Crecimiento, localización y eficiencia en los desplazamientos urbanos

Impactante resulta ver cada cierto tiempo, algunas de las estadísticas que muestran la demora en los tiempos de viaje de las personas en nuestra capital. Hace algunos días se publicó que más del 30% de los vecinos del sur de Santiago -y un 48% de los vecinos de la comuna de La Pintana-, tarda más de una hora en llegar a sus trabajos.

Si bien la experiencia cotidiana de circular por las calles de Santiago, puede favorecer un entendimiento sobre la compleja situación que se está viviendo en la actualidad, la realidad puesta en datos muchas veces logra representar de manera significativa el estilo de vida de varios ciudadanos de Santiago.

El diagnóstico común es que hoy existe un gran desafío en relación a la eficiencia de los actuales sistemas de movilidad al interior de la ciudad, los que tienen directa relación con la calidad de vida de las personas. Sin embargo uno de los factores que trae consigo este tema, es el de la localización y el crecimiento de la ciudad.

Crecimiento por expansión o por densificación, ampliar o no el límite, resignificar los márgenes rurales/urbanos. Uno de los primeros factores que se evalúa en cuanto al tema de los desplazamientos al interior de la ciudad, es el tamaño que esta tiene. Innumerables han sido las referencias que aluden a las modificaciones sobre el límite urbano, e innumerables han sido los apartados del debate que se refieren a este tema. Sin embargo hoy en Chile aún no se ha podido llegar a la conclusión sobre el “cómo” dejar crecer a las ciudades. Para situarlo dentro de un ejemplo, las eventualidades que van sucediendo a lo largo de los años –tanto dentro de los esquemas políticos como económicos-, van argumentando a favor y en contra de la ampliación del límite urbano de Santiago. En este caso, y luego del último rechazo por parte de la contraloría, vuelve a presentarse el PRMS100 con las respuestas presentadas a las objeciones en la reciente instancia. Pero, ¿cómo se está pensando Santiago?

El desafío debiera encaminarse entonces a generar una nueva discusión sobre la manera en que estamos creciendo. El debate sobre la manera en que debiera crecer la ciudad no ha terminado, ya que aún no existen políticas que apunten a un desarrollo de la ciudad basado en alguna de esas alternativas. Hoy la ciudad necesita ser pensada en función de la necesidad de movilidad y la creación de subcentros, que permitan que los tiempos de viaje se reduzcan no sólo por las mejoras al transporte público, sino que también porque los destinos de los viajes se acerquen cada vez más a los lugares de residencia.

La demanda y la producción de tecnologías son algunas de las variables que explican la localización de empresas, la inversión en infraestructuras y la generación de nuevos espacios para la industria de los servicios. Es por esto que es necesario plantearse la pregunta en términos de políticas públicas e incentivos privados. Por ejemplo, una política que apunte a la creación de incentivos de localización que permitan generar nuevos polos de trabajo, de manera que estos masifiquen -o trasladen- servicios terciarios a las comunas más alejadas de los centros.