Aprobación de Central Castilla: el debate ambiental-energético no termina

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Hace una semana fuimos testigos del vuelco que dio la tramitación de la instalación de la Central Castilla, en Punta de Cachos, Región de Atacama. Y este viernes vimos que la Comisión de Evaluación Ambiental de Atacama aprobó la construcción de la planta.

El fin de semana anterior publicamos un set de cartas de lectores, del diario La Tercera, que comentaban la decisión, y se planteaba la difícil tensión, que todo país en vías de desarrollo debe enfrentar, entre la necesidad de producción energética creciente y la conservación del medioambiente.

Durante el año pasado, ya tuvimos el antecedente de una resolución a favor de la conservación medioambiental, ya que por decisión presidencial se escuchó el descontento ciudadano y se canceló la instalación de la Central Barrancones, en Punta de Choros, pero si va a vivirse la misma situación con cada una de las centrales que están en proyecto, finalmente se muestra un síntoma de que no se está planificando con suficiente visión hacia el futuro para equilibrar energía y medioambiente.

Las termoeléctricas a carbón, diesel o gas, contaminan; las hidroeléctricas requieren la inundación de amplias zonas vegetales, para distribuir la energía se necesita construir largas líneas de transmisión, cuyo impacto ambiental también es alto, y además son tremendamente dependientes del nivel de lluvias de la temporada; las plantas nucleares son eficientes, pero a veces riesgosas.

Y a pesar de los costos ambientales, sigue siendo más barato o rápido implementar este tipo de productoras de energías, que invertir en investigación e instalación de centrales que exploten energías renovables y más limpias. De hecho, los proyectos hidro y termoeléctricos en carpeta en Chile son varios: entre ellos podemos mencionar Archibueno, Hidroaysén, Cruz Grande y Patache.

© Mona sin restricción vía Flickr. Central Laguna Verde en la Región de Valparaíso

En el caso particular de Castilla, lo que ocurrió para que la central finalmente fuese aprobada, fue un acuerdo entre privados: el arquitecto Gonzalo Domínguez, dueño de terrenos aledaños, que hasta ese momento estaba objetando la construcción, acordó con la empresa no seguir interponiendo demandas, a cambio de que ellos generen un estudio de impacto ambiental cuando 4 de las 6 plantas estén funcionando, y acondicionar un bosque de mitigación circundante a la planta. Se daba luz verde así a que continuara el proceso de evaluación, que había tenido traspiés y retrasos desde 2010, y que finalmente se resolvió a favor de la empresa.

Así, se desoyen las peticiones ciudadanas, y los estudios científicos que proponen que el aumento de temperatura de las aguas ocasionado por el funcionamiento de la planta afectaría a la fauna que habita en el sector. El intento de salvataje del medio natural ha generado incluso grupos en redes sociales, organización de marchas y velatones, etc.

Aunque los terrenos de la Hacienda Castilla, donde se instalará la central, no están protegidos y están calificados por el plano regulador para uso industrial, esta es una zona de playas vírgenes, con poblaciones de tortugas marinas y pingüinos de Humboldt y Guanay. En esta galería de La Tercera, puedes ver algunas fotos de las especies vegetales y animales que habitan el fondo marino y las playas de la zona. El impacto en la vida silvestre del lugar sería muy nocivo.

Pero por otro lado, y según una encuesta realizada por Adimark en Magallanes, hay sectores de la población que sí están a favor de la instalación de industrias consideradas potencialmente contaminantes, como es el caso del apoyo de los encuestados a la instalación de una mina de carbón en Isla Riesco. El argumento es que estos complejos industriales traen beneficios en aumento de puestos laborales al sector.

© nrdc_media vía Flickr. Río Baker, una de las zonas donde se instalarían las represas de Hidroaysén

Lo definitivo con la Central Castilla es que se ha aprobado su construcción, luego de que la calificación de “contaminante”, haya sido modificada sólo a “molesta”. Finalmente, ante este escenario, ¿qué necesitaríamos para establecer una política energética clara? y que tenga visión no sólo a mediano plazo, sino que resguarde los impactos ambientales a futuro, y logre asegurar el suministro energético suficiente para el desarrollo del país.

Por el momento, se están desarrollando dos hechos relacionados con el futuro energético en Chile. Primero, el biministro Laurence Golborne se encuentra en Francia, en reuniones bilaterales sobre temas energéticos, considerando un protocolo sobre la formación en el sector nuclear. Por otro lado, se sigue profundizando en el estudio de factibilidad que indica los puntos a lo largo del país en el que es menos perjudicial instalar centrales energéticas.