptables”.

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Pero la disminución de la velocidad no sólo genera un impacto positivo en los ciclistas y peatones, sino que el medioambiente es otro beneficiado. Esto porque si consideramos que la política motivaría a más personas a andar en bicicleta porque se sentirían más seguros, los autos en las calles disminuirían al igual que la contaminación ambiental. Según el informe “La calidad del aire en el Estado Español durante 2011“, elaborado por Ecologistas en Acción, el mejoramiento del aire sería una consecuencia indirecta del proyecto y sería perceptible en el mediano plazo.

Con todos estos beneficios expuestos, no deberían existir razones que impidan juntar un millón de firmas y que se aplique como ley la velocidad máxima de 30 km/h en zonas residenciales urbanas de todos los países miembros de la Unión Europea.

Para más información, visita la página oficial de la campaña “30 km/h – por unas calles habitables!”