Carta de la semana: “Parque Araucano”

La publicidad de Kidzania ya ha comenzado a hacerse notar en las calles de Santiago. Esta ‘ciudad para niños’, junto con el gimnasio Hard Candy Fitness, conforman el llamado Vida-Parque; un proyecto privado que se emplaza en el Parque Araucano, ocupando una hectárea de  uno de los parques más importantes de la capital.

El hecho de que un proyecto privado se esté desarrollando en un espacio público ha causado el rechazo de algunas personas y de los vecinos de la comuna, sobre todo, porque la misma Municipalidad de Las Condes ha promovido la instalación de estos edificios sin contemplar instancias de participación efectiva de los ciudadanos. Rodolfo Palacios, vecino de la comuna, escribió al diario La Tercera sobre lo que él interpreta como “una pérdida irreparable para nuestra ciudad”.

La carta después del salto.

Señor director:

El sábado su diario publicó un artículo sobre un edificio con características de mall llamado Vida-Parque, construido dentro del Parque Araucano como un anexo al vecino mall Parque Arauco.

Este edificio nació de una licitación pública de 2007 llamada por la Municipalidad de Las Condes para concesionar por 20 años la edificación de un parque acuático de 1.500 metros cuadrados construidos.

Posteriormente, la municipalidad ha aceptado que el concesionario que se adjudicó dicha licitación aumente más de 30 veces su tamaño original -a 47.000 metros cuadrados- incorporando actividades incompatibles con la recreación y el esparcimiento al aire libre y, extrañamente, pagando el mismo valor con que se adjudicó la licitación original.

El Parque Araucano es una de las pocas áreas verdes públicas con que cuenta la comuna de Las Condes y es, además, un parque intercomunal. Una ciudad sustentable requiere de la buena mantención, preservación y el aumento de sus áreas verdes.

Desgraciadamente, en este caso Las Condes está haciendo todo lo contrario al disminuir una hectárea de superficie del Parque Araucano para instalar en él un proyecto inmobiliario de alta rentabilidad para el concesionario, que daña irreversiblemente la continuidad natural del parque y constituye una pérdida irreparable para nuestra ciudad.

Rodolfo Palacios

Arquitecto