Nuevos casinos de juego impulsan el comercio y la vida nocturna en regiones

Son quince establecimientos, que funcionan desde el año 2007:

Los más de cuatro millones de visitantes que reciben al año benefician también a restaurantes y pubs de las ciudades.

EQUIPO DE REGIONES (El Mercurio)

La apertura del Casino Marina del Sol, el año 2008, fue un dolor de cabeza para los empresarios nocturnos de Concepción. Los primeros cuatro meses vieron cómo sus clientes eran atraídos en masa por las máquinas y las mesas de juegos, pero con el tiempo se dieron cuenta de que el fenómeno sería beneficioso para todos: le dio un nuevo empuje a la bohemia penquista.

“La competencia nos obligó a innovar. El casino nos sacó gente, pero también sacó a la gente de sus casas, lo que nos ha favorecido a todos”, dice Patricia Esquerré, dueña del pub Madero de esa ciudad.

Las 15 nuevas casas de juego del país que operan desde 2007 impactaron con fuerza en las ciudades donde se instalaron, revitalizaron su entorno y, efectivamente, sacaron a la gente de sus casas en lugares donde había poca entretención. Si en 2009 tuvieron 4.092.646 visitantes, a agosto de este año sumaban ya 4.328.166 visitas.

“La noche copiapina cambió del cielo a la tierra con el casino. Antes íbamos a comer a un restaurante y nos íbamos a la casa. Ahora podemos ir a jugar unas fichas o ver una película, es un lugar de encuentro”, dice el presidente de la Asociación de Turismo de Atacama, Hernán Cood.

Y no sólo han cambiado la noche, también crean desarrollo en el entorno. Antes de que se instalara el Casino Antay en uno de los terrenos baldíos de la avenida Los Carrera de Copiapó, el lugar sólo se llenaba de gente una vez al año, para una fiesta religiosa. Hoy tiene un flujo permanente, porque además de la casa de juegos, en el lugar se instalaron un mall y algunos restaurantes.

En Antofagasta pasó algo parecido. El proyecto del casino de Enjoy permitió recuperar el sector de las Ruinas de Huanchaca -fundición de plata de fines del siglo XIX-, donde se construyó un museo que hoy atrae a casi 2.000 visitas mensuales.

“Contribuyó a despertar la ciudad, a activar la oferta gastronómica y de esparcimiento, que era muy limitada (…) Se nota un mayor movimiento de gente en las noches”, afirma Sandra Pino, dueña de un pub ubicado a pocas cuadras del lugar.

En eso han contribuido los nuevos hoteles incluidos en los casinos. El del Gran Casino de Talca tiene su capacidad copada cuatro de los siete días de la semana, y se transformó en un lugar donde se generan los negocios empresariales. Esos mismos pasajeros, luego salen a gastar en locales de la ciudad.

Así ocurre también en Concepción. “Hace tres años, un turista de negocios que llegaba a la ciudad se quedaba en su hotel. Hoy va al casino, y después de un par de veces, sale a buscar otros lugares para conocer”, explica Julián Urrizola, dueño del pub Durango. De hecho, en Concepción los locales nocturnos aumentaron de 40 a 70 en los últimos años.

Pero el principal atractivo de los casinos es la bohemia: restaurantes, pubs, espectáculos y discotecas se suman a la oferta del juego. “Desde que se inauguró el casino, la noche de Talca cambió totalmente. Yo vengo siempre a jugar blackjack y después me voy con mis amigos a la discoteca, que a mi juicio, es la más segura de la ciudad”, dice José Quintana, de 23 años.

Todo esto ha cambiado los hábitos de los habitantes de estas ciudades. “Antes nos juntábamos con mis hermanos y cuñadas en nuestras casas, pero ahora armamos un grupo y nos vamos al casino”, dice Carolina Gómez, en Concepción.