Torres del Paine: el panorama a dos semanas del inicio del fuego

Los brigadistas luchan para impedir el rebrote de las llamas, el principal peligro que se afronta en la actualidad.

por Marcela Andrés La Tercera

Aún se siente el calor en el Parque Nacional Torres del Paine, producto del incendio. Los cerros devastados por el fuego se tiñeron de negro y el principal peligro contra el que luchan los brigadistas es un posible rebrote, porque basta un poco de viento para que comience un nuevo foco.

Fue justo hace dos semanas que se declaró la emergencia, que hasta ahora tiene como único sospechoso al turista israelí Rotem Singer. Una de sus compañeras de viaje declaró que ella le dijo a sus amigos “¡Salvé el parque!”, porque detectó el fuego que habría encendido Singer. En su declaración judicial aseguró que Rotem le reconoció haber quemado el papel higiénico que había utilizado.

Cerro Huemul, Estancia El Lazo y Lago Grey son los sectores más rebeldes para los brigadistas.

Jorge Portales observa las fumarolas que siguen activas. Es el dueño de la Estancia El Lazo, frente al parque. Recién hace tres días pudo volver a dormir. Su propiedad está al otro lado del lago Sarmiento, pero las llamas lograron cruzar. Perdió al menos 500 hectáreas. “Tuvimos que abandonar la casa, el fuego estaba a 400 metros. Estábamos encerrados. Esto no se quemó porque el fuego no quiso”, cuenta. El hombre agrega que Conaf no se preocupó de ese sector porque no pertenecía al parque : “Estuve los dos primeros días pidiendo ayuda y nos dejaron abandonados”.

Dudas

En el parque el trabajo sigue arduo, pero también hay preocupación y cuestionamientos.

La opinión de Juan Toro, uno de los guardaparques, es respetada en el lugares. Con 38 años de experiencia, plantea que un nuevo incendio no se puede permitir. “Nos tienen cobrando entradas, cuando nosotros deberíamos estar recorriendo, tenemos que cuidar lo que nos queda”.

También hay quienes dicen que faltó planificación. Que aunque avisaban por dónde venía el fuego, las autoridades del parque pensaban simplemente que no pasaría.

El gobernador provincial Max Salas analiza lo vivido y cree que hay mucho que revisar. Asegura que “me tocó observar en primera persona y en terreno el despliegue de Conaf y observé un escenario mucho más limitado. Veía que la capacidad de desplegar medios en esas primeras horas claves era prácticamente imposible, por las condiciones climáticas y lo difícil del terreno. No sólo no existía la posibilidad de llegar al lugar, sino que los medios y la capacidad operativa de Conaf local no les permitía hacer una evaluación real”.

La Gobernación presentó ayer una querella contra quienes resulten responsables y Salas cree necesaria una investigación interna.