Aeropuerto de Santiago superará este año en 3 millones de pasajeros su capacidad de diseño

El recinto fue construido para atender a 9 millones de personas, pero este año recibiría a 12 millones. La infraestructura que resultaría de una nueva concesión por US$ 500 millones estaría lista recién en 2017.

(El Mercurio – 26/09/11)
Por Marco Gutiérrez V.

Salas repletas, largas filas de personas y pasillos con falta de aseo serán paisajes frecuentes en el aeropuerto de Santiago por un buen tiempo más.

El fuerte aumento del tráfico aéreo está profundizando el déficit de infraestructura en Arturo Merino Benítez (AMB), terminal operado por la concesionaria SCL -ligada al grupo Urenda a través de Agunsa, su mayor accionista-, que este año registraría un movimiento de casi 12 millones de personas, aproximadamente. Esto le significará superar en un total de tres millones de viajeros la capacidad para la cual fue diseñado originalmente.

En 2010, AMB registró 10,31 millones de pasajeros, y en los últimos doce meses, terminados en julio, ya había totalizado 11,6 millones.

Esta situación se da en un contexto donde el Ministerio de Obras Públicas (MOP) y SCL aún no acuerdan la puesta en marcha de las inversiones adicionales al actual contrato que permitirían ampliar las instalaciones para que el terminal tenga una operación más holgada entre el fin de este contrato -previsto para mediados de 2013- y 2017, cuando el futuro concesionario habría consolidado su operación del recinto, para lo cual deberá invertir unos US$ 500 millones en ampliarlo a 24 millones de pasajeros.

Las obras de transición involucran una inversión de cerca de US$ 40 millones, pero podría incluso ser más. Tanto el actual ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, como su antecesor, Hernán de Solminihac, así como los tres coordinadores de Concesiones que han pasado por dicho cargo en el actual gobierno, han negociado con SCL esas inversiones, pero aún no sale humo blanco.

Extensión del contrato

Los recursos que colocaría la empresa para desarrollar esas obras y cómo le recompensaría el Estado son materias que se han debatido. La concesionaria estaría solicitando dos años de extensión del contrato para asumir los trabajos. En mayo pasado, el presidente de SCL, José Manuel Urenda, afirmó a este medio que estaban pidiendo una prórroga hasta mediados de 2015.

Consultado por este tema, el Ministerio de Obras Públicas señaló que está trabajando con la concesionaria en los proyectos que permitan “mantener el estándar de servicios frente al crecimiento de la demanda de pasajeros”. El operador de AMB indicó que sigue conversando con el ministerio para aumentar la capacidad del recinto.

Plazos en contra

El déficit del aeropuerto se da en medio de una nueva estrategia de turismo del Gobierno que busca elevar fuertemente el número de turistas extranjeros, entre otras materias.

Si bien desde el MOP han señalado que en 2013 se prevé relicitar el aeropuerto por US$ 500 millones, fuentes de la industria concesionaria estiman que esos plazos difícilmente se cumplirán y que, en el mejor de los casos, sólo en 2014 estarían listas las bases de las licitaciones.

Argumentan que ese retraso se explica porque recién en junio pasado el MOP lanzó la licitación de una consultoría para definir obras como terminales de pasajeros y carga, zonas de movimientos de aeronaves e instalaciones de apoyo, entre otras.

Una vez adjudicada la concesión, la construcción del nuevo recinto tardaría casi dos años, llegando a las puertas de 2017, cuando se prevé un flujo de pasajeros de diecisiete millones, considerando tanto vuelos nacionales como internacionales.

Para las finanzas de SCL, los plazos también corren en contra. Debido al aumento del tráfico aéreo, el plazo de su concesión -que administra desde 1999- se acorta cada día más, pues su contrato es a plazo variable y está ligado al flujo de pasajeros. Si bien originalmente se preveía que la operación terminaría en 2019, ésta finalizaría a mediados de 2013.

La compañía tiene pasivos financieros, bonos a largo plazo en UF, por un equivalente a casi US$ 130 millones, que vencen en 2019, según consigna su último estado de resultados.

El alza en el transporte de viajeros y la cercanía del fin de la concesión motivó, en julio pasado, a la clasificadora Humphreys a bajar de “Categoría A+” a “Categoría BBB-” la clasificación de los bonos de SCL. La categoría de riesgo, en tanto, la calificó “En Observación”.

CORTO PLAZO

Las obras de transición para mantener los estándares delaeropuerto involucran cerca de US$ 40 millones, pero podría ser más.

90%

aproximadamente del flujo aéreo total de pasajeros transita por el aeropuerto de Santiago.

US$ 500 millones

involucraría la relicitación del terminal aerocomercial de Pudahuel.