Metro y Renovación urbana, la pareja perfecta

Actualmente la red de metro en Santiago, es utilizada en promedio por 2,2 millones de personas diarias, lo que significa una capacidad para transportar más de 600 millones de usuarios al año. Metro se ha convertido en uno de los sistemas de transporte más importantes de la Región Metropolitana, tomando un rol articulador del sistema de flujos para toda la ciudad.

En la actualidad existe un proyecto de desarrollo de dos nuevas líneas: línea 3 y línea 6, las que podrían eventualmente, ayudar a modelar un nuevo escenario de la movilidad en nuestra ciudad. La conexión entre los conceptos de demanda de flujo y renovación de entornos urbanos están relacionadas por las enormes ventajas que una trae a la otra. Sin embargo, estos aspectos tan favorablemente complementarios entre sí, no siempre actúan de manera coordinada. ¿Por qué no existe una respuesta conjunta y explícita que vincule renovación urbana y movilidad?

Si bien la pregunta está planteada desde los beneficios que gana la ciudad a través de la construcción de nuevas líneas y estaciones de metro, esta pregunta también puede llevarse al plano de las ganancias que el metro tendría ante la eventual modificación de los atributos que se vinculan a estas estaciones. Las actividades que se realizan en los entornos de las estaciones, son atractores de viajes de las personas que circulan en el metro, por lo que no es extraño pensar que en la medida de que estas actividades aumenten o evolucionen en función de las nuevas demandas, la atracción de viajes hacia el metro aumentará.

En su sentido complementario, la inserción de nuevas estaciones de metro, permite nuevos procesos de renovación urbana y desarrollo de los entornos, por lo que el comercio, servicios y viviendas que se ubicaban próximos a la estación, aumentan  su plusvalía y demanda de uso, atrayendo a su vez nuevas inversiones.

En los últimos años, Metro ha incrementado las posibilidades de transporte eficiente, accesibilidad a servicios y mejoras en la calidad de vida de las personas a través de la reducción de sus tiempos de viaje, sin embargo los distintos métodos de construcción y diseño de las estaciones (y sus entornos inmediatos) no siempre se articulan como espacios que responden a los requerimientos de sus usuarios en superficie. En la ciudad de Santiago, esto se evidencia en que el espacio urbano ha debido acomodarse a las demandas de movilidad de la manera más funcional posible. En términos concretos, en ciertos casos de construcción de infraestructuras de movilidad, ha existido una simplificación del problema urbano, generándose soluciones tipificadas para entornos con identidades, vocaciones productivas y programas diversos.

Hoy las infraestructuras de transporte urbano configuran el funcionamiento de la ciudad, por lo que no puede desvincularse la estructura urbana de los medios de transporte urbano utilizados.

A través de la construcción de sus dos nuevas líneas que atraviesan en total 11 comunas, el desarrollo del metro se presenta como una nueva oportunidad de repensar la relación entre la movilidad de personas y el desarrollo urbano. Como medio de transporte masivo, el metro no impacta sólo a través de las consideraciones de demanda o tiempos de viaje de sus usuarios, sino que establece potenciales puntos de desarrollo de nuevas centralidades, actividades de comercio, servicios y equipamientos.