La corriente que revitalizó Seúl

¿Recuerdan el caso de la autopista surcoreana que fue desarrollada en 1976 sobre un arroyo y luego transformada nuevamente a su condición de origen hace pocos años atrás? El proyecto de reconversión urbana que regeneró la imagen y la calidad de vida de la ciudad surcoreana de Seúl, luego de la transformación de la carretera elevada sobre la corriente hídrica Gaecheon, ha sido un caso valorado a nivel mundial por los beneficiosos efectos de su transformación para la ciudad. A continuación, algunos datos de este caso de buenas prácticas para el desarrollo sustentable de ciudades.

Para hacer un poco de historia, el comienzo de este caso se remonta a los años 50’s luego de la guerra de Corea, cuando el nuevo gobierno decide la construcción de una autopista elevada por sobre el afluente Cheonggyecheon, en la ciudad de Seúl. Originalmente este canal era utilizado por los lugareños como una corriente donde podían lavar manualmente sus ropas, sin embargo las ideas de conectividad y progreso fueron más fuertes para este nuevo gobierno que se proclamaba, y durante 20 años construyeron sobre el cauce una autopista que lo edificó totalmente. El canal finalmente se convirtió en una de las autopistas urbanas más importantes, construyéndose sobre ésta además una segunda autopista elevada de 6 pistas.

Luego de una intensa gestión que comienza el año 1999 por parte del municipio de Seúl, se genera el proyecto de reconvertir esta autopista en lo que era originalmente: un cauce que era parte indispensable del ecosistema natural de esa ciudad, y que a su vez pretendía devolver a los ciudadanos la calidad de vida perdida por efectos del progreso y desarrollo. Las obras comenzaron finalmente en julio del 2003.

Embarcados en uno de los proyectos más caros y ambiciosos en la historia de Corea del Sur (con un coste de $384 millones de dólares), el entonces alcalde de Seúl Lee Myung-bak, desafió las polémicas del proyecto y transformó las autopistas en un complejo proyecto de paisajismo urbano de 400 hectáreas, 8 kilómetros de largo y 80 metros de ancho.

Si bien uno de los principales costos de proyecto fue la eliminación de los kilómetros de hormigón existentes, éste gasto no fue el único importante, ya que luego de las décadas de utilización de este afluente como autopista, el agua ya no transcurría naturalmente por el cauce. Esto hizo necesario el bombeo diario de 120.000 toneladas de agua, desde el río Han hacia el antiguo Cheonggyecheon, al mismo tiempo que fue necesaria una purificación de los suelos y aguas, para dar inicio al proceso de reconversión del sistema natural del cauce.

Imagen por Crokey vía Panoramio

Hoy, el lugar recibe a más de 90.000 visitantes al día y la ciudad ha visto los beneficios ambientales de esta transformación. La contaminación del aire ha bajado de 74 microgramos por metro cúbico a 48, y los efectos de enfriamiento de la corriente abierta ha significado que las temperaturas son de hasta 5 grados (F) más bajas que en otras zonas urbanas. La fauna también se ha incrementado, con una variedad de especies 5 veces mayor que antes.

Además de los beneficios para el ecosistema, la ciudad también se ha visto favorecida por esta transformación, ya que ha habido un considerable cambio en el uso del automóvil y de las necesidades de la ciudad que han ido cambiado significativamente. Hoy Cheonggyecheon es un importante espacio público para las personas y sigue actuando como recordatorio sobre los beneficios de la transformación de estos espacios en la ciudad que, más allá de las posibles trabas sobre gestión y financiamiento de estas iniciativas, muestran un importante beneficio que podría ser aplicado en otras ciudades u otros contextos a lo largo del mundo, de manera de tirar hacia un desarrollo urbano más sustentable en el tiempo.