Basílica del Salvador se salva de la demolición

En 2012 se ejecutará un plan para reforzar la estructura de este templo de  Santiago Poniente y así repararlo definitivamente.

por Benjamín Blanco La Tercera

La Basílica del Salvador, que fue construida en reemplazo de la Iglesia de la  Compañía, nunca enfrentó un incendio como su antecesora, que ardió en llamas en el gran siniestro de 1873. Sin embargo, este templo, ubicado en Huérfanos con Almirante Barroso, uno de los pocos de arquitectura gótica que existen en Santiago, ha sido golpeado por los terremotos. El del 3 de marzo de 1985 lo dejó inutilizado, con serios daños estructurales y fisuras en sus muros de albañilería. El sismo del 27 de febrero de 2010 destruyó parte del techo, un muro lateral y varios de los vitrales de cuatro metros que fueron traídos desde Munich en el siglo XIX.

Hoy, el edificio es una estructura derruida, abandonada, invadida por la maleza y víctima de saqueos, los cuales la han despojado de las últimas reliquias de un templo cuya capacidad para cinco mil personas era sólo comparable a la de la Catedral.

El Ministerio de Obras Públicas dará el primer paso para la conservación del inmueble y licitará un proyecto para diseñar una estructura anexa que soporte estructuralmente la iglesia. De esta forma se podrá evaluar un proyecto de remodelación a futuro. “Se diseñará una estructura que evite peligros de mayores daños y facilite estudios y trabajos posteriores de restauración”, explica Fernando Pérez, arquitecto de la Universidad Católica y asesor de la Iglesia en temas patrimoniales.

El nuevo proyecto de consolidación, que se ejecutará en el primer semestre de 2012, incluye también la confección de un registro fotográfico de las ornamentaciones que se mantienen al interior de la iglesia y un catastro de los vitrales aún en buen estado.

En 2009 existió un plan para reparar el templo, encabezado por el arquitecto Eugenio Joannon y que contaba con fondos del BID, pero el terremoto de 2010 dejó la iniciativa en nada. “Los daños que tenía la iglesia después del 85 eran menores si se comparan con los actuales. Tenía todos sus muros completos, el techo estaba afianzado y el 98% de los vitrales estaba completo”, comenta Eugenio Joannon. “El edificio está moribundo y para repararlo hay que hacer algo radical. Reforzar la estructura es una mitigación, un paso intermedio, que podría evitarse si existiera un proyecto final. Al menos servirá para hacer un nuevo diagnóstico adecuado”, agrega.

Robos y mandas

Algunos vecinos incluso plantearon la idea de una demolición debido al mal uso que algunas personas le dan a lo que queda de la basílica. El año pasado, el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, en ese entonces obispo auxiliar de Santiago, debió descartar la idea subrayando su “monumentalidad”.

Luisa Morales, quien hace 45 años vive frente a la iglesia, en calle Almirante Barroso, cuenta que pocas semanas atrás un Cristo que colgaba en la fachada exterior del templo fue robado. Ahora sólo queda la cruz de madera vacía. “A pesar de los terremotos, la gente venía a pagar mandas a ese Cristo e incluso le dejaban flores. Pero ya no está. Muchos no queremos que se demuela, pero la comunidad y el Arzobispado deberían hacerse cargo de repararla y así evitar más robos”, relata.

Respecto de futuros planes para rescatar el espacio, Fernando Pérez explica que han surgido iniciativas al interior de la Iglesia. “Eventualmente, habría privados dispuestos a dar apoyo a esas iniciativas, pero éstas evidentemente requieren que el templo esté en buen estado”, remata.

Historia de la basílica

La primera piedra de la basílica se colocó siete años después de la destrucción de la Iglesia de la Compañía. “Siempre se relacionaron ambos hechos y se consagró a Dios como su reemplazo”, dice el historiador Miguel Laborde. El templo tuvo su apogeo a la par del barrio Brasil (entre 1925 y 1940), cuando la elite del sector acudía ahí. Hasta 1984, la procesión de la Virgen del Carmen salía desde su interior.