Barrio Elías de la Cruz: el oasis de Ñuñoa que se niega a desaparecer entre los edificios

Por Nadia Cabello y René Olivares, El Mercurio.

Vecinos quieren que el Consejo de Monumentos Nacionales lo proteja

La Zona de Conservación Histórica ubicada entre Dublé Almeyda, José Manuel Infante, José Domingo Cañas y Capitán Fuentes quedó en medio de proyectos inmobiliarios.

Es sólo una manzana en medio de Ñuñoa, pero es una especial. En el barrio Elías de la Cruz se autodenominan como “el oasis” de la comuna porque, pese a estar una cuadra de Irarrázaval, el silencio, la tranquilidad y las construcciones hacen que parezca como fuera de contexto.

El barrio se formó en 1928 y es obra de los arquitectos Wenceslao Cousiño y Teobaldo Brugnoli. Está entre las calles Dublé Almeyda, José Manuel Infante, José Domingo Cañas y Capitán Fuentes, pero no tiene un diseño de cuadrícula. Por el contrario, la manzana se rompe por la calle Elías de la Cruz, que la atraviesa de forma diagonal. De ella se desprenden otros cuatro pasajes y, en el medio, la atención se fija en la plaza.

Es un conjunto de 85 casas, todas con jardín, una fachada uniforme de ladrillo y dos pisos de altura. “Una dimensión humana”, explica la arquitecta y vecina del sector, Verónica Adrian. Ella es una de las fundadoras de la agrupación Red de Defensa por Ñuñoa, que se creó en 2006 precisamente para buscar la protección de los barrios.

Los vecinos acusan que con el aumento de la construcción de torres de edificios se ha perdido la vida de barrio. “Eso de saludar al vecino, de salir a leer al jardín o de ver a los niños jugar en la calle ya casi no existe, pero aquí sí”, indica Verónica Hidalgo.

Por eso quieren que el barrio se proteja. En 1989 Elías de la Cruz fue declarado Zona de Conservación Histórica, ratificada en el plan regulador de 2007. Sin embargo, creen que esto no es suficiente. “Eventualmente, el alcalde podría cambiar el plan regulador o solicitar a la Seremi de Vivienda que se retire la protección. Incluso la Dirección de Obras podría decir que es una zona deteriorada y levantar esa calificación”, afirma Adrian.

El objetivo de los vecinos es que la manzana sea protegida por la Ley de Monumentos Nacionales. “Ésa es una ley de la república, así que no se puede deshacer”, explica Adrian.

Además, con la nueva Política de Desarrollo Urbano que presentará en marzo el Presidente Sebastián Piñera se protegería también el entorno de la zona típica y, de esa forma, se evitaría el efecto isla que comienza a afectar al barrio.

Hace dos años, los vecinos ingresaron la petición al Consejo de Monumentos Nacionales. En los últimos meses, durante la campaña municipal, volvieron a la carga. Tuvieron el compromiso de varios candidatos, pero no saben qué hará el edil Pedro Sabat.

El alcalde explica que “el barrio está protegido y ya no se puede construir cualquier cosa ahí”. Añade que “no se ha construido porque el plano no lo permite. Sólo se puede hasta el lado norte de Dublé Almeyda y ellos están al lado sur. Si tienen algún problema (los vecinos), que vengan a hablar conmigo”.

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ARMÓNICO

El conjunto está formado por 85 casas, todas de dos pisos y con antejardín.

De la “plaza de los aburridos” a un cotizado sector residencial

El perfil de quienes viven en Elías de la Cruz ha cambiado. Si hace dos décadas eran familias con adultos mayores, hoy son jóvenes profesionales de clase media alta quienes buscan una casa allí. Eso hace que también el nombre con el que se conoce popularmente a la plaza Enrique Bunster -la “plaza de los aburridos”-, hoy no tenga mucho sentido, aunque la siguen llamando así.

Hace 20 años las bancas se llenaban de adultos mayores que salían caminar y a tomar un poco de sol por las tardes. Hoy, por el contrario, los protagonistas a esa hora son los niños que juegan después del colegio. Para los más jóvenes, los fines de semana se organizan actividades recreativas y en las noches hasta han tocado grupos musicales.

Es un lugar atractivo, tanto, que hasta el valor de las viviendas ha subido y hoy por una casa hay interesados que ofrecen más de $140 millones, cuando hace diez años ofrecían la mitad.