Ley de alcoholes y muerte de barrios

Caminar en la noche por Manuel Montt no es lo que era hace un año. Antes, se escuchaban los bajos de la música de los locales nocturnos, había mucha gente caminando, meseros ofreciendo los mejores tragos al mejor precio, y la cantidad de locales crecía y crecía desde Providencia hacia Irarrázaval. El comercio se renovaba, el lugar se revitalizaba y sin molestar a nadie. Pero llego el 10 de marzo del 2012, y el panorama comenzó a cambiar. La nueva ley de alcoholes entró en vigencia, y los locales empezaron a morir. Hoy uno pasa a las 12.30 de la noche y parece realmente otra calle. Y este fenómeno se multiplica por la capital. Los locales han perdido entre el 30 y el 50% de sus ventas, según estima Fernando Bórquez, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Nocturnos, Turismo y Espectáculos (Anetur).

Por otra parte, el Gobierno publica resultados que parecen justificar la medida, como la reducción del 85% de los fallecidos por causa de alcohol, y que también se redujeron los accidentes causados por peatones ebrios. Estas cifras representan una variación positiva del 18% con respecto al 2011. A su vez, el Transantiago inicia su campaña para dar a conocer sus 60 recorridos nocturnos (27 troncales y 33 alimentadores), que conectan los sectores alejados del centro, y pretenden cubrir los principales sectores de vida nocturna de la capital, como Providencia, Irarrázaval, Plaza Italia, Alameda, Vicuña Mackenna, Las Condes y Bellavista, etc. Además otros sectores se han visto beneficiados con esta medida, como los taxistas o los vendedores de bebidas sin alcohol.

Entonces, si bien es cierto que la medida al parecer ha sido efectiva en su propósito, y ha logrado reducir los accidentes, también es cierto que estamos perdiendo barrios que enriquecían nuestra ciudad, como el ya mencionado, y por supuesto, se está perjudicando a un gran número de empresarios del ramo, que se vieron repentinamente afectados por una ley que no contaba con la infraestructura social para operar.

Para analizar esta realidad, primero debemos identificar la causa real del problema, que en este caso es el transporte, ya que las sanciones por el incumplimiento de la ley se dan en este plano, y son muy severas. Si todo el mundo tuviera un transporte alternativo lo suficientemente atractivo como para olvidarse del auto y salir de noche hasta el horario que cada uno estime conveniente, el uso de los locales nocturnos no se vería afectado por la nueva ley de alcoholes, la gente podría disfrutar de ellos, y siempre había alguien sobrio conduciendo.

Estudios demuestran que la única alternativa lo suficientemente atractiva al auto es el metro. Pero la empresa se ha negado a operar de noche, pues estiman que no habría suficiente público y los costos serían muy altos. Sin embargo, y sobre todo porque es una empresa estatal, debería también considerar el costo social de esta medida. Primero, porque somos uno de los países más depresivos de América Latina, y salir de noche ayuda a relajarse del stress de la ciudad, y segundo por el costo en perdida de espacios de uso público, que además causan pérdidas monetarias a privados. En resumen, perdemos barrios que nos hacen bien.

¿Por qué el metro?

Si de reducciones de muertes por accidentes de tránsito se trata, en ciudades LR ( large rail, es decir, donde el 50% de los viajes o más se hace en metro), las muertes por tránsito son 24% menos que las ciudades donde los viajes en metro son menores al 50% ( ciudades SR), lo que supera al 18% en reducción que hemos logrado con la ley de alcoholes. En segundo lugar, el parque automotriz de estas ciudades es 13% menor al de las SR. Además en las LR, los viajes en transporte público son 400% superiores a las que tienen sólo transporte público en buses. Eso es ,en resumen, mucha gente que ni siquiera tendría que pensar en cómo transportarse de noche, porque simplemente nunca ocupa el auto. Otro punto a destacar, es que debido a la congestión que genera en las calles, transportar pasajeros en metro llega a ser más barato que transportarlos en buses. Para revisar en más detalle la importancia de mejorar el metro, le recomiendo revisar este link de EURE.

Por lo tanto en mi opinión, no podemos de plano decir no al metro de noche, hay que comenzar a buscar las medidas que lo hagan sustentable, por ejemplo, disminuir la frecuencia de los recorridos de acuerdo a la demanda de pasajeros, tomar el horario nocturno al mismo valor que hora punta, y por supuesto educar a la población, para que de noche tenga el mismo cuidado con la infraestructura que tiene de día.

Claramente, el metro no es la solución a todos los problemas, todo esto tiene que ir acompañado de campañas de educación a la población, tal como se hace en Australia, país en el cual nos basamos para crear nuestro propio modelo de ley. Tampoco esto quiere decir que por tener un transporte alternativo mejor, podemos beber irresponsablemente. La idea es simplemente potenciar la ciudad, para que nosotros mismos la podamos disfrutar mejor y de mejor manera.