Los vecinos de Illapel conviven con 5 grandes relaves en la zona urbana

Estudio indica que el agua del río local es de “mala calidad” y que está 5,8% por sobre la norma chilena NCH 1333.

MATÍAS ROVANO BUSTOS
(El Mercurio – 21/03/2011)

ILLAPEL.- Para los vecinos es casi normal. Pero para un afuerino es sorprendente ver a cinco enormes relaves mineros a escasos metros de las viviendas, en pleno sector urbano.

Están camuflados entre arboledas, pero eso no basta para que parte de los habitantes de Illapel, en la IV Región, acusen que su calidad de vida empeoró por residir junto a los desechos.

En la población “Tarcisio Valderrama”, cada vez que corre algo de viento, el polvo de las escorias torna el aire “picante”.

“A los niños como que se les tapa la garganta. A veces sale como alergia a la piel, eso es lo que dicen los médicos”, cuenta Luis Plaza, vecino hace 10 años de esa villa, que está junto al relave Pluma de Oro.

Los desechos están en la ribera del río Illapel, cauce que en años lluviosos arrastra el material hasta los predios agrícolas, que riegan sus cultivos con ese líquido. “El estero se ensancha y, como trae más agua, lo va desgastando. La cortina de este relave (Centinela) cae directamente y la pequeña defensa que tiene no es capaz de aguantar”, reclama Pablo Aracena, director del canal Población Los Guindos.

Otro relave está junto a la vereda y poco a poco la ha cubierto. Más aún, en 1997 la casa de Luzmenia Rojas quedó tapada por las inundaciones de ese año. Según cuenta la mujer, gran parte del material era relave y “ahora planto y por la borra no creció nada. Me costó mucho volver a tener mi huerta”.

Los regantes están preocupados por los efectos sobre el agua, y acusan que no se han hecho análisis. “El año pasado se comprometieron (el municipio) a un estudio. Nunca se hizo, aunque salta a la vista la contaminación de las aguas. Cuando hacemos limpieza, gran parte son sedimentos de relave”, dice Henry Álvarez, dirigente del canal.

Hasta el momento existe sólo un estudio general de los cauces de la provincia del Choapa, que hizo el INIA en 2007. Para un tramo del río Illapel, a partir del estero Aucó, se detectó que la calidad del líquido es “mala”.

“Pues este cauce asociado a algunos tranques de relaves abandonados en sus riberas (…) producen un detrimento de su calidad”, dice el documento.

El análisis midió los compuestos de la norma NCH 1333, que verifica la presencia de sólidos, amoníaco, cianuro, arsénico, cromo, cobre, plomo, entre varios otros elementos. En esa zona, el agua está un 5,8% por sobre la norma.

La junta de vigilancia del río ya presentó los datos a la comisión investigadora de la Cámara de Diputados. Acusan al alcalde Denis Cortés de no intervenir, pues en 2006 el Plan Regulador fue modificado y los 5 relaves quedaron en la zona urbana.

Según el plano, todos los desechos están en zonificaciones que los prohíbe. Es más, en el artículo 27 de la ordenanza que fija el Plan Regulador, se establece que “quedan prohibidos, dentro del límite urbano (…) rellenos sanitarios y disposición final o transitoria de residuos sólidos; industrias, locales de almacenamiento y talleres insalubres o contaminantes y peligrosos; actividades de extracción y procesamiento industrial y manual (artesanal) de piedras, arcillas, arenas, piedras calizas y yesos”.

Vicente Tiska, ingeniero agrónomo que asesora a la junta de vigilancia, reclama que “nunca funcionó la mesa medioambiental. Cuando se constituyó no tuvo ninguna finalidad, quedó un proyecto hecho para el discurso y han pasado cuatro años sin que se haya hecho nada”.

96

faenas mineras hay en Illapel: 39 activas y 57 paralizadas.

5

relaves están en la zona urbana: Pluma de Oro, San Jorge, La Puntilla, Centinela y Lavaderos

50%

de los 500 relaves abandonados en el país están concentrados en la región de Coquimbo.

31.000

habitantes tiene Illapel en una superficie de 2.629 km2. El 71% vive en la zona urbana.

Alcalde pide estudios para no dañar a la actividad

El alcalde, Denis Cortés, dice estar preocupado, pero advierte que “no hay que perder de vista que la economía de la ciudad se basa en la minería”. Aclara que no les puede cancelar fácilmente los permisos a las empresas porque cumplen con su reglamentación. De todas formas, asegura que hay un plan de erradicación, pero todavía no tiene plazos ni forma.

“Hay que hacer un estudio urgente. Hagamos pruebas del agua. Ha sido la población la que se ha ido acercando a los relaves y no los relaves a la población. Son temas que tenemos que trabajarlos con responsabilidad”, arguye.

En tanto, el doctor Jorge Oyarzún, geólogo y docente de la U. de La Serena, explica que el problema con los relaves radica en que son propiedad privada, por lo cual es difícil analizarlos. “En Chile la norma califica los relaves como materiales no peligrosos (…) El asunto es cuando están en el medio urbano y el dueño dice ‘no me lo puede tocar’. ‘Déjeme hacer un análisis’, ‘no, Ud. no me lo puede muestrear porque es mi relave’. Por eso en la ley debería agregarse una frase que diga, excepto cuando se encuentra en el radio urbano”, precisa.