En Ciudad de México norman la publicidad urbana

A través de una ley aprobada a principios de 2007, Ciudad de México está logrando ordenar y reglamentar la existencia de gigantografías publicitarias en la ciudad. Como les hemos contado en Plataforma, la ciudad tiene el mal ránking de ser una de las más contaminadas del mundo, y esta iniciativa del gobierno es uno de los pasos para hacerla una urbe más ordenada, y contribuir al mejoramiento de su imagen y su habitabilidad

Los automóviles y el uso de combustibles fósiles provoca contaminación atmosférica; las bocinas y grandes centros industriales provocan contaminación acústica, y estos últimos además pueden producir contaminación en los cursos de agua, entre otras desventajas. Y hasta ahí podría llegar nuestra lista, si consideramos las fuentes contaminantes más evidentes en una ciudad.

Pero en realidad, puede considerarse como contaminante no sólo la basura o el smog, sino cualquier elemento que altere nocivamente las condiciones normales de una cosa o un medio ( ( Rae.es ) ) , un elemento que introducido en un sistema causa inestabilidad, desorden o daño. Precisamente eso se veía en Ciudad de México con respecto a las gigantografías publicitarias, o espectaculares, como suelen llamarse en ese país.

La proliferación sin normas ni orden, que afectaba a la ciudad, llegó al punto de necesitar una intervención por parte del gobierno, para reducir su cantidad y limitar los sitios en que puede realizarse. Al 2006, la industria de los espectaculares facturó cerca de 1.950 millones de pesos mexicanos, siendo la rama del mercado publicitario que más crecía…y a costa de plagar las azoteas y vías de la ciudad con avisos, sin tener que pasar por permisos o fiscalizaciones.

El acuerdo “Por una Ciudad Segura, Limpia y Ordenada” fue suscrito en marzo de 2007 por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) y 42 de las 120 empresas que ofrecen servicios de publicidad exterior. Estos operadores, según datos de la Seduvi, tenían el 85% de los espectaculares en el DF.

El protocolo contemplaba que, a lo largo de su desarrollo, se investigarían las vías más aptas para reubicar los avisos, y conceder permisos en áreas delimitadas por la autoridad administrativa. Además, se conformaría un Consejo de Publicidad Exterior, y se originaría una Ley de Publicidad Exterior, que entró en vigencia en agosto de 2010.

El objetivo de la ley, como lo menciona su texto, es proteger, conservar, recuperar y enriquecer del paisaje urbano de la ciudad, mediante la regulación de la presencia de los anuncios. Así, considera que la publicidad exterior debe ser armónica con la fisonomía de la ciudad. La ley determina, por ahora, 30 vías en que está permitido instalar avisos, que se sumará a otras 100, en cuanto acaben los estudios de zonas aptas para ello. También se idearán normas para definir dimensiones estándar para las gigantografías.

Además, se protegen los espacios públicos como plazas y avenidas principales. Durante el mes de febrero, se procedió a retirar avisos de la conocida Glorieta de los Insurgentes, lugar en la ciudad que se encontraba atestado, y que como punto de inicio, será el primer nodo publicitario aprobado, para seguir replicando espacios por la ciudad que cumplan con la norma.

Aunque este proceso es de larga data, y aún continúan desarrollándose reglamentos para normar definitivamente la instalación de avisos, puede sentar un buen precedente para replicar la iniciativa. Esto debido que, además de ser una ordenanza que contribuye al desarrollo armónico de la ciudad, también favorece a las empreas, ya que se busca la mejor forma de instalar los avisos y de que el mercado siga activo (de hecho, el Consejo de Publicidad Exterio está integrado por representantes de las empresas).