15 metros cuadrados de habitabilidad: Coquimbo

Los blocks habitacionales y los campamentos nos han mostrado realidades que estaban, de alguna manera, ocultas o alejadas, de los grandes debates, pero ¿son estas las únicas realidades de la precariedad habitacional del país? Hace un par de semanas atrás, visité la ciudad de Coquimbo. En la ocasión tuve la oportunidad de conversar con Diego Videla, arquitecto del Departamento Social del municipio, y conocer un poco más de otra situación, que sin ser tan masiva, es igual de impactante.

Lo primero, es contextualizar un poco la situación. La “Parte Alta” de Coquimbo corresponde a una extensa área residencial, donde se habita el cerro con viviendas que responden, en su construcción, a la realidad geográfica. En este sector, más específicamente en los “Zig Zag” (forma de habitar la pendiente para acceder al cerro), a pasos del centro (menos de 5 minutos a pie). Sorprende encontrarse con realidades más propias de campamentos, familias en viviendas que, ya sea por su antigüedad, mala construcción o descuido, se encuentran en precarias condiciones: con peligro inminente de derrumbe y en el caso particular que visité, con servicios sanitarios incompletos y un baño con una ducha inexistente.

De lo anterior, es que para el cerro y su pendiente, no caben soluciones comunes estandarizadas. Cada casa es un caso, cada familia y su predio son una realidad distinta a estudiar.

La solución presentada a continuación se enmarca en el programa “habitabilidad” del Fosis. Se trata de entregar soluciones constructivas enfocadas en familias que ya no pueden postular a viviendas por cualquier motivo, ya sea por que perdieron la posibilidad del SERVIU o que en algún momento la tuvieron pero la rechazaron. En estos casos, el programa atiende estas necesidades de una manera más asistencial, con propuestas de carácter idealmente transitorio. Pero todos sabemos que muchas veces lo transitorio tiene carácter definitivo. De ahí la necesidad de entregar soluciones dignas (dentro del mínimo presupuesto asignado), a familias que tal vez nunca más reciban ayuda del Estado.

En este caso, el módulo que da solución a una familia es de 3,20m x 5,00m, lo que responde a una necesidad tan básica que duele: poder dormir tranquilo. Queda más claro en palabras de la beneficiada: “ahora nuestra vida cambió un ciento por ciento. algunos pueden ver estrecho el módulo, pero para mí es un palacio. Está seco, limpio, sin ratones y no se llueve. Es algo digno para mí y mis dos hijos.”