Los populares Diablos Rojos de Panamá

Por si aún no han escuchado sobre ellos, los diablos rojos fueron los primeros buses importados de Estados Unidos a Panamá. En sus comienzos fueron utilizados como transporte para colegiales con color amarillo, pero luego fueron rápidamente transformados por artistas locales como los famosos buses que se integraron a la cultura popular panameña. Ante la falta de una estrategia de transporte público oficial, los diablos se fueron apropiando del rubro, sin mucha regulación y considerados por muchos una experiencia temeraria. La pintura de autobuses se convirtió en un oficio que al mismo tiempo que transmite colores y preferencias del dueño del vehículo, tiñe a partir de imágenes recogidas del imaginario local el paisaje de las ciudades.

Su recorrido por las calles panameñas ha advertido distintos momentos de su cultura popular. Sus diseños se adaptan a su contexto cultural e histórico, llegando incluso a difundir mensajes políticos, promocionar eventos y productos. A los turistas les llama la atención los coloridos y la exposición de figuras y proverbios, como “Feliz Adán, que no tuvo suegra” o mensajes alentadores como “Seguir adelante es la clave del éxito”.

No son sólo sus colores y estética que los particulariza, estos se han convertido en el hito de vacíos en materia de gestión del transporte público y las inseguridad en la que ha traducido. Una seguidilla de accidentes, tales como choques e incendios de motores, han servido como puntapié para replantearse el sistema de movilidad panameña. Con casi 40 años de circulación de estos murales andantes, el gobierno ha sentenciado hace un par de años el inicio de su erradicación. La Dirección General de la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre ya anunció la reposición de la flota realizando la concesión. Actualmente, los ciudadanos ya perciben cómo se avecina la extinción del medio que trasladó a más de 600.000 pasajeros diarios a sus trabajos y hogares.

Demonios de tasmania, El General, Bin Laden con la camiseta del Barcelona y hasta nuestro mítico Don Francisco, han figurado en los murales de los diablos, ofreciendo una exposición móvil de la cultura popular. Se espera que junto con los planes de reposición de esta infraestructura, se fomente la continuidad de estas manifestaciones activas de arte callejero.