La ciudad en el cine: Faraway, so close, 1993

Esta película, dirigida por el alemán Wim Wenders, es, guardando las distancias, la versión menos hollywoodense y menos romántica de la norteamericana City of Angels, del 98.

Tan lejos, tan cerca, nombre con el que se distribuyó en español, es la secuela del film Las alas del deseo (Der Himmel über Berlin, 1987), que también toca uno de los temas recurrentes de Wenders: la presencia de los ángeles en la vida cotidiana de las personas. Como elemento narrativo visual para reproducir el efecto de la mirada de estos seres alados, el film está lleno de bellísimas tomas aéreas y senitales de la ciudad de Berlín, transformándola a veces en un sitio donde sucede una actividad en dimensiones minúsculas, desde una mirada despersonalizada y superior.

Cassiel, Raphaela y una cantidad impensada e invisible de ángeles custodian la vida diaria de las personas en la ciudad de Berlín. Intocables, casi imperceptibles, distantes, ven el mundo mortal en blanco y negro, y no pueden intervenir en las cosas que les ocurren a las personas.

En la forma de mostrar la ciudad de Berlín, el director configura dos tipos de mirada. La primera es la de una ciudad que se muestra en toda su amplitud, desde lo alto, y como un lugar infinito, como un espacio en el que se flota; es la Berlín de los ángeles, y la soltura de las tomas se asimila con su visión del espacio y de las personas. Los vigilantes observan el mundo en blanco y negro, con los colores y sonidos urbanos acallados, amortiguados. Pareciera ser ese el precio por vivir el espacio de modo inacabable: la imperceptibilidad y la compañía silenciosa.

La otra Berlín, la de las personas, es ruidosa y en colores, cotidiana, interior, casera y callejera. Cassiel, el ángel protagonista, decide bajar a la tierra y se vuelve mortal, y logra recorrer lugares que no son mostrados desde la perspectiva de los ángeles: subterráneos, túneles en la ciudad y espacios cerrados, que contrastan con la apertura inicial de la que son capaces estos personajes semi-ausentes.

La mirada urbana de esta película es una mirada que transita, desde lo alto y lleno de aire, libre, hasta espacios peligrosos, incluso de criminalidad, por las situaciones en las que se ven envueltos los personajes. Cassiel también materializa esa caída en picada, ya no sólo por haberse vuelto mortal, sino porque, en su incomprensión del mundo terreno, termina borracho y vagabundeando en las calles.

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Uno de los íconos arquitectónicos de Berlín, la Columna de la Victoria, tiene un carácter protagónico y simbólico en las vistas de la ciudad. La estatua en el extremo de la columna representa a la alada diosa griega de la victoria, Niké, que domina la panorámica de la ciudad desde el parque Tiergarten, en el centro de la capital. Ese punto de vista superior y predominante es elegido para ser el sitio en que el protagonista comienza su descenso.

La columna tiene un significado histórico, también, que se relaciona con las victorias en batalla del ejército prusiano; fue terminada su construcción en 1874, pero tenía un emplazamiento distinto al de hoy.

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