Carta de la semana: “Costanera Center”

El Costanera Center ya está en su cuenta regresiva para pasar a ser una realidad latente en el sector oriente de la ciudad y acorde a la tónica, ha seguido generando noticias. Hace pocos días fue anunciado el aplazamiento de su apertura para fines de abril o principios de mayo. Mientras que algunos sectores aledaños al edificio se están preparando para las implicancias que éste tendrá en el flujo vehicular y en la población flotante, principalmente. Ejemplo de esto, es el nuevo plan piloto de Las Condes, el cual consiste en un monitoreo desde el aire, de las calles y avenidas más congestionadas, para así alterar el ritmo de los semáforos y permitir un traslado más eficiente.

Frente a toda la preocupación de los habitantes, comerciantes, expertos, etc. llama la atención la ausencia de instancias de participación de la ciudadanía, en las que se puedan hacer más concretas las observaciones de todos los afectados -para bien o para mal- por las repercusiones que traerá el Costanera Center. En este contexto, el arquitecto Sebastián Gray escribió al diario La Tercera sobre la importancia de la participación ciudadana en el camino para construir una ciudad de calidad.

Señor director:

Numerosas voces autorizadas han manifestado sus aprensiones respecto del impacto urbano que tendrá el complejo Costanera Center, próximo a inaugurarse.
Sin embargo, brillan por su ausencia en el debate los principales responsables de las obras: el inversionista, el gestor inmobiliario y el arquitecto. Amparados en la legislación vigente, ninguno de ellos considera conveniente refutar las críticas, como no consideró necesario someter oportunamente el proyecto al escrutinio de la ciudadanía, hoy una obligación ineludible en cualquier país desarrollado.
La participación ciudadana que causa tanto escozor entre nuestros inversionistas y autoridades por complicar sus proyectos, es en realidad la única forma de hacer una ciudad de calidad y alimentar el orgullo cívico.
Inversamente, la cultura del secretismo, la planificación impuesta por decreto y los hechos consumados impunes son, sin duda, los peores enemigos de las ciudades chilenas.

Sebastián Gray
Arquitecto