“Complete streets”: política vial sustentable en ciudades norteamericanas

(cc) completestreets.org

Una profunda reforma en políticas viales se ha estado viviendo en distintas ciudades de Estados Unidos, desde hace ya varios años, que toma el concepto de “complete street” como una visión integradora y segura para el tránsito de personas, automóviles y ciclistas. La idea de fondo es ordenar los flujos, entregar buena infraestructura que permita el desplazamiento seguro y expedito, y además ayudar a mejorar la calidad de vida en ciudades y pueblos.

La National Complete Streets Coalition ha sido la organización encargada de coordinar y promover el trabajo, mostrar los buenos ejemplos, y ser el medio de comunicación para impulsar a que cada vez más estados norteamericanos vayan adoptando las reformas legales necesarias para reedificar sus calles y avenidas bajo el concepto de “complete street”.

Una “complete street” es una vía diseñada para que todo tipo de vehículo, ya sea transporte público, privado, motocicletas y bicis, y peatones, de cualquier edad y con distintos grados de accesibilidad, puedan hacer un uso cómodo, seguro y expedito de las vías de una ciudad.

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Aunque adoptar formas de hacer segura y eficiente la convivencia de todos en las calles puede necesitar profundas reformas a las leyes de tránsito, en lo material la solución puede ser tan sencilla como, en vez de tener amplias avenidas para tránsito vehicular con zonas demarcadas por líneas en la calzada, hacer que esta separación sea más rígida, e instalar por ejemplo platabandas con árboles para destinar una porción de la vía a los automóviles y otra a los ciclistas.

Corey Kuepfer vía greensource.construction.com

El concepto de “complete street” data del año 2003, y fue acuñado por organizaciones pro ciclismo urbano, las cuales junto a otras entidades formaron en 2005 la National Complete Streets Coalition en 2005. Entre las otras agencias que colaboran se encuentra AARP, la American Planning Association, la American Society of Landscape Architects, y la American Heart Association.

Para este año, las políticas de “calles completas” han sido adoptadas e introducidas en 224 jurisdicciones, incluyendo 23 estados. Las soluciones suelen ser específicas, por lo que no existe una fórmula estándar de ordenar las vialidades, sino que deben ser adecuadas a las necesidades del lugar. Por ejemplo, la conectividad rural o de pueblos pequeños suele necesitar más espacio para transeúntes, y menos vías para automóviles.

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En cambio, en las ciudades, las necesidades suelen ser la segregación de vías exclusivas para transporte público y la instalación de la infraestructura adecuada, la seguridad de los cruces y accesos peatonales, y medidas para aminorar la congestión vehicular.  Según quienes apoyan la creación de “calles completas”, éstas traen múltiples beneficios: junto con estimular a peatones y ciclistas a que utilicen más las calles, se tienen a reducir las emisiones de gases contaminantes, se mejora la salud de las personas y se estimula el contacto comunitario. Según sus detractores, la inversión pública debiera dedicarse exclusivamente a mejorar la infraestructura vehicular.

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En Seattle, la recanalización de una calle llamada Stone Way implicó la intervención de poco más de una milla de corredor, en un sector que conecta distintas villas y lleva alrededor de 13.00 vehículos diarios. En los alrededores existen distintos tipos de edificios, como viviendas, escuelas y bibliotecas públicas, lo que la hacía una vía con bastante tránsito peatonal, además de llevar transporte público. Los resultados han sido muy positivos: los promedios de velocidad máxima han bajado, los choques han disminuido en un 14%, los choques con heridos han disminuido un 33% y los atropellos a peatones un 80%; el tráfico vehicular ha bajado un 6%, el tránsito de bicicletas ha subido un 35%.

Boulder, en Colorado, y Charlotte, en Carolina del Norte, son otras ciudades que han implementado el sistema con resultados provechosos para la seguridad vial y el medio ambiente. Junto con el cambio físico de rediseñar las vías, teniendo en cuenta cuáles son las necesidades de conectividad y tránsito del tramo, en todos los casos se han tenido en cuenta cambios legales y logísticos, que han permitido ordenar el tráfico, para configurar sentidos y cruces de forma expedita y segura para todos los agentes en movimiento en las calles.